Basada en la novela hómonima, Dirt Music explora la vida de una pareja y su relación dolorosamente apasionada. Georgie (Kelly Macdonald) es una chica australiana que se siente rota por su relación actual con el pescador Jim Buckridge (David Wenham), ella pasa su tiempo admirando los paisajes de su nación hasta que conoce al cazador Lu Fox (Garrett Hedlund), un joven forastero, bastante interesante y misterioso, a quien encuentra pescando en una zona prohibida. Poco a poco ambos se conocen y la pasión entre ellos no tarda en salir a la luz, lo que pronto les provoca graves problemas a ambos. Cuando Jim se entera de aquella relación quiere venganza, sin embargo, Fox decide retirarse al norte de Australia para evitar una terrible confrontación. En su travesía, el cazador atraviesa zonas peligrosas y contaminadas, sin embargo, este es el menor de sus problemas pues debe cubrir sus huellas del hombre que desea atraparlo.
Un convicto moribundo (Brian Cox) es excarcelado e intenta retomar la relación con su hija (Kate Beckinsale) y el nieto al que nunca conoció, pero su violento pasado vuelve para perseguirlos a todos.....La hija del prisioneroCritica: llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... La hija del prisionero
En Barcelona, dos jóvenes que pertenecen a mundos opuestos se conocen. Ella, la dulce Babi, es una chica de clase alta que vive en un entorno tan protegido como poco excitante. Él, Hugo, conocido como el duro "H", es un chico impulsivo e irresponsable, aficionado a las peleas y a las carreras ilegales de motos. Esta es la crónica de un amor inicialmente imposible que arrastrará a ambos a un frenético viaje iniciático a través del cual descubrirán el amor....Tres metros sobre el cieloCriticA: La pedantería más vomitiva y el más odioso macarrismo se unen en esta película imposible sobre el amor adolescente.Con la mayor cantidad de clichés por minuto que puedan contarse, Fernando González Molina, aquel que ya demostró sus grandísimas dotes para la dirección (nótese la ironía) en Fuga de cerebros, nos cuenta una historia, que cae por su propio peso, que no tiene ni pies ni cabeza, y que, bajo ningún concepto es posible creerse un ápice de esa sarta de diálogos sin sentido que algunos se atreven a llamar guión.Mario Casas, es, o mejor dicho, se hace (porque cuidado, era un chico de matriculas de honor) un macarrilla por diversos motivos familiares. Entonces, tras salir de un juicio en el que se le condena a pagar una multa por una agresión, coge su moto y sale a correr por las calles de Barcelona hasta que ve a una chica en un coche a la que llama fea. En ese momento, al muchacho se le va el cabreo y se encapricha de la riquita mimada (no me pueden decir que no es bonito). Empezando el tema así, no hace falta contar más de la película para imaginarse hasta que punto llega la chulería de él o lo irritante que puede resultar las tonterías de ella.Pero lo realmente irritante, es que María Valverde tenga que esperar a este tipo de películas para hacer una actuación decente. Posiblemente su mejor trabajo desde La flaqueza del bolchevique, una inspiradísima Valverde consigue hasta hacerte creer que puede llegar a sentir algo por semejante patán, un Mario Casas, que parece pensar que por sonreír a la cámara mientras entrecierra los ojos puede convencernos de su pésima actuación.... Tres metros sobre el cielo
Durante una visita a la madre de su prometido, una mujer debe combatir una misteriosa y perversa maldición que intenta apoderarse de su hija.
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