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En abril de 1994, cuatro mujeres de diferentes orígenes y creencias se encuentran atrapadas y escondidas durante el genocidio contra los tutsis en Ruanda. Su lucha por la supervivencia contra todo pronóstico une a las mujeres en una hermandad inquebrantable.... Árboles de la pazCritica: llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Árboles de la paz
Acusado de un acto de desobediencia que tuvo fatales consecuencias, el venerado general Irwin (Robert Reford), un héroe de guerra, es sometido a un consejo de guerra, degradado y encerrado en una prisión militar conocida como "La fortaleza". Allí pronto se convierte en el punto de mira del alcaide, el coronel Winter (James Gandolfini), un hombre de carácter autoritario que comienza a sentirse acomplejado ante el carisma de Irwin con los reclusos.
Perry (Billie Joe Armstrong ), un exmúsico de rock, se enfrenta al décimo aniversario de la ruptura de su grupo, y todavía sigue sin adaptarse del todo al mundo real y a su trabajo en la tienda familiar. Cuando su esposa (Selma Blair), una importante abogada, y su hija olvidan su 40 cumpleaños, su hermano (Chris Messina), se apiada y le da el dinero para organizar una fiesta digna de una estrella de rock en un lujoso hotel de Nueva York. En la celebración, el pasado punk de Perry contrasta con su realidad de adulto, a medida que se encuentra con sus locos excompañeros de banda, su mejor amigo Gary (Fred Armisen ) y un antiguo amor ( Judy Greer), que le ofrece la oportunidad de revivir su estancada carrera, ¡todo en un solo día!. Ordinary World UnCritica:Siendo desde siempre Hollywood un baluarte en la defensa de los valores más conservadores y tradicionales fue durante el gobierno de Reagan cuando se puso de moda un tipo de películas en las que un hombre casado, con su familia y su trabajo y todo el american way of life a plena potencia caía en la tentación en forma de malvada mujer que pretendía arrastrar al protagonista a las redes de la infidelidad. El relato variaba poco y la moraleja era siempre la misma: Fuera del matrimonio y la familia convencional sólo hay infierno, dolor y problemas. Es en el seno de lo tradicional en el único sitio donde serás feliz y todo lo demás son tentaciones que debes evitar.Varias décadas después, Hollywood sigue ahí, exactamente en el mismo punto. Ya sea un ejecutivo de banca o un ex-rockero, el mensaje es el mismo. Afuera hace frío, es tentador pero es malo, la familia (convencional, para ellos no hay otro modelo) es lo único que importa, tu único refugio.Ordinary World partía de una premisa muy jugosa, ver al líder de Green Day interpretando a un miembro de una banda de rock que ha aparcado su carrera musical para criar una familia y trabajar en el negocio familiar de ferretería. Pero las dudas están ahí, la insatisfacción, la desubicación acompañan a Perry. ¿Merece la pena sacrificar tus sueños?¿Es esto lo que te espera para el resto de tu vida?¿Dónde están mis amigos, mis amigos donde están? cantaba Extremoduro.Con esos mimbres, con Selma Blair, con Judy Greer, tenía todos las cartas para contar una historia muy interesante. Pero el ancla moral está ahí, los valores sagrados que constituyen los cimientos de la moralidad (y la moralina) yanqui son un muro que no se puede saltar a menos que quieras caer en el underground y la marginalidad. Un
En tiempos de guerra, una mujer milanesa forma una banda de marginados para organizar el complejo robo de un legendario tesoro de Benito Mussolini.... El robo a MussoliniCritica: ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... El robo a Mussolini
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