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Utorrent | REMUX 1080p | 23.9 GB | Descargar |
Una historia de amor alucinante que sigue a Greg quien, después de divorciarse recientemente y luego ser despedido, conoce a la misteriosa Isabel, una mujer que vive en las calles y está convencida de que el mundo contaminado y roto que los rodea es solo una simulación por computadora. Dudoso al principio, Greg finalmente descubre que puede haber algo de verdad en la salvaje conspiración de Isabel.... DichaCritica: Existe un tipo de cine empeñado en reproducir en imágenes aquellas conversaciones que todo hemos tenido alguna vez en las que reflexionábamos sobre el sentido de la vida, los espejismos de la realidad y los misterios del universo. Palabras que normalmente son sazonadas con ingentes cantidades de alcohol, humo, así otras sustancias, que acentúan todo ese rico imaginario teórico. Además, algunos directores parecen empeñados en hacernos partícipes de sus desvaríos ideológicos conjugando esas psicodélicas ideas en guiones imposibles que se pierden en sus propios laberintos, y Mike Cahill es uno de ellos.Pocos son los filmes que abordan estas teorías sin caer en la incoherencia más rocambolesca y el que nos ocupa, se sumerge de lleno en ella, apostando por una trama inverosímil, insípida, carente de emoción y con unas pretensiones que le es imposible abarcar. Puede que contenga en su background ideas interesantes, puede que si el director se tomara la molestia de contar lo mismo pero insuflándole vida al conjunto, la cosa funcionase. Pero lamentablemente, todo rezuma un tufillo a panfleto existencialista barato. Desde la pobre dirección, cercana a cualquier telefime de sobremesa, hasta el manejo de las técnicas narrativas más obvias (ese cambio de luz y filtros según lo que nos narra) y, por supuesto, el terrible casting que debe sostener todo el desaguisado, hacen que el barco naufrague pocos minutos después de haber zarpado con supuesto rumbo fijo. No hay por dónde cogerla.Lo mejor; Alguna que otra idea, pero esta se diluye rápidamente......Dicha
En 1387, las campanas de la iglesia de Santa María de la Mar siguen sonando para todos los habitantes del barrio de la Ribera, pero uno de ellos escucha su repique con especial atención... Hugo Llor, hijo de un marinero fallecido, a sus doce años trabaja en las atarazanas gracias a la generosidad de uno de los prohombres más apreciados de la ciudad: Arnau Estanyol. Pero sus sueños juveniles de convertirse en constructor de barcos se darán de bruces contra una realidad dura y despiadada cuando la familia Puig, enemiga acérrima de su mentor, aproveche su posición ante el nuevo rey para ejecutar una venganza que llevaba años acariciando.... Los herederos de la tierraCritica: Digna coproducción entre Tv3 (televisión pública de Cataluña) y AltresMedia (Antena 3 España), secuela de ‘La catedral del mar’, ambas basadas en las novelas homonímas del escritor Ildefonso Falcones. La dirección es de Jordi Frades quien realizo para Tve1 (televisión pública española) las serie histórica "Isabel" (2012) o para la tv3 la comedia "Jet Lag" (2001).Sin haber leído la novela esta serie de 8 capítulos con una duración de 60’, es una buena serie de época teniendo en cuenta el presupuesto invertido. Es, como su antecesora, un verosímil retrato de la Edad Media, y como tal, violento, que no cae en estereotipos de algunas series de época (ascensos sociales, salvarse de condenas por situaciones milagrosas, violencia injustificada, sexo gratuito…).Hugo, protegido de Arnau Estanyol, es el protagonista de ‘los herederos de la tierra’. A través de él, de origen humilde, se exemplifican las problemáticas de la época: discriminación contra los judíos (que ya vivian segregados en el Call de Barcelona), condenas públicas (azotes públicos, decapitaciones, cadenas perpetuas en galeras…), abuso de poder de la nobleza, barbaridades en nombre de la religión cristiana (respaldada por la Santa Inquisición) o supersticiones (brujería, hijos del demonio).Las actuaciones todas son correctas, incluyendo a actores de TV catalanes o españoles de nuevas y antiguas generaciones.... Los herederos de la tierra
Simon Spier es un joven 16 años que no se atreve a revelar su homosexualidad, ya que prefiere esperar al musical que se celebra en secundaria. Pero un día, uno de sus correos electrónicos llega a manos equivocadas y las cosas se complican extraordinariamente. Con amor, Simon CriticaVolver la vista atrás puede llevarnos a la nostalgia del edén perdido… pero a también a la rabia de las dificultades y de los sinsabores que tuvimos que soportar cuando entonces. Y si bien esta tragicomedia está sobrecargada del más adocenado y banal tufillo del trivial género de adolescentes norteamericano – tecnicolor inmaculado, brillantez hedionda, optimismo ingenuo y desbordado – está también barnizada de cierto tono reivindicativo de la ‘normalidad diferente’ que la hace relucir con luz propia. Y con justicia. Cuando el cine de consumo de Hollywood – en uno de sus géneros más rancios y purulentos – abraza con normalidad, respeto y sincera empatía la reivindicación de la identidad gay de un adolescente empanado… entonces es que estamos en el buen camino de la tolerancia.Pero esta entrañable película es bastante más que la demostración palmaria que lo gay no sólo se ‘tolera’ sino que se entiende como una forma de ser distinta pero igual de respetable que cualquier otra, aunque hasta hace no tanto tiempo se pudiera abocar al suicidio (o el asesinato) de algunos adolescente por la fobia visceral que ciertos cromañones vocingleros y anacrónicos pudieran hacerles pasar las de Caín – con sus actitudes de odio y persecución – a compañeros más frágiles e inseguros que ellos, tal y como ocurrió, por ejemplo, con el estudiante Matthew Shepard (1976-1998) en Wyoming, que fue apaleado, torturado y asesinado por unos furibundos neandertales ‘heteros’, armados de antipatía, aversión y estacas por el mero hecho de que su víctima era un gay pacífico e indefenso. En apenas veinte años hemos pasado de lo más negro al más refulgente rosa sin apenas tener que pestañear (ni ponernos rímel). Ojalá no se detenga nunca esta venturosa evolución.Familia inmaculada. Problemas de catálogo de IKEA (montables y desmontables con garbo, soltura e intrascendencia). Amistades, relaciones y amoríos tan endulzados como rezumantes de golosa nata, recubiertos de sirope de fresa y ‘toppping’ de ositos de goma multicolores (o ‘Arco Iris’ para variar). Sin embargo, lo realmente reseñable es el modélico guión escrito por Elizabeth Berger e Isaac Aptaker, que sirviéndose del más trivial catálogo de personajes que pueblan estas comedias bufas y banales, consiguen revestir a todos los protagonistas con una envoltura acorazada de autenticidad que sorprende y reconforta, dotando a los diálogos de una inesperada hondura y honestidad que conmueve. Sería fácil desmontar o despreciar la película, tirándola al cubo de la basura de los productos de consumo frívolo, pero sería injusto: tiene algo que decirnos y lo hace con gracia, sencillez y simpatía.Todos los actores resultan encantadores y entonados, pero sobre todo merecen destacarse a los padres (Jennifer Garner y Josh Duhamel), al hijo (Nick Robinson) y al Espíritu Santo (Keiynan Lonsdale). Con amor, Simon
Una madre comprende que ni médicos, ni psicólogos, encuentran la causa de los padecimientos de uno de sus hijos mellizos. Desesperada recorre y busca soluciones hasta que descubre que todo se debe a que Manuel no se identifica con el sexo que le asignaron al nacer. Emprende así una lucha interminable para que sea respetada su identidad de género, ya que es una niña trans. Basado en el libro "Yo nena, yo princesa", sobre la historia de Luana.... Yo nena, yo princesaCritica: claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Yo nena, yo princesa
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