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En la cúspide de su cumpleaños número 30, un joven y prometedor compositor de teatro navega por el amor, la amistad y las presiones de la vida como artista en la ciudad de Nueva York.
Basada en la novela hómonima, Dirt Music explora la vida de una pareja y su relación dolorosamente apasionada. Georgie (Kelly Macdonald) es una chica australiana que se siente rota por su relación actual con el pescador Jim Buckridge (David Wenham), ella pasa su tiempo admirando los paisajes de su nación hasta que conoce al cazador Lu Fox (Garrett Hedlund), un joven forastero, bastante interesante y misterioso, a quien encuentra pescando en una zona prohibida. Poco a poco ambos se conocen y la pasión entre ellos no tarda en salir a la luz, lo que pronto les provoca graves problemas a ambos. Cuando Jim se entera de aquella relación quiere venganza, sin embargo, Fox decide retirarse al norte de Australia para evitar una terrible confrontación. En su travesía, el cazador atraviesa zonas peligrosas y contaminadas, sin embargo, este es el menor de sus problemas pues debe cubrir sus huellas del hombre que desea atraparlo.
Burt Gummer regresa a su casa en Perfection, Nev., Para descubrir que la ciudad del terror se ha convertido en un parque temático, y cuando los gigantescos gusanos simulados se vuelven reales, los supervivientes deben luchar contra las criaturas una vez más. Gummer cuenta con su impresionante conocimiento de armamento contra la generación más nueva y letal de graboides carnívoros, con la ayuda de dos jóvenes empresarios.
Después de ser víctima de una estafa, un hombre desesperado debe darse prisa para organizar la lujosa boda de un importante inversionista.
Cuenta la historia de Cosmo, un niño de 14 años que crece en el Dublín de los 80 y tiene la intención de huir de su complicado hogar. Compone canciones con su banda, como una forma de lucha y publica controvertidos vídeos musicales. Sing Street SingCritica: El amor por la música que destila esta obra me resulta seductor. Así como la primorosa recreación de los años ochenta, con sus peinados imposibles y sus ropajes eclécticos y estrafalarios, llenos de colorido y provocación. Y nos viene desde Irlanda, un país ultra católico y conservador, impregnado de religión rampante y colegios de curas que nos remite a nuestro propio pasado carpetovetónico – más remoto que real – donde los bailes agarrados y el deseo sexual estuvieron proscritos por ser fuente de pecado y origen de todo mal. No fuimos los únicos que padecimos una educación rancia y mojigata, llena de censuras y excomuniones, de anatemas y sinsentidos… pero nos faltó quizás la música como vía de escape, como compuerta liberadora. Y otra similitud con la apolillada piel de toro es que la emigración fue durante mucho tiempo la única salida para huir de una sociedad empobrecida, sin una oportunidad laboral real y estancada en el atraso social y económico. SingAquí tenemos una propuesta atractiva y simpática, algo ñoña y simplista, pero llena de energía y encanto, que se centra en la génesis de una banda musical adolescente que tiene como propósito manifiesto – y casi exclusivo – de ganarse a la chica deseada, seduciéndola con las maquetas musicales que iban improvisando y con desaliñados videos caseros con los que ilustraban las primerizas canciones que elaboraban entre sus más diestros componentes. Poco original ni del otro mundo, pero contado con garra y pasión, con desinhibida pericia y diestra mezcolanza entre rebeldía y ensoñación, entre ensimismamiento y ansias de libertad. Atinada coctelera llena de luz, ilusión, frenesí y avidez. SingLas muchas canciones – y su impetuosa y caótica germinación – están muy bien engarzadas en la trama y encandilan por el entusiasmo con que se presentan. A ratos parece un detallado documental sobre el nacimiento de un grupo musical de éxito (su origen, sus primeros pasos, su primer concierto,…) y a ratos se antoja un tópico encadenado de lugares comunes y bobadas de patio de colegio, más efectista que sincero, demasiado fingido y dulcificado como para acabar de creérselo. Carece de profundidad, los personajes apenas cobran vida autónoma y resulta por ello algo insatisfactorio. Porque contiene el embrión de una gran película, pero se queda a medio camino entre la ficción atolondrada y el cuento de hadas gazmoño con final feliz predecible. Sing
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