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Cuenta la historia de Cosmo, un niño de 14 años que crece en el Dublín de los 80 y tiene la intención de huir de su complicado hogar. Compone canciones con su banda, como una forma de lucha y publica controvertidos vídeos musicales. Sing Street SingCritica:
El amor por la música que destila esta obra me resulta seductor. Así como la primorosa recreación de los años ochenta, con sus peinados imposibles y sus ropajes eclécticos y estrafalarios, llenos de colorido y provocación. Y nos viene desde Irlanda, un país ultra católico y conservador, impregnado de religión rampante y colegios de curas que nos remite a nuestro propio pasado carpetovetónico – más remoto que real – donde los bailes agarrados y el deseo sexual estuvieron proscritos por ser fuente de pecado y origen de todo mal. No fuimos los únicos que padecimos una educación rancia y mojigata, llena de censuras y excomuniones, de anatemas y sinsentidos… pero nos faltó quizás la música como vía de escape, como compuerta liberadora. Y otra similitud con la apolillada piel de toro es que la emigración fue durante mucho tiempo la única salida para huir de una sociedad empobrecida, sin una oportunidad laboral real y estancada en el atraso social y económico. SingAquí tenemos una propuesta atractiva y simpática, algo ñoña y simplista, pero llena de energía y encanto, que se centra en la génesis de una banda musical adolescente que tiene como propósito manifiesto – y casi exclusivo – de ganarse a la chica deseada, seduciéndola con las maquetas musicales que iban improvisando y con desaliñados videos caseros con los que ilustraban las primerizas canciones que elaboraban entre sus más diestros componentes. Poco original ni del otro mundo, pero contado con garra y pasión, con desinhibida pericia y diestra mezcolanza entre rebeldía y ensoñación, entre ensimismamiento y ansias de libertad. Atinada coctelera llena de luz, ilusión, frenesí y avidez. SingLas muchas canciones – y su impetuosa y caótica germinación – están muy bien engarzadas en la trama y encandilan por el entusiasmo con que se presentan. A ratos parece un detallado documental sobre el nacimiento de un grupo musical de éxito (su origen, sus primeros pasos, su primer concierto,…) y a ratos se antoja un tópico encadenado de lugares comunes y bobadas de patio de colegio, más efectista que sincero, demasiado fingido y dulcificado como para acabar de creérselo. Carece de profundidad, los personajes apenas cobran vida autónoma y resulta por ello algo insatisfactorio. Porque contiene el embrión de una gran película, pero se queda a medio camino entre la ficción atolondrada y el cuento de hadas gazmoño con final feliz predecible. Sing