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Un grupo de mercenarios es contratado para infiltrarse en un país sudamericano y derrocar a su despiadado y corrupto dictador. Una vez allí, se verán atrapados en una telaraña de engaño y traición. Una vez fracasada la misión, tendrán que enfrentarse a un reto aún más difícil; salvar la unidad del grupo y la amistad que los ha unido durante largos años. The Expendables Los indestructiblesCritica:Stallone ha cumplido su promesa: con estos "mercenarios" recupera fielmente el sabor, tradición y maneras del popular cine de acción que le encumbró como una estrella en los primeros años ochenta, y el cual sustentó el cine comercial hollywoodiense de la época hasta el momento en que los John McClane o Martin Riggs fueron humanizando el concepto del "héroe de acción" de la era Reagan del que tan bien se reía John McTiernan en la notable 'El último gran héroe'. Este tipo de cine violento y áspero, funcional pero dinámico, siempre práctico y amoralmente cuestionable es al que se le rinde un velado homenaje hasta sus últimas consecuencias, retomando sin prejuicio alguno tanto sus pros como sus contras para ofrecer un espectáculo mimético digno del mejor "actioner" de los ochenta... pero en pleno siglo XXI. John Rambo sigue vivo, muy vivo. Los indestructiblesDejando de lado los irrelevantes aunque justificables prejuicios entorno al "fondo" de un argumento por demás irrisorio que podrían enturbiar la efectividad de tan estilizado y eficiente pasatiempo, "Los mercenarios" hace las veces de un alocado e instintivo placer a disfrutar especialmente para paladares con conocimiento de causa merced a su notable carga autorreferencial, y a la que sólo hay que tomar en serio en su apuesta descarnada por satisfacer las necesidades más lúdicas de un público entregado a la acción pura y dura, tarea a la que se aplica con modélica fruición. Desconozco que efecto causará en una platea cuya educación cinematográfica no alcance a ubicar por ejemplo el nombre de Dolph Lundgren, pero la complicidad nostálgica para con el espectador se hace evidente en multitud de momentos, diálogos y fotogramas, ensalzando y dando personalidad a un film tan simple como efectivo. Los 'action man' nunca mueren... tan sólo envejecen. Los indestructiblesNo deja de resultar ciertamente curioso que lo que hubiera tenido todas las papeletas para ser vilipendiado, rechazado y menospreciado en un momento dado, cuando no obstante hubiera sido "una más", pueda ser ahora aplaudido, respetado y hasta cierto punto incluso considerado casi como un ejercicio de estilo que, apurando los términos, bordea el concepto de "obra de autor". Y es que con el paso del tiempo nos podemos permitir el lujo, el capricho o la molestia de tomar una perspectiva más amplia, abierta, o sencillamente interesada entorno a la dimensión que queramos darle a cualquier propuesta al margen de su impacto inicial. El populista género del "actioner ochentero" siempre fue eminentemente rechazado desde una perspectiva mínimamente exigente negándole la oportunidad de lucir los indudables valores que atesoraba, valores que el aparente reciclaje de ideas al que hay que exponer a cualquier mercado resaltan si bien no como un compendio de virtudes, si al menos como elementos a considerar. Los indestructibles
Cuando una adolescente local es acosada sexualmente y golpeada, se levanta revuelo en el pueblo y salen a la luz la corrupción y los prejuicios....SeguridadCritica: lena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresion...Seguridad
Hajime Kindaichi es un estudiante de secundaria y un detective privado con un coeficiente intelectual de 180. Resuelve casos de asesinato que están llenos de pistas difíciles. Hajime Kindaichi trabaja con su amigo de la infancia Miyuki Nanase e Isamu Kenmochi. Isamu Kenmochi es ahora el inspector jefe del Departamento de Policía Metropolitana de Tokio.
Basado en El baile de los cuarenta y uno, que fue un escándalo social en el México de principios del siglo XX, en torno a una redada policial ilegal realizada en noviembre de 1901 en una vivienda particular de la Ciudad de México. El escándalo giró en torno a que del grupo de hombres que asistieron, 19 iban vestidos con ropa femenina. A pesar de los esfuerzos del gobierno por silenciar el incidente, la prensa se mostró dispuesta a informar del caso, ya que los participantes pertenecían a las altas esferas de la sociedad (incluido el yerno del entonces presidente de México). Este escándalo fue único porque fue la primera vez que se habló abiertamente de la homosexualidad en los medios mexicanos y tuvo un impacto duradero en la cultura mexicana....El baile de los 41Critica: esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia......El baile de los 41
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