Esta es la historia de un hombre de Omaha, que se une a un grupo de personas que están experimentando con una nueva idea, la de reducir su tamaño para moverse a las pequeñas comunidades que se están creando en todo el mundo. Pequeña gran vidaCritica: Hacía cuatro años que no sabíamos nada de Payne y en cierto modo se le echaba de menos. Su capacidad para tomar una idea interesante y desarrollarla con bastante pulso le ha llevado a lograr nominaciones y premios. Ahora intenta repetir el mismo esquema con “Una vida a lo grande” pero dando la sensación de no haber sido tan preciso.Porque la película parte de una interesante idea, esa de empequeñecer a la población con el pretexto de ser útiles para el planeta que habitan. Ahí va uno de los varios temas que Payne aborda para encontrar soluciones. El medio ambiente y su descuido por parte del ser humano es un claro ejemplo de lo reivindicativa que pretende ser, pero no es el único caso. Salvar el planeta de todos sus males actuales es la excusa para crear una sociedad minúscula. El director utiliza la ciencia ficción de su propuesta para formular ideas e ir soltándolas según avanza, consiguiendo que su original inicio se convierta en un batiburrillo que no termina de centrarse.Su primera hora de metraje es refrescante, ácida y original. La película presenta la idea como necesaria pero también como opcional, creando disyuntivas entre grandes y pequeños y dejando la puerta entreabierta a la posible diferencia de derechos entre unos y otros. El creativo modo de empequeñecer es gracioso y lleva al espectador hasta la mitad con una sonrisa. Sin embargo su segunda mitad se vuelve irregular en cuanto el guion se vuelve previsible y la acidez mostrada hasta entonces se torna en rutinaria. Su crítica continúa haciendo efecto, pero algunas decisiones como esa historia romántica de Damon y la estupenda Hong Chau que poco o nada aporta no hacen más que difuminar el discurso.Al final “Una vida a lo grande” resulta interesante, por momentos inteligente y muy crítica con el ser humano como individuo y como una sociedad que huye hacia adelante buscando el beneficio propio inmediato hasta que encuentre una solución real a sus problemas globales.
Desde que renunció a su vida como asesino del gobierno, Robert McCall (Denzel Washington) ha luchado para reconciliarse con las cosas horribles que ha hecho en el pasado y encuentra un extraño consuelo en hacer justicia en nombre de los oprimidos. Mientras se encuentra en su casa en el sur de Italia, descubre que sus nuevos amigos están bajo el control de los jefes del crimen local. A medida que los acontecimientos comienzan a complicarse, McCall entiende lo que tiene que hacer: convertirse en el protector de sus amigos enfrentándose a la temida mafia....El justiciero: Capítulo finalCritica: Denzel vuelve a interpretar al personaje de Robert McCall y bienvenido sea. No ha variado lo más mínimo. Llama un poco la atención, no sé si para bien o para mal, situar la trama en la Italia de la Camorra. Pero como somos personas de mundo no vamos a buscar más explicaciones que las que dan. Denzel encuentra allí, por accidente, un pueblo pesquero del que se enamora, no porque sea bonito (que lo es) sino por la gente generosa y amable que lo habita. A partir de ahí, hay un relato simpático, bien contado, el esperado sin duda, y el otro también está, por supuesto, el tenebroso, el odioso, con una música muy acorde a la cruenta acción que sube en tono según el bueno de Denzel da un paso más en su tarea vengativa.Denzel es mi primo. ¡Qué bien trabaja! Qué planta, qué confianza da al espectador. Lo bien que ha asumido ese papel, habla con ironía, con dulzura casi, con una sonrisa y con firmeza. Adora a los niños. Lo da todo. Eso sí, quita también. Quita a quién hay que quitar. Quita las vidas. "¿Acaso me parezco a alguien que va matando gente por ahí?" Qué va Denzel, das el pego. ¿Cómo va a ser eso posible? Y es que el fondo de la cuestión está en que sus palabras tienen un tono bíblico, es un predicador, un Mesías —"Ese hombre va a morir ahora y no lo sabe"—. A uno le gusta escucharle, ese es el otro aliciente, tan calmado, con esa personalidad de justiciero de la justicia de la buena, que se adivina será la del Juicio Final. Así que el ritmo es siempre impecable. Escucharle ya vale media película..... El justiciero: Capítulo final
Tres historias diferentes cobran vida en esta secuela de la exitosa aventura de Disney. Explorer Milo Thatch, su nuevo amor, la reina Kida, y el resto del equipo se están preparando para reconstruir la ciudad submarina. Pero el problema surge. Aprovechando el poder del cristal de la Atlántida, los aventureros se dispusieron a defender su reino contra las fuerzas oscuras que amenazan con la arena, el mar y la nieve.
La muerte de Superman (2018) y El reinado de los Supermanes (2019) se presentan ahora como un largometraje de animación de más de dos horas, sin abreviar y sin cortes.
En 1988, el oficial de la policía de Filadelfia Thomas Lockhart (Boyd Holbrook), ansioso por convertirse en detective, comienza a seguirle la pista a un asesino en serie que misteriosamente resurge cada nueve años. Cuando los crímenes del asesino empiezan a desafiar cualquier explicación científica, la obsesión por descubrir la verdad amenaza con destruir su carrera, su familia y posiblemente su cordura. El lado siniestro de la LunaCriticaTenía ganas de ver esta nueva película en exclusiva de Netflix, sobre todo por su reparto y su combinación de géneros, que van desde el thriller a la ciencia ficción, en una mezcla tan interesante como preocupante, ya que a veces este tipo de experimentos no salen como se podía esperar. Lamentablemente, este es el caso.La crítica no ha sido demasiado benévola con ella, y es curioso, ya que si algo es este proyecto es pretencioso y se nota que han querido ir más allá, para, finalmente, quedarse en tierra de nadie, ofreciendo un producto olvidable y demasiado irregular.La dirección es lo mejor de la película, ya que la factura técnica es más que destacable, notándose el presupuesto y no aburriendo en ningún momento (lo cual ya es mucho), gracias a su ritmo y su moderada duración.Otra cosa es el guion, caótico y demasiado complejo, creyéndose más inteligente de lo que realmente es. Lo que propone ya se ha visto en otros proyectos mucho más logrados, por lo que no es tan innovadora como pretende ser. El final tampoco es ninguna sorpresa, y la película discurre por terrenos más que predecibles. Respecto al reparto, tenemos al carismático Boyd Holbrook, actor que merece mejor suerte con los proyectos y que todavía no ha dado en la diana con ninguno de ellos, como es el caso. Convence como protagonista y se le nota entregado, pero su personaje está demasiado desdibujado y es demasiado excéntrico para que se pueda empatizar con él.Mención especial para lo desaprovechados que están los secundarios, como es el caso de Michael C.Hall o Bokeem Woodbine, con papeles poco relevantes y casi anecdóticos. Una pena.En conclusión, la nueva propuesta de Netflix es un thriller de ciencia ficción, con una historia demasiado trillada y confusa, y que hubiese funcionado mucho mejor como serie que como película de menos de dos horas, ya que uno no sabe muy bien que pretendían contar o a dónde querían llegar. Tenía los suficientes elementos para ser algo más, pero al final ha resultado ser "otra" del catálogo de Netflix. No es una bazofia, pero tampoco la recomendaría, quedándose en tierra de nadie. El lado siniestro de la Luna
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