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Después de diez años de matrimonio, una pareja descubre que el amor se ha esfumado. Él, un hombre equilibrado y con un gran dominio de sí mismo, siente que su mundo se viene abajo cuando su mujer lo abandona precipitadamente. Adaptación de la novela "The Return", de Joseph Conrad.
Carl Allen se ha inscrito en un programa de autoayuda cuyo principio básico consiste en decir "sí" a todo, sea lo que sea. Gracias a este método, la vida de Carl se transforma de modo inesperado y emocionante; pero pronto descubre que abrir su existencia a un sin fin de posibilidades también puede implicar ciertos riesgos.
Joan Castleman (Glenn Close) es una buena esposa, de belleza madura y natural, la mujer perfecta. Pero lo cierto es que lleva cuarenta años sacrificando sus sueños y ambiciones para mantener viva la llama de su matrimonio con su marido, Joe Castleman (Jonathan Pryce). Pero Joan ha llegado a su límite. En vísperas de la entrega del Premio Nobel de Literatura a Joe, Joan decide desvelar su secreto mejor guardado. The Wife esposaCritica:A lo largo de la historia del cine hay películas que parecen que han surgido sobre todo con el único propósito de que su protagonista se luzca a más no poder. Hay muchas y de diferentes géneros. El caso de “La buena esposa” parece que engrosa esta lista. Y no es porque la película no proponga temas interesantes, pero sin lugar a dudas, si se hubiera elegido a una pareja de protagonistas del montón, sobre todo en el caso de su protagonista femenina, el resultado de la película hubiera quedado reducido a la mínima expresión. esposaY ahora vienen los intereses del proyecto: Glenn Close, para mi gusto absolutamente radiante en su papel de Joan Castleman, y nominada al “Oscar” en media docena de ocasiones, podría encontrar, al fin, su oportunidad de llevárselo. En el recuerdo queda el robo perpetrado en la ceremonia de 1988 cuando por su impecable labor de Marquesa de Merteuil en “Las amistades peligrosas” se quedó sin premio: ni Globo de oro, ni “Oscar”, ni Bafta ni nada... visto hoy queda también en los anales de una de las mayores injusticias jamás cometidas. Y eso que fue a parar a una Jodie Foster entregada en cuerpo y alma en “Acusados”, pero por Dios, no cabía comparación alguna. Se ve que Glenn Close va marcando récords de distinta índole...El caso es que yo pensaba que la versión cinematográfica del musical “Sunset Boulevard” la tendría para este año. Tras miles de avatares y anécdotas, incluyendo la expulsión de Faye Dunaway por parte de su creador, Andrew Lloyd Webber y haber realizado Close una actuación antológica en los escenarios, dejándose poseer por Norma Desmond y recibiendo las bendiciones de Lloyd Webber, nadie le podría rebatir su premio, pero no es así y puede que esté preparada para el año que viene. El caso es que ¿qué hará la Academia? ¿Premiarla este año y el que viene? ¿Dárselo este año? Puede que sí. Ya con Julianne Moore lo hicieron, al igual que con otros muchos ejemplos, de dárselo por trabajos que podrían parecer inferiores a otros de mayor calidad por los que no fueron premiados. Ya se sabe cómo va la ruleta de los “Oscars”. esposa
Film inspirado en el documental "Marwencol" (2010), que narraba la historia real de Mark Hogancamp, un hombre que tras sufrir un terrible asalto estuvo en coma nueve días, tras el cual se despertó con una amnesia completa. Su única terapia fue construir en su jardín unas maquetas con figuras de soldados de II Guerra Mundial... Bienvenidos a Marwen CriticaHombre, por fin. Ya se hacía raro tantas películas seguidas de Robert Zemeckis con actores de carne y hueso, sin elementos de animación. Con lo que es este hombre, que parece que trabaja mejor con dibujos animados que con actores reales. La excusa se la pone Marwen, el pueblo de juguete creado por un artista famoso en Norteamérica por sus fotoreportajes de muñecos que fue víctima de un crimen de odio y que encuentra terapéutico proyectar sus miedos, sus anhelos y, en general, sus fantasías, en maquetas que cobran vida por obra de unos efectos digitales a los que Zemeckis estaba deseando echar mano.La película es arriesgada. No tanto por el peculiar estilo de narración, tan del agrado de su director, avanzando a base de respuestas a preguntas que nadie ha hecho pero que están ahí, provocando en el espectador sensación de desasosiego porque algo no encaja y se pregunta si se ha perdido algo o si ha llegado tarde, sino por la ambición de llevar a la pantalla el subconsciente de alguien. No es la primera vez que se intenta algo así, aunque generalmente se había venido optando por trabajar con elementos psicológicos ya sea en forma de juego de planos y contraplanos, de voces interiores o de crear atmósferas de irrealidad. Por contra, “Bienvenidos a Marwen” va en la línea de “Sucker Punch”, creando un universo alternativo de ficción disociado de la realidad en la que vive el protagonista donde, curiosamente, en ambos casos se otorga bastante protagonismo a una componente onírico-fetichista de chicas, armas y lencería que me hace pensar si todos llevamos un sátiro dentro o si es simple casualidad. En cierto, que en el caso de Snyder su mezcla de violencia y erotismo era puro placer visual sin más pretensiones mientras que Zemeckis lo integra dentro de una historia en la que, como decía antes, las respuestas van apareciendo como por arte de magia cuando el espectador está al borde del desquicie: ¿Qué estoy viendo? ¿Son hechos reales o ficticios? ¿Qué le ha pasado al protagonista? ¿Cómo ha llegado a esa situación? ¿Por qué… etc etc?Cada intervalo entre dos preguntas es una respuesta alegórica en forma de aventuras de marionetas digitalizadas que, de alguna manera, simboliza la forma que tiene la mente del artista de encajar la realidad sin revivir el dolor. Y, como también es habitual, muchas veces nos vemos sorprendidos porque la respuesta no es la obvia, que es la forma que tiene Zemeckis de concebir los giros argumentales un director siempre mucho más preocupado de la técnica que de la lírica. Precisamente ahí es donde creo que “Bienvenidos a Marwen” patina un poco. La película tiene su punto de interés, pero yo diría que no donde Zemeckis ha hecho su apuesta (en las escenas animadas, en las marionetas con las caras digitalizadas de los protagonistas, en la acción exagerada) sino en el lado humano, en una historia de resistencia ante la adversidad, de superación de miedos, de no avergonzarse de lo que uno es. Hay un buen trabajo del reparto, aunque inevitablemente, todas las miradas están puestas en sus ‘yo’ digitales que acaparan todo el protagonismo.Buena en lo técnico y, en general, interesante, aunque echo en falta algo de consistencia, un rumbo que cohesione los cuatro aspectos en la vida de Mark Hogancamp seleccionados para ser llevado a la pantalla más allá de ser la excusa para exhibir músculo digital. Bienvenidos a Marwen
Tras un largo paréntesis y después de un negocio fallido que le dejó arruinado, obligándole a trabajar como camarero en clubes de Florida, ha llegado el momento de que 'Magic' Mike Lane vuelva a los escenarios. Con la esperanza de participar en lo que considera el último espectáculo de su carrera, Mike se dirige a Londres con una mujer adinerada y de alto rango que le atrae con una oferta que no puede rechazar... y una agenda planeada de antemano.....El último baile de Magic MikeCritica: A ver si es verdad que es su último baile porque de donde no hay, no se puede sacar. Buena banda sonora. Destaco el tema de David Holmes - It's Over, If We Run Out Of Love (ft. Raven Violet). A partir de ahí, solo decir que es con diferencia la más aburrida de la trilogía, y eso que la segunda ya fue un bajonazo tremendo respecto a la primera, que es claramente la mejor. Esta solo supera a XXL en fotografía y poco más, ahí sí que se nota la mano de Soderbergh, que es un crack y hasta con un iPhone te rueda una peli (literal). Y desde aquí reivindicar Kimi (2022), que me parece una muy buena película que se sacó de la manga el año pasado pero con el nivel que hubo pasó muy desapercibida, aparte de que salió a principios de año, que eso siempre perjudica.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... El último baile de Magic Mike
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