Seis años después de la violenta muerte de su marido, Amelia (Essie Davis) continúa perdida intentando educar a Samuel (Noah Wiseman), su hijo de seis años, que vive aterrorizado por un monstruo que se le aparece en sueños y amenaza con matarlos. Cuando un inquietante libro de cuentos llamado “The Babadook” aparece en su casa, Samuel se muestra convencido de que el Babadook es la criatura sobre la que ha estado soñando. Cuando sus alucinaciones entran en una espiral fuera de control, se vuelve impredecible y violento. Amelia, muy asustada por el comportamiento de su hijo, se ve forzada a medicarle. Pero cuando comienza a vislumbrar una presencia siniestra a su alrededor, Amelia poco a poco se da cuenta de que aquello sobre lo que Samuel la ha estado advirtiendo puede ser real… BabadookCriticaPuro terror fantástico. Una de esas pelis que si se la quieres explicar a tu tía, que es una mujer sensata, eres incapaz. Pero, sin embargo, se nos ofrecen dos circunstancias con las que poder empatizar, y que realmente acojonan.Por un lado, el dolor de la pérdida. Algo que amenaza la vida de cualquiera y da mucho miedito, no sólo por el dolor en sí, sino porque tal vez no sepas adaptarte a él y termines somatizándolo, en vez de superándolo. Nadie está exento de volverse majareta. Por otro lado, y por muy asquerosito e insoportable que resulte un niño, los adultos llevamos dentro un inherente instinto de protegerle al verle indefenso. Algo así como una alarma que salta en tu sistema nervioso. Es por esto que si ves a alguien dar las buenas noches a un chiquillo blandiendo un cuchillo jamonero, lo pasas mal.Curiosamente, esta es una peli de terror bonita, de factura impecable y puesta en escena que derrocha mimo y artesanía, y en la que se suprimen, ¡aleluya!, los habituales y alienantes derroches digitales. Raro todo esto en una peli de monstruos, que suelen ser feas, como los susodichos. Pero el Babadook es una pocholada, ya que es un ente engendrado en la cinéfila cabeza de una mujer que pasa las noches viendo antiguas pelis mudas de terror, de manera que su imaginación se fusiona con la de Fritz Lang o Robert Wiene, saliéndole del coco un coco expresionista, aunque no alemán, que sepamos (habla raro, eso sí).Jennifer Kent consigue una brillante ópera prima, de cuyo guión también es autora, destacando por su habilidad para dirigir a los actores. Los dos protas son impresionantes, tanto la madre como su repelente retoño, que resulta ser un actor prodigio. Se marca un papelón el crío que ni Meryl Streep (cuando le pega el telele en el coche, da un mal rollo indescriptible, ¡angelito!)Mi enhorabuena a Jennifer Kent por esta notable película de terror de las de siempre. En ocasiones veo Babadooks.
Tras naufragar en medio del Pacífico Sur, un grupo de exploradores se topa con una serie de criaturas temibles, entre ellas, el simio gigante que reina sobre la isla: Kong.
Cuando Colin Warner es condenado injustamente por asesinato, su mejor amigo Carl King dedica su vida a probar su inocencia. CrownCritica:Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. CrownEs decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. Crown
Un trabajador social asignado al cuidado de la hija de una madre soltera interviene cuando el padre regresa de la cárcel y los atrae a una vida delictiva...The GatewayCritica: llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia..... The Gateway
En el sur de Boston, en la década de 1970, el agente del FBI John Connolly (Joel Edgerton) convence al mafioso irlandés James “Whitey” Bulger (Johnny Depp), un delincuente recién salido de la cárcel, para que colabore con el FBI y elimine a un enemigo común: la mafia italiana. El drama cuenta la historia de esa nefasta alianza que provocó una espiral fuera de control, permitiendo a Whitey escapar del ámbito de la ley, consolidar su poder y convertirse en uno de los más implacables y poderosos gángsteres de la historia de Boston. Black Mass Pacto criminalCritica:La nueva película de Jonny Deep es una copia cutre del gran cine de mafias. Cuando se han hecho tantas y tan buenas películas de este género es difícil conseguir un producto que sobresalga. Sin embargo, no debería ser tan difícil crear un producto pasable, porque es sencillo copiar las fórmulas de los maestros y crear algo, aunque no original, si entretenido e interesante. Al fin y al cabo los buenos aprenden copiando a los mejores. Pacto criminalPero, en eso de imitar, esta película se pasa de rosca. Y es que “Black Mass” es tan típica que parece una caricatura, una burla a los tópicos del género. El exagerado personaje de Deep recuerda al “Ghostface” de “Scary Movie”. Los diálogos plagados de palabrotas suenan totalmente forzados. Los personajes siguen absolutamente todos los clichés propios de su papel. Incluso la estética, la forma de dirigir y, sobre todo, el montaje son definitivamente repetitivos. Pacto criminalPor otro lado, una de las características más destacables de este género es la complejidad de sus guiones. Y, por desgracia, esta es la única fórmula que no se repite en “Back Mass”. La historia es totalmente básica, no se centra en ningún tema en concreto, no concluye ninguno de los frentes paralelos al hilo principal, no profundiza en la personalidad de ninguno de los personajes, no se trabaja las situaciones lo suficiente como para que resulten realistas. En definitiva, carece de ese distintivo tan atractivo de esta clase de cine. Acaba la película y nos damos cuenta de que el narrador que comenzó a contárnosla no pinta nada, no sabemos que sucede con el hijo de Whitey, ni con la mujer de Connolly, no se nos muestra ningún trabajo que realice la banda criminal. Al final, han pasado dos horas y seguimos sin saber nada. Nos han contado la “historia real” de Whitey Bulger pero podría haber sido la de cualquier otro. Pacto criminal
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