Un respetado abogado (Michael Fassbender) del sudoeste de Estados Unidos decide participar por primera vez en una operación de tráfico de drogas en la frontera mexico-norteamericana. Su principal motivo es el de obtener dinero rápido y poder casarse con su querida novia, la dulce Laura (Penélope Cruz). Su conexión con los cártel es Reiner (Javier Bardem), un ostentoso capo de la droga irremediablemente enamorado de su chica, la sexy y ambiciosa Malkina (Cameron Diaz), y Westray (Brad Pitt), un intermediario amigo suyo. The Counselor El abogadoCritica:Le concedo tres cosas positivas a "El Consejero", la primera que Fassbender es un actorazo del copón capaz de cambiar de registro todas las veces que haga falta a lo largo de una película (es brutal el ascenso y caída de su personaje). La segunda, que el resto del reparto está a la altura (aunque Javier Bardem y Penélope Cruz no me parece que hagan gran cosa con sus papeles). Y la tercera, el tener uno de los asesinatos más cazurro-gore del año (lo detallo en spoiler por si alguien tiene curiosidad). El abogado¿El resto? El resto me ha parecido un enorme peñazo (aunque suene a crítica poco profesional y los fans se me echen encima con sus negativos y sus mensajes de ataque). Por mucho que tenga a Cormac Mccarthy de guionista y a Ridley Scott de director, y un repartazo, la película es aburrida, su guión es muy pretencioso y cae demasiado en el subrayado fácil sobre el capitalismo y la realidad el mundo de hoy. Su diseño de producción me ha parecido muy cutre, mucho desierto, mucho interior en penumbra, y la fotografía y estilo visual me han recordado muchísimo a "Salvajes" de Oliver Stone. El abogadoAunque a diferencia de aquella, ésta no tiene apenas escenas de acción. Si acaso algún leve tiroteo y alguna escena-homenaje a los Simpson (esa cuerda de piano cruzada en la carretera con funesto objetivo). Pero nada más. Todo es un gran encadenado de diálogos, todo diálogos, acerca de los trapicheos narcos con Fassbender como abogado-consejero de los mismos y sus relaciones y avatares de destino negro. Todo muy teatral, con diálogos muy inflados (¿a qué vienen esas reflexiones tan profundas acerca de la muerte en el tercer acto?), mucha dialéctica sexual (la conversación entre Bardem y Fassbender en el club del primero con esa tan comentada escena de Cameron Díaz en el coche, no tiene desperdicio, aunque tampoco es tan tan destroyer como anuncian los críticos). Y la sensación final de que se ha asistido a una gran nada que se hace más larga de lo que realmente es, pese a que Fassbender se entrega del todo (esa escena hundido en su coche cuando comprende la verdad es de actorazo). El abogado
Alex Truelove (Daniel Doheny) está en su último año de instituto y lo tiene todo: buenas notas, una novia (Madeline Weinstein) y una buena pandilla de amigos. Todo va sobre ruedas hasta que Alex decide contar que ha decidido decir adiós a la virginidad. Entonces es cuando conoce a Elliott (Antonio Marziale), un encantador chico gay que no se corta en decirle a Alex lo que siente por él… Embarcado a la fuerza en un emocionante y divertido viaje de descubrimiento sexual y personal, Alex descubre que el amor, como tantas otras cosas cuando uno se hace mayor, puede ser un asunto confuso. Y no pasa nada.
Adrien, un seductor bailarín que ve su carrera terminada a causa de un accidente de moto, malgasta su juventud dejándose llevar por la ociosidad de la Costa Azul, mantenido por Martha, gloria pasada del cine. Su vida da un vuelco cuando conoce a Margot, una criatura fascinante que vive a base de estafas y manipulaciones amorosas. Juntos soñarán con una vida mejor y pondrán en marcha una estratagema diabólica, una farsa sentimental.....La farsaCritica: una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia..... La farsa
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