Un especialista maltratado y pasado de su mejor momento se encuentra de nuevo en una película con la estrella para la que fue su doble hace mucho tiempo y que lo reemplazó. El problema, sin embargo, es que la estrella ha desaparecido.
Ayzek, que ha sido mesero en transbordadores durante años, se queda sin trabajo debido a la pandemia y finalmente encuentra trabajo en un hotel en el turno de noche. Sin embargo, quién sabe qué pasará con Ayzek en su primera noche....No molestarCritica: ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... No molestar
Una joven pareja de Brooklyn se dirige al norte del estado para desconectarse de sus teléfonos y volver a conectarse con ellos mismos. Separados de sus dispositivos, se pierden la noticia de que el planeta está siendo atacado.....¡Sálvese quien pueda!Critica:Probablemente el género cinematográfico más arriesgado sea el de la comedia. Bajo ese paraguas encuentran refugio toda una suerte de títulos intrascendentes, cuando no directamente grotescos, buscando bajo esa denominación un aura de respetabilidad que no abalan sus méritos artísticos. Ahí las plataformas de streaming dan el cayo, albergando propuestas horrendas. En ¡Desconectados!, película que firman conjuntamente Alex Huston y Elenor Wilson, la última frente a su ópera prima, se fusiona la comedia con la ciencia ficción dando lugar a un producto un tanto insípido, pero con apuntes interesantes que la hacen relativamente amena.Sunita Mani y John Reynolds forman una pareja de treinteañeros que andan estresados por su ajetreado ritmo de vida. Viven en la gran manzana y desean desconectar. Dedicar tiempo a ellos mismos, aclarar ideas, encontrar esa química de pareja que la rutina acaba por diluir. Deciden recluirse en una cabaña apartada al norte del estado. Nada de móviles e internet. Ellos solos, en comunión con el entorno. ¡Dichosos aquellos tiempos en que el confinamiento surgía de una decisión voluntaria!... ¡Sálvese quien pueda!
Un tutor legal designado por el tribunal defrauda a sus clientes mayores y los atrapa bajo su cuidado. Pero su última marca viene con un equipaje inesperado...Descuida, yo te cuidoCritica: Todo comienza con una voz en off en la que la protagonista nos confiesa su visión de la vida, que en este mundo hay dos tipos de personas (la gente que aprovecha y de los que se aprovechan) y que ella se decidió a ser parte del segundo lote, estrujando a ancianos sin familia a través de su trabajo como tutora legal.Y sí, el pensamiento y accionar de Marla Grayson (Rosamund Pike) hace que odies profundamente a esta persona falsa, manipuladora y sin escrúpulos. Y a medida que avanza la historia te ubica casi sin remordimientos del lado de su oponente (Peter Dinklage, garantía infalible de gran actuación), a pesar que este es un desalmado ex-integrante de la Mafia Rusa. Y querés que el petiso le haga lo peor, tal vez como una especie de paliativo estúpido e inocente ante la idea de que algo así debe suceder habitualmente en la realidad, hablo del aprovechamiento de los bienes de ancianos desvalidos por parte de esta lacra que utiliza las leyes para su beneficio.La película transcurre bien y mantiene la tensión sin fisuras hasta que, mediando la misma, parece como si el director se hubiera ido de canuto de vacaciones y para no perder su salario dejara a cargo de la filmación a un subalterno inexperto, transformando la parte final en una secuela de mucho menor calidad. Y dónde no había fisuras en el guión hay huecos en los que no existe enduído que los tape, dónde había inteligencia hay incoherencia, dónde había intriga hay estupor.....Descuida, yo te cuido
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