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Basado en la historia real del equipo de voleibol femenino de West High School. Tras la trágica muerte de la jugadora estrella de la escuela, Caroline 'Line' Found, las jugadores restantes deberán unirse bajo la dirección de su dura entrenadora (Helen Hunt) con la esperanza de ganar el campeonato estatal. ¡A Ganar!CriticaEl veterano productor y director de televisión Sean McNamara nos presenta su nuevo trabajo, siempre ha estado ligado al drama familiar, es sin duda su género preferido. Casi toda su obra la ha dedicado a retratar la vida de varios jóvenes norteamericanos en ambientes muy distintos. Aquí nos muestra una historia real que conmocionó a Iowa.Después de ganar el campeonato estatal de 2010, el equipo de voleibol femenino West High Scool sufre tras una fiesta, la pérdida de su capitana Caroline, una chica muy querida por todo el grupo. A partir de ese momento todo se vendrá abajo y solo el plan y la pertinencia de la entrenadora y de la mejor amiga de Caroline hará posible seguir adelante e intentar por ella volver a ganar el campeonato.El director consigue que el espectador entre rápidamente en la acción, mostrando el ambiente y como se van moviendo las jugadoras tanto en su día a día en el instituto como en su vida familiar. Este dinamismo hace que la primera parte de la cinta fluya de manera correcta y agradable. A partir de ese momento y cuando se muestra todo lo relacionado con los partidos de las protagonistas es cuando la película decae, se hace repetitiva y pesada.Destaca la fuerza y la personalidad del personaje que interpreta Helen Hunt, es lo más reconocible y lo mejor de la cinta. En definitiva un drama que busca la lagrima fácil y poco más, no supera otros trabajos anteriores del director. ¡A Ganar! Lo mejor: Helen Hunt y la primera parte. Lo peor: Le falta fuerza y un guion más bien elaborado.
Continuación de Operación cacahuete en la que conoceremos las nuevas aventuras de la malhumorada ardilla Surly junto a su fiel compinche, la positiva rata Buddy. En esta ocasión, los amigos tratarán de acabar con los planes del alcalde de Oakton City, que pretende demoler su hogar, el Parque Liberty, para así poder construir un parque de atracciones en la zona.Critica: ‘The Nut Jub 2: Nutty by Nature’ no es una digna sucesora de estas películas protagonizadas por animales que viven en un parque. En este caso, nos encontramos con una película con chistes muy pésimos y pocos hacen gracia y con un guión poco atrevido, muy previsible y sin demasiadas reflexiones para el público infantil. Sólo hacia el final, pero acabamos con las mismas reflexiones de siempre: el trabajo en equipo y querer a quien está a tu lado. Pero lo que es peor es que no hay ningún personaje que sea que destaque por encima del resto y sea un referente para los niños y niñas, un aspecto que a este público le gusta mucho.Sí, también podemos ver escenas entretenidas, ágiles y divertidas, pero este no es el tono predominante del film. Hay muchos momentos lentos y con diálogos poco interesantes que se llegan a hacer pesados y aburridos. Aparte, los personajes tampoco están bien elaborados, se hubiera podido profundizar más en su creación. El único punto a destacar del guión es la minicrítica que se hace a aquellas películas de animación en las que también aparecen números musicales. Los únicos aspectos a destacar de esta película son a nivel visual y de banda sonora. Tampoco se puede negar que tenga una buena construcción en cuanto a la animación, que llega ser un poco mejor que en la primera película. Y las melodías son correctas, pero tampoco son extraordinarias. Eso sí, hay que destacar aquellas escenas que son acompañadas por algunas canciones que les da un ritmo más ágil y alegre.‘En definitiva The Nut Jub 2: Nutty by Nature’ parece un film hecho sin muchas ganas y deprisa, poniendo lo que primero les pasaba por la cabeza a los guionistas, sin importarles si allí haría gracia o sería demasiado lento. Para público infantil es una película que puede llegar a funcionar por momentos, pero tiene muchas carencias y se hubiera podido trabajar mucho más.
Seis, ocho o doce años después de la Guerra de Secesión, una diligencia avanza a toda velocidad por el invernal paisaje de Wyoming. Los pasajeros, el cazarrecompensas John Ruth (Kurt Russell) y su fugitiva Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), intentan llegar rápidamente al pueblo de Red Rock, donde Ruth, conocido en estos lares como “el Verdugo”, entregará a Domergue a la justicia. Por el camino, se encuentran con dos desconocidos: el mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), un antiguo soldado negro de la Unión convertido en cazarrecompensas de mala reputación, y Chris Mannix (Walton Goggins), un renegado sureño que afirma ser el nuevo sheriff del pueblo. Como una ventisca está a punto de alcanzarlos, Ruth, Domergue, Warren y Mannix se refugian en la Mercería de Minnie, una parada para diligencias de un puerto de montaña. Cuando llegan al local de Minnie, en lugar de recibirlos su dueña, se topan con cuatro rostros desconocidos. The Hateful Eight Los 8 más odiadosCritica:Ya sé que es de mala educación criticar el sabor de un plato cocinado, con cariño y buenos ingredientes, por un cocinero genial al que uno admira, pero -perdona que te lo diga, Quentin- por primera vez has estado tan perezoso, descuidado, vanidoso, torpe, egoísta, atolondrado… que has estropeado el famoso estofado de Minnie. Tiene un olor desagradable y un sabor rancio. No sé si habrá sido por un exceso de grasa, de casquería, de óxido... o por haber metido gato en vez de liebre, pero me has decepcionado. Los 8 más odiadosMientras avanzaba con la diligencia por aquella desolación nevada mi boca se hacía agua pensando en la conocida receta y casi me parecía oler ese estofado sabroso con todos sus ingredientes tan bien entremezclados. Pero no, Quentin, esta vez –y es comprensible después de tantos años- te has copiado con desgana, te has pasado lanzando cachos exagerados al caldero, hala, venga, sin pies ni cabeza… removiéndolos con la payasa soberbia y la gilipollez pelotuda de alguien engreído que lleva décadas recibiendo merecidos elogios.Los 8 más odiadosY como es de bien nacido ser agradecido, estoy en deuda contigo por todos los placeres anteriores que llevas ofreciendo a mi paladar, pero que consten un par de cosas: que no pienso volver a tragarme un estofado tan vulgar como este de los Ocho Indeseables, y que la morcilla de Samuel L. Jackson sobraba en el puchero (te la podías haber metido tú por donde te cupiese).Y además eres consciente de ello, so caradura ¿o nos tomas por idiotas? Hay unas cuantas ocasiones en que a falta de liebre has echado gato en la cazuela y nos lo has servido con auténtica desfachatez: como no tenías ganas de trabajarte una situación que pudiese explicar porque no había sido rematado Samuel L. Jackson ¡simplemente prescindes de esas escenas, das un salto, y nos lo presentas a salvo desangrándose en la cama y poniendo condiciones! Y cuando no sabes cómo hilvanar otros acontecimientos ¡simplemente pones una fraudulenta voz en off, inexplicable, para que nos suelte un rollito! Pero, Quentin, qué vergüenza, con esos guiones siempre tan estupendamente cocinados a los que nos has tenido acostumbrados. Comparar esta última tuya con la genial primera (Reservoir Dogs) es algo realmente ignorante, torpe y penoso. Los 8 más odiados
Diez años después de la caída de la economía occidental, las minas australianas continúan en actividad y atraen a los hombres más desesperados e incluso los más peligrosos. En medio de una sociedad moribunda, sobrevivir es una combata de cada día y no hay leyes. Eric abandonó todo. Ahora es un vagabundo, un hombre solo, un hombre amargado. Cuando una pandilla le roba lo único que le queda, su coche, decide perseguir a sus miembros. Para encontrarlos, sólo puede contar con Rey, un antiguo miembro de la banda, abandonado por sus amigos cuando recibió una herida. Los dos hombres están obligados a hacer equipo y emprenden un recorrido lleno de sorpresas…The Rover RoverCritica:El mundo en su recta final tras los efectos arrasadores del colapso económico. Agonizando ya. Consumiéndose a sí mismo. Sin esperanza, sin futuro. Quizá pueda producirse un renacimiento, una reconstrucción, a partir de una vuelta a la condición primitiva del hombre. Pero el estado de las cosas en el universo perfilado por David Michôd (“Animal Kingdom”) no tiene arreglo, pues la descomposición es evidente: tierras quemadas y personajes condenados y malheridos, atrapados en una dinámica de caída permanente. Extinguiéndose. Y el paso siguiente, fijaos, podría no ser otro que el posapocalipsis mad max de su compatriota George Miller. RoverEl comienzo, desconcertante, con la extraña entrada al karaoke oriental ubicado en pleno desierto, punto de encuentro marciano que operaría como puerta a otra dimensión, me recuerda, en cierto modo, a Nicolas Winding Refn y su manera de enfocar Bangkok como espacio ajeno, un tanto sobrenatural incluso, en la fundamental “Sólo Dios perdona”. Y es que descoloca la fusión de dos culturas tan distintas, lo cual diría que resquebraja aún más la identidad de los aussies. RoverEs posible que la propuesta, una suerte de mixtura western & crime drama, adolezca de alguna caída de ritmo (que acelera y desacelera a conveniencia), algún parón molesto y que se alargue más de lo prudente, pero su potencia como misil a la línea de flotación de la sociedad económica y, por extensión, a nuestra naturaleza humana no es poco bagaje. Inquietante puesta en escena donde la escasez y la devastación son prácticamente totales: paisajes infinitos y áridos, construcciones destruidas, mínimas comunidades de infraseres aislados, violencia que estalla sin previo aviso, comunicación verbal inexistente o de difícil fluidez, calor sofocante, suciedad incrustada, recursos agotados y hasta determinados elementos bizarros (el enano, la mujer) son residuos de una civilización ya en fase de coma, que muta en algo grotesco antes de vivir los últimos estertores. Una barbarie que, como apuntaba antes, iniciará un nuevo mundo o una barbarie que adelanta los síntomas del miserable final del mismo. Rover
En el Japón medieval, el poderoso señor Hidetora decide abdicar y repartir sus dominios entre sus tres hijos. El menor considera que la idea es absurda y sólo servirá para causar problemas. Su padre, enfurecido, lo deshereda. Muy pronto descubrirá su error: la ambición hará que sus hijos mayores se enfrenten por el poder en una cruenta guerra. Se inspira en el drama de Shakespeare "El rey Lear".
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