Una joven periodista está visitando la construcción del metro de Copenhague para hacer un informe cuando se queda encerrada en una cámara de presión junto con dos trabajadores. A pesar de tener visiones del mundo radicalmente diferentes, deberán poner sus vidas y cuerpos en manos de los demás para lograr sobrevivir.
En un intento desesperado por salvar su matrimonio, Andrey busca ayuda en una espiritista llamada Mara. Por un tiempo, la magia de Mara parece funcionar hasta que la segunda luna de miel de la pareja se comienza a convertir en una pesadilla..... La mano del demonioCritica: esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia..... La mano del demonio
Yan Jian, un joven ingeniero informático chino se ofrece como voluntario para ir al norte de África y ayudar a la empresa para la que trabaja a ganar un concurso que le concedería el control de las comunicaciones entre el norte y el sur del continente. Michael es un espía francés cuya misión es ganar el concurso y obtener también el control de los recursos minerales africanos. Para ello contrata al mercenario Lauder y a un antiguo general, Kabbah. Yan descubre la conspiración y es el único que puede detenerlos. China Salesman chinoCritica:Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. chinoUn metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. chino
El asesino más mortal del mundo es conocido como "El hombre de Toronto", y Teddy es el mayor desastre de Nueva York. Ambos se encontrarán en un Airbnb y el destino les obliga a formar equipo para salvarse. ¿Conseguirán aguantarse el uno al otro?...El hombre de TorontoCritica: Somero disparate del que uno no puede más que rendirse a él. Hay que suponer que sólo un tío como Kevin Hart puede llegar a desarrollar al personaje que interpreta, y que él es la razón de la película. A partir de ahí, la cuestión encaja. El lío montado de unos venezolanos disgustados, mafiosos y terroristas, funcionará en la medida justa para desarrollar la acción. Y la acción no es una novela pulp barata de usar y tirar porque lo de menos es que ese planteamiento sea creíble, lo importante es que se demuestra un trabajo y una inversión para que se pueda comprobar que esto, no es una chapuza. Y es que esta industria del cine valora igual una de estas películas que cualquier otra que fuera de lo más seria. Son de un humor tipo buddy film del graciosillo y el sufridor, en el que el graciosillo también es sufridor pero no al contrario, porque Woody hace poca gracia, incluso cuando estaba en el bar de Cheers, pero es buen actor y aquí, da el pego. Así que es asombrosa la capacidad de este cine, made in USA, de hacer el mismo tipo de películas sin parar y lograr siempre el efecto deseado. Y no aburre porque su objetivo es distraer al tiempo de proporcionar su dosis de sentimentalismo para que al cachondeo que te montas, de vez en cuando te aflore una sonrisa de ternura, de lo más bobalicona, pero es así. En concreto esta película tiene momentos realmente prodigiosos para volver a ver, las escenas en el centro comercial y la pelea de los dos con los asesinos, hace, siendo sinceros, reconocer que es un cine de valía y bien hecho, que por muy tonta que sea la película, por mucho que le queme la sangre a los intelectuales del cine, hay que ser lo suficientemente ecuánime para saber que lo que propone El hombre de Toronto, lo cumple sin engañar. Además, qué coño, al final es que te crees todo lo que pasa y te alegras de que pase. Esto es cine. De película.... El hombre de Toronto
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