Cuando Noah y su hermana pequeña Emma encuentran una extraña caja brillante en la playa, dentro descubren una especie de piedras relucientes y un curioso conejo de peluche al que Emma llama ‘Mimzy’. Más tarde, parece que mientras juegan con Mimzy empiezan a desarrollar una serie de habilidades extraordinarias: Emma adquiere unos inexplicables poderes psíquicos y Noah se convierte en un genio capaz de mover objetos. Las extrañas habilidades no pasan desapercibidas para Larry, el profesor de Noah, que entiende que algo muy extraño está sucediendo. De forma inesperada, descubrirán que Mimzy, el adorable conejo de peluche, es el responsable de todo.
Cuando Mark Schultz (Channing Tatum), medallista de oro olímpico, es invitado por el rico heredero John du Pont (Steve Carell) para instalarse en su magnífica residencia familiar y ayudarle a crear un campo de entrenamiento de alto nivel, con el fin de preparar un equipo para los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988, Schultz dice que sí inmediatamente. Allí espera tener la posibilidad de concentrarse en su entrenamiento y dejar de quedar siempre detrás de su hermano Dave (Mark Ruffalo). FoxcatcherCritica:A priori, parece que en Foxcatcher nos vamos a encontrar con el típico biopic de deportes, de estos que rulan mucho en las temporadas de premios, pero en mi opinión, aquí el wrestling es algo secundario y los que realmente importan son los conflictos entre los personajes. Por un lado tenemos a Mark Schultz (Channing Tatum), un ganador olímpico que busca volver a ganar para dejar de vivir a la sombra de su hermano; por otro, a Dave Schultz (Mark Ruffalo), padre de familia y el hermano mayor que crió a Mark, que le apoya, le entrena y se preocupa por él; y por otro, a John du Pont (Steve Carell), un multimillonario patriota, excéntrico y, para mí, el personaje que realmente cimienta la película, aunque técnicamente no sea el protagonista. Tal y como yo lo veo, Foxcatcher utiliza la competición de lucha como telón de fondo para profundizar en las obsesiones y miedos de John du Pont, un hombre inseguro, ineficaz, triste e inestable que busca la aprobación de una madre exigente y contribuir a la grandeza de su país para sentirse útil. Mark es el que más minutos tiene en pantalla, sí, pero es la obsesión de du Pont la que desencadena la mayoría de los sucesos de la película, desde su inicio hasta su desenlace, del que hablaré un poco en la sección spoilers. FoxcatcherCon esta premisa, la película funciona gracias a tres interpretaciones geniales: cabe mencionar primero al irreconocible (gracias a un estupendo maquillaje) y muy, muy, muy perturbador Steve Carell en un papel que supone un enorme punto de inflexión en su carrera. Olvidad al jefe odioso de The office y al simplón de Virgen a los 40. Foxcatcher no es una comedia, es un producto dramático con una atmósfera sucia, enrarecida, tensa y extrañamente incómoda, y buena parte de ello se debe a la interpretación de Carell. Por si fuera poco, sus dos compañeros de reparto saben estar a su altura: Tatum demuestra bastante instinto al saber equilibrar la intensidad y la contención según lo requiera la escena, mientras que Ruffalo es tremendamente natural en su papel de hermano cariñoso y protector. Para mí, son ellos tres los que convierten una película interesante en una película buena. La fotografía, por su parte, está llevada con mucha inteligencia y contribuye enormemente a crear la tensión necesaria. Foxcatcher
Después de la muerte de su padre, Alyson, su pareja Richard y su bebé regresan a la casa de su infancia. Luego de algunos eventos sobrenaturales impactantes, Alyson descubre que ella y su familia han estado viviendo con una terrible maldición, desatada en el pasado por una novia asesinada por el abuelo de Alyson. Poco después, el hijo de Alyson desaparece y ella no tiene más remedio que embarcarse en un aterrador viaje al inframundo, para liberarse de la maldición de la novia y buscar a su hija.....Conjuro siniestroCritica: ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Conjuro siniestro
Andrew Beckett, un joven y prometedor abogado de Philadelphia, es despedido del prestigioso bufete en el que trabaja cuando sus jefes se enteran de que ha contraído el sida. Decide entonces demandar a la empresa por despido improcedente, pero en un principio ningún abogado acepta defender su caso.
En este desenlace de la saga Millennium la tensión se dispara. Tras el agónico final de La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, puede que Lisbeth Salander haya sobrevivido a ser enterrada viva pero sus problemas están lejos de haber acabado. Está acusada de triple asesinato y fuerzas poderosas intentan silenciarla de una vez por todas. Mientras, Michael Blomkvist escarba en su oscuro pasado y pronto encuentra sus huellas.
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