La generación perdida

Basada en un hecho real de la vida de John DeLorean (Lee Pace), un hombre de negocios del mundo del automóvil que, al caer en picado su empresa, se vio envuelto en un caso de narcotráfico. Ambientada en la opulencia californiana de 1980, la historia ilustra la operación que llevó a cabo el FBI para intentar destapar el famoso escándalo de drogas y poder atrapar al fundador de la aclamada compañía "DeLorean Motor Company".

El payaso psicópata Art, aterroriza a dos chicas durante la noche de Halloween, matando a todos aquellos que se interponen en su camino.

Deadpool (Ryan Reynolds) le cuenta al actor Fred Savage (el niño de "La Princesa Prometida") algunas de sus aventuras, en un homenaje-parodia a dicha película de 1987 en la que el abuelo le contaba historias a Fred. 'Once Upon a Deadpool' es una revisión estrenada en cines de "Deadpool 2" adaptada a la calificación por edades PG-13, es decir: un reestreno navideño sin violencia, palabras malsonantes y otras características del film original de David Leitch, añadiéndose además nuevas escenas a la película. Once Upon a Deadpool HabíaCritica: Esta propuesta era atractiva por el humor que supone que Deadpool trate dejarnos esta historia como una para toda la familia, pero realmente hasta esto es más gracioso si tuviera todos los elementos propios del personaje como su tono desenfadado y su falta de temor por la sangre. Toda la película se siente como una versión de Deadpool 2 a la que le han borrado efectos audiovisuales... todo lo que no son las escenas nuevas del metraje (las cuales están muy bien y son bastante graciosas) son las escenas de Deadpool 2 desprendidas de toda gracia y de todo lo que las hacía sólidas... Deadpool HabíaAhora al ser una versión capada no logran sostener al conjunto y se quedan como momentos en que nos quedamos esperando pacientemente a las nuevas escenas originales con chistes que nos provoquen risa, porque las escenas de Deadpool 2 en Once Upon a Deadpool nos dan ganas de llorar por lo desmejoradas que están, sería mucho mejor estar viendo la perfecta y magistral Deadpool 2 antes que ver las mismas escenas desprendidas de parte de sus características que las hacían atractivas y especiales, no se sienten naturales sino todo lo contrario al estar brutalmente censuradas. Deadpool Había

Daniela (Sofia de Llaca), una chica con 19 años y con brackets consigue lo que siempre soñó pero jamás imaginó: una cita con el hombre de sus sueños (y el de muchas chicas más), el irresistible, famoso, Dios de la música, Gabo Gabeau (Emiliano Zurita). Todo parece demasiado bueno para ser cierto, y lo es hasta que Gabo le pide un inesperado favor a Daniela que desencadenará en una serie de enredos entre enamoramiento, música y chantajes que la llevan a arriesgar el verdadero amor....No, porque me enamoroCritica: Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas....No, porque me enamoro

La vida sentimental de una joven de Nueva York se complica, cuando recibe equivocadamente de su novio un anillo de compromiso comprado en Tiffany por otra persona y destinado a otra mujer....Algo de TiffanyCriticA: Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia... Algo de Tiffany