Cuando al millonario James King (Ferrell) le condenan a ir a la cárcel por un delito que en realidad no ha cometido, contratará los servicios de quien le limpia el coche, a la vez un delincuente habitual (Hart), para que le enseñe cómo ha de comportarse para sobrevivir en prisión. Get Hard Dale duroCritica:Ahora que tengo la HBO en casa estoy aprovechando y viendo películas que tenía por ver y una de ellas es Dale duro. A mi personalmente me encanta Will Ferrell como actor cómico, pero desde el comienzo de la historia me quedó claro que el papel más cómico lo llevaría el grandísimo aunque pequeño gran actor Kevin Hart. Ésta vez a Ferrell le ha tocado bailar con la más fea y hacer de gracioso forzado, papel en el cual no se encuentra tan cómodo como en él suele ser habitual. Muy limitado en todos los aspectos. Aún así despierta mucha simpatía y una gracia estúpida. Dale duroHart sin embargo tiene un personaje hecho especialmente a su medida y no me refiero a los centímetros jajaja. Sus gestos, sus miradas, sus diálogos son sencillamente magistrales dentro de la historia. Y los secundarios a diferencia de lo que nos tienen acostumbrados, ser meros figurantes, aquí a pesar de tener papeles cortos, son grandioso y aportan peso a lo que vemos en pantalla, desde la esposa e hija del personaje de Hart hasta todo el personal de la casa del personaje de Ferrell. A tener en cuenta el curro que se pega el notas para acondicionar la casa del ricachón en una prisión, vamos, yo no me perdería ningún detalle porque es una auténtica delicia visual. Dale duroReconozco que hay ciertos actores que antes de empezar a ver la peli me dan cierta grima, y es que hay muchos cómicos americanos, entre los que incluyo a WILL FERRELL( que tiempos aquellos desmelenados y graciosos de MOVIDA EN EL ROXBURY) a los cuales me da pereza ver sus pelis, porque maldita sea la gracia que tienen, , a mi en particular no me provocan ni tan siquiera una risa, ni una carcajada en todo el tiempo, quizás sea humor puramente americano, pero yo lo estaba oyendo, y con la voz habitual de doblaje, que también sirve para JIM CARREY, y cada momento menos gracia me hacia .. me pasa lo mismo que con JACK BLACK, creo que hay poca gente que los aguante, en sus sobreactuados casi siempre papeles pséudosimpaticos. Un poco a la manera de ENTRE PILLAS ANDA EL JUEGO, así se la juegan en la gran empresa donde trabaja, su propio jefe y suegro a la vez, para que se puedan dar las situaciones supuestamente simpáticas con el que era su lavacoches de raza negra, para así acentuar sus diferencias en clase social. La historia en si da muy poquito juego, insustancial a mas no poder y a pesar de no llegar a las dos horas, se hace pelín larga, así que tendremos que esperar una vez mas a que nos llegue una comedia que de verdad nos haga reír a mandíbula batiente.. aunque para eso ya esta el mago WOODY ALLEN. Dale duro
En 1945, finalizada la Segunda Guerra Mundial, Neus Català regresa a Francia, donde rememora su vida bajo el yugo nazi.
Esta universitaria solo quiere llevar una vida tranquila. Cuando renace como Yumiella, la jefa oculta de un RPG Otome, no le hace demasiada gracia. Sigue deseando la paz, así que abandona sus tareas de villana para llevar una vida más discreta. ¡Hasta que su lado como gamer entra en juego y llega al nivel 99! Ahora todos sospechan de que es la Señora Oscura. ¿Qué futuro le espera?
Dos amigas con un concepto muy distinto de la belleza deciden fundar una empresa juntas. Una es más práctica, mientras que la otra tiene como objetivo amasar una fortuna para permitirse una vida de lujos y caprichos.
Una mujer que lucha con la inseguridad se despierta de una caída creyendo que es la mujer más bella y capaz del planeta. Su nueva confianza le permite vivir sin miedo, pero ¿qué sucede cuando se da cuenta de que su apariencia nunca cambia? ¡Qué guapa soy! Critica“I feel pretty” es una célebre canción compuesta por los grandes maestros Leonard Bernstein y Stephen Sondheim para la película “West Side Story”, uno de los musicales más aclamados de todos los tiempos. Posteriormente, fue interpretada por Adam Sandler, a petición de Jack Nicholson, en “Ejecutivo agresivo” y ahora figura como título original de “¡Qué guapa soy!”. Esta introducción interrelacionando títulos de cintas refleja ya a las claras un manifiesto declive, la misma devaluación irreversible que padece la comedia americana, empeñada en autodestruirse a base de ideas pueriles, comicidad simplona y estereotipos caducos. Dejando al margen a un pequeño y selecto grupo de cineastas, los estrenos estadounidenses pertenecientes a este género carecen de auténtica originalidad, inventiva y creación artística, limitándose a explotar clichés, chistes fáciles y referencias sexuales. Abby Kohn y Marc Silverstein debutan en la dirección con este film, aunque antes habían sido los guionistas de “Nunca me han besado”, “Qué les pasa a los hombres” o “Mejor... solteras”, ejemplos muy significativos de esa decadencia a la que me refiero. Al situarse detrás de la cámara, continúan desarrollando el mismo estilo de cine que marca su carrera. No niego que tal vez algunas de sus ideas puedan tener cabida en programas de humor confeccionados sobre enlaces de sketches, pero una producción cinematográfica implica un proyecto de mayor envergadura que necesita de una historia y unos personajes interesantes, bien definidos y construidos, y de una cierta habilidad artística y narrativa para plasmar en imágenes las ideas y el entretenimiento que se pretenden transmitir. En “¡Qué guapa soy!” todo esto es secundario, por no decir inexistente, reduciéndose a filmar con escaso acierto una trama que trata infructuosamente de resultar graciosa y, para colmo, bajo el artificial y endeble manto de una supuesta moraleja políticamente correcta. Cuenta las desventuras de una joven que afirma ser más hermosa después de haber sufrido un pequeño accidente. Pese a su percepción, lo cierto es que mantiene el mismo aspecto de siempre. Sin embargo, su renovada confianza en sí misma le lleva a ascender en la empresa de cosméticos para la que trabaja. Recuerda en cierta medida a “Amor ciego”, de otra pareja muy reconocida en la comedia, los hermanos Peter y Bobby Farrelly. Para ser una supuesta comedia, a mí me deprimió verla. A medida que avanzaba el metraje sin lograr arrancarme siquiera una sonrisa, se apoderó de mí la melancolía, culpa de la deriva desnortada que arrastra este género en Norteamérica. ¿Qué queda de “Atrapado en el tiempo”, de Harold Ramis? ¿O de “El gran Lebowski”, de los hermanos Coen? ¿O de “Cuando Harry encontró a Sally”, de Rob Reiner? Woody Allen resulta cada vez más dramático. Tan solo Jason Reitman y Alexander Payne mantienen el pulso, si bien sus trabajos muestran también un innegable regusto por la amargura. En definitiva, la buena comedia, pura y sin condimentos que la desvirtúen, atraviesa un mal momento. La actriz Amy Schumer, cuya fama proviene de la televisión y que en la gran pantalla ha participado en “Y de repente, tú” y “Descontroladas”, desempeña el papel protagonista, enésima muestra del debilitamiento que trato de denunciar en esta crítica. Cierto es que le acompaña una magnífica intérprete de brillante currículum como es Michelle Williams (“Blue Valentine”, “Mi semana con Marilyn”, “Manchester frente al mar”, “Todo el dinero del mundo”) aunque, en esta ocasión, sin un contenido que le permita brillar a su nivel habitual. Asimismo integra el reparto a modo de reclamo alguna que otra modelo que reina en el paralelo universo de Instagram. En todo caso, nada hay que evite el naufragio de la película. ¡Qué guapa soy!
Las tensiones aumentan mientras la comida se agota mientras seis personas influyentes se encuentran varadas en una isla aislada después de que los planes para una escapada de fin de semana fracasan... AisladosCriticA: esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Aislados
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