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A raíz de la Gran Plaga y en medio de las posteriores cazas de brujas contra las mujeres, una joven viuda se enfrenta a la trágica muerte de su marido en una sociedad completamente consumida por el miedo y la muerte. Debido a que rechaza los avances de su casero, es falsamente acusada de ser una bruja y encarcelada por un crimen que no cometió. Debe soportar la persecución física a manos del cazador de brujas más despiadado de Inglaterra y enfrentarse a sus propios demonios internos mientras el mismo diablo comienza a abrirse camino en su mente..Pacto con el diabloCritica: Tengo mis peros respecto a la carrera de Neil Marshall. Siendo para mi The Descent su mejor película hasta la fecha, siempre me da la impresión que apunta pero no acierta; y aun así admiro su capacidad de transmitir la violencia y sobre todo que sea capaz de llevar adelante una locura como Doomsday.Tras la muerte de su marido Joseph, Grace debe luchar contra los elementos y la sociedad para seguir manteniendo la granja que tenían alquilada. Grace rechaza los avances sexuales del malvado terrateniente Pendleton y por ello este le acusará de brujería. ¿Podrá Grace demostrar su inocencia o caerá ante los siniestros Witchfinders?The Reckoning podría resumirse como un crossover entre Black Death de Christopher Smith y The Pit And The Pendulum de Stuart Gordon, todo mezclado con dosis de feminismo al estilo de Marshall (mujeres peleonas, en este caso con espadas); de la primera tomaría la ambientación sucia y el trasfondo de la peste mientras de la segunda encontraríamos esos interiores que se ven fantásticos, aunque den sensación de cartón piedra, y a la connivencia entre brujería e inquisición. Vaya por delante que no estoy cargando contra Neil Marshall ya que valoro positivamente las películas anteriores.Pero la sensación que no me quité durante todo el visionado es que estaba ante un Marshall contenido para el que The Reckoning es un back to basics tras el fiasco de Hellboy; ésta es una película pequeña, y mejor funciona cuanto más pequeña es. La cámara de Neil Marshall es capaz de hacernos tragar ruedas de molino del guion escrito a seis manos entre el propio director junto a Charlotte Kirk - que se reserva el papel principal - y Edward Evers-Swindell, y es que se toman demasiado tiempo para presentarnos a la protagonista cuando en el minuto quince ya se sabe por dónde van los tiros, y este es mayor pero que encontramos en The Reckoning: es (otra vez) una reivindicación de las mujeres fuertes en lucha contra un heteropatriarcado que las tortura por no conseguir trato carnal. Sé que esto ha pasado, pasa y pasará, pero los personajes masculinos son extremadamente crueles y/o estúpidos – a excepción del interés amoroso de la protagonista - como si no se hubiera intentado buscarles algo de bidimensionalidad... Pacto con el diablo
Adrien, un seductor bailarín que ve su carrera terminada a causa de un accidente de moto, malgasta su juventud dejándose llevar por la ociosidad de la Costa Azul, mantenido por Martha, gloria pasada del cine. Su vida da un vuelco cuando conoce a Margot, una criatura fascinante que vive a base de estafas y manipulaciones amorosas. Juntos soñarán con una vida mejor y pondrán en marcha una estratagema diabólica, una farsa sentimental.....La farsaCritica: una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia..... La farsa
En el sur de los Estados Unidos, en plena Depresión, Paul Edgecomb es un vigilante penitenciario a cargo de la Milla Verde, un pasillo que separa las celdas de los reclusos condenados a la silla eléctrica. Esperando su ejecución está John Coffey, un gigantesco negro acusado de asesinar brutalmente a dos hermanas de nueve años. Tras una personalidad ingenua, Coffey esconde un don sobrenatural prodigioso. A medida que transcurre la historia, Paul Edgecomb aprende que los milagros ocurren... incluso en los lugares más insospechados. The Green Mile Milagros inesperadosCritica:Sé que no es una película que esté a la altura de las mejores de la historia, pero así y todo, me veo obligado a plantarle un 10 como un carrasco. Un amigo me decía hace poco que para él, el cine es algo más que estar bien hecho o mal hecho: es el sentimento que provoca a cada persona. Y a mi, 'La milla verde' me provoca millones de emociones a cuál más fuerte. Milagros inesperadosFrank Darabont guioniza y dirige esta adaptación de la novela de Stephen King, y lo hace atreviéndose con 180 minutos de duración. Era la segunda vez que el director hacía esto, pues debutó en este aspecto con la hermosa 'Cadena perpetua' (más tarde llegaría 'La niebla de Stephen King'. En este caso, a mi entender, consigue incluso superarse. Debo decir que no he leido ninguna de las dos obras de Stephen King, pero aún así, dudo mucho que consigan el poder lírico y onírico que sí logra Darabont. Con una dirección de cámara practicamente perfecta, el cineasta regala unas imágenes que embelesan al espectador a cada segundo, con lo que se convierte en una obra visualmente igualable, pero dificilmene superable. A eso hay que sumarle la capacidad narrativa de la película, que hace que sus tres horas de duración se conviertan en un suspiro para quien la ve, que se siente dentro de la película desde el primer minuto. Si tenemos en cuenta la gran iluminación y la calidad en la dirección de los personajes, nos damos de frente con una dirección simplemente perfecta.Pero no solamente de Darabont vive 'La milla verde'. La gran dirección se ve acompañada por soberbias actuaciones de todos y cada uno de los actores que aparecen en la película. De sobra conocida es la capacidad de Tom Hanks para la actuación, sobretodo cuando se trata de personajes en situaciones un tanto inversímiles. David Morse cubre las espaldas del protagonista con una actución fantástica. Su personaje no es el más complejo, pero el actor lo lleva con una naturalidad que le convierte posiblemente en el más cercano. Doug Hutchinson borda un papel que se convierte en la astilla de la historia. No deja de joder cada vez que aparece, apoyado también por una caracterización fantástica que ayuda a darle dimensión a su personaje. Un entrañable Michael Jeter y un alocado Sam Rockwell (fantásticos los dos como personajes de apoyo) rellenan un elenco maravilloso que completa la gran figura de la película: Michael Clarke Duncan. En el mejor papel de su vida, el grandote se saca de la manga una interpretación memorable. Verle riendo con ternura o sollozando de emoción es algo que no tiene precio. El actor borda un personaje nada sencillo. Milagros inesperados
En 1921, Ewa y su hermana Magda dejan su Polonia natal y emigran a Nueva York. Cuando llegan a Ellis Island, a Magda, enferma de tuberculosis, la ponen en cuarentena. Ewa, sola y desamparada, cae en manos de Bruno, un rufián sin escrúpulos. Para salvar a su hermana, Ewa está dispuesta a aceptar todos los sacrificios y se entrega resignada a la prostitución. La llegada de Orlando, ilusionista y primo de Bruno, le devuelve la confianza y la esperanza de alcanzar días mejores. Con lo que no cuenta es con los celos de Bruno. The Immigrant Sueños de libertadCritica:El séptimo arte se ha acercado en multitud de ocasiones al drama de la inmigración. Desde 'Charlot emigrante' pasando por 'The Visitor', 'Un franco 14 pesetas' o 'En América', los ejemplos cinematográficos de las dificultades y penurias que pasan los protagonistas abundan las estanterías, colecciones y carteleras de los cines. Como drama que supone abandonar la tierra que te vio nacer para buscar una nueva oportunidad en un país extranjero, no faltan los elementos característicos de este género que, en contadas ocasiones, se combinan con algún deje cómico para poner de manifiesto aquello de al mal tiempo buena cara.No es el caso de esta película, que prescinde de cualquier elemento cómico y se echa en brazos del drama. Pero bien además, porque es un auténtico 'dramón'. Marion Cotillard -Ewe-, Joquin Phoenix -Bruno- y Jeremy Renner -Orlando- forman el trío protagonista y amoroso de una cinta pretenciosa, que intenta mostrar, entre otras cosas y sin resultados, la capacidad que tiene el ser humano de sufrir para sobrevivir.Su portentoso arranque, con un plano inicial que recuerda ipso facto a la llegada de Vito Corleone a la propia isla en el Padrino II, se va diluyendo como un azucarillo por el farragoso y aburrido guión. El desarrollo de los acontecimientos avanza con pesada lentitud entre los bajos fondos de Nueva York, bien retratada por la magnífica fotografía de Darius Khondji, que ya ha demostrado su sobrada capacidad en otros trabajos como Seven o A Roma con amor. Un excesivo sosiego que evidencia la pérdida de interés a medida que avanza el metraje. Sueños de libertadLos decorados, la ambientación, el maquillaje, el vestuario y, sobre todo, el talento descomunal que ofrecen, una vez más, Cotillard, Phoenix y Renner, salvan un filme que se pierde a mitad de camino hacia el éxito. La falta de empuje de Gray, más preocupado por la estética que por el contenido y que abusa de escenas desagradables e incomodas, regodeándose en las desgracias que persiguen a la joven polaca, provocan en muchas ocasiones la falta de ritmo de la película. Sueños de libertad
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