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Un fotógrafo de guerra veterano con trastorno de estrés postraumático ve muertes inminentes en sus fotos, lo que cuestiona su ya frágil salud mental y pone en peligro las vidas de sus allegados.
La misteriosa enfermedad de su hermana pequeña hará que Nala y su familia viajen a la casa de su abuela para encontrar la cura. En este lugar, ella aprenderá sobre leyendas locales de brujas que se alimentan de la sangre de los niños para permanecer por siempre jóvenes. Mientras más conoce Nala sobre estos seres diabólicos, más se convencerá de que su abuela podría ser una bruja....Mal de ojoCritica: Si hacemos un ejercicio de introspección al género del terror nos percatamos en poco tiempo de que todas las historias más clásicas (o realmente también las más contemporáneas) están basadas en cuentos, folkore, leyendas y mitos que han ido adaptándose a los tiempos y retroalimentándose de su misma esencia para perpetuarse en la posteridad. Si hablamos de los vampiros más modernos y sus clanes de sociedad vienen de una evolución de la novela Drácula de Bram Stoker que a su vez era una adaptación de la vida de Vlad el Empalador. Si hablamos de los zombies que son muertos que contagian por la vía del mordisco están relacionados con los zombie haitianos y el voodoo. Pues en Mal de Ojo tenemos una observación hacia la brujería más sucia pero desde la vertiente mejicana más clásica. Veamos que tal salió el experimento.Luna es una niña con graves problemas de salud a la que los médicos no albergan demasiadas esperanzas. La familia desesperada decide pasar un tiempo en casa de la abuela lejos de la ciudad esperando que la tranquilidad y el aire puro le pueda ayudar. Nala, su hermana mayor a la que la situación le irrita profundamente accede a cuidar de su hermana en la ausencia de sus padres. Están ellas solas con su abuela, una mujer arisca y déspota.... Mal de ojo
Cinco amigos de la infancia se reúnen después de 20 años porque uno de ellos está empeñado en volver a probar suerte en un maratón alcohólico que nunca pudieron llegar a completar. Gary King, un cuarentón que todavía no ha conseguido superar la adolescencia, convence a sus cuatro reacios amigos y los arrastra a su pueblo natal en un desesperado intento por llegar al famoso pub “The World’s End”. Pero mientras intentan reconciliar el presente con el pasado, empiezan a darse cuenta de que la auténtica lucha debe librarse por el futuro, y no solo el suyo, sino el de toda la humanidad. Llegar al pub “The World’s End” es ahora el último de sus problemas. Bienvenidos al fin del mundo The World's End Una nocheCritica:En “Bienvenidos al fin del mundo” volvemos a los noventa y a la cassette y al inmovilismo ya visto en “Zombies Party” como forma de vida, pero esta vez Gary King —y su actitud de mantenerse fiel a su pasado— le enfrenta a mundo cambiante donde la tecnología se ha hecho con el poder y las juventudes clónicas campan a sus anchas en locales y pubs que parecen haberse sometido al multinacionales siendo copias inalterables. No hay distinción, no hay originalidad, no hay lugar a la sorpresa, el contacto humano está al alcance de un smartphone y cada vez parecemos una colmena… de robots. Sorprende, además, que Gary King sea un personaje llamativamente trágico sobre un fin nihilista aunque enfocado a una redención propia, mucho más acertado que esos jóvenes atrapados en cuerpos de adultos que la comedia norteamericana y extensiones apatowianas se encargan de utilizar cada año con el mismo agradado que utilizar un condón usado. Todo ese viaje sumado a la apropiación cultural de un pastiche pop, disparatado, extravagante —que entona el cruce perfecto entre el slapstick más surrealista y las coreografías de Jackie Chan— genera una nueva articulación de la parodia como elemento ejemplar y narrativo de una aventura burlesca e hilarante. Una nochePosiblemente Wright haya plasmado la película más políticamente incorrecta y con texto completamente anárquico sobre la imposibilidad de someter a reglas definidas y dictatoriales al ser humano. Somos seres libres y hedonistas, necesitados de un Winchester para divertirse, emborracharse, perderse y volver. La necesidad (y a veces necedad) de dar una conclusión a las cosas provoca que el protagonista decida reunir a sus amigos de adolescencia para finalizar la ‘Milla de Oro’ y darse cuenta de que la juventud nunca volverá y el inmovilismo es la navaja más afilada en tiempos en los que todo avanza más rápido que nosotros mismos, abduciéndonos dentro de un sistema pre-calculado que nos invita a ser más perfectos. Realmente estamos posiblemente ante la película anti-sistema más concisa precisamente por no tomarse en serio y dejar dispuesto el futuro de la humanidad a un puñado de borrachos egoístas que dejan clara la más profunda de las verdades: el ser humano es imperfecto por naturaleza y un animal indomable que nunca desea estar amarrado a reglas. Se agradece, como colofón, la absoluta sinceridad y transferencia de la propuesta en ese alegórico nombre del pub que marca el último destino y parada: El Fin del Mundo es, efectivamente, el Fin del Mundo. Una noche en el fin del mundo. Una noche
Un "superpolicía" que reniega de su sexualidad se enamora de su nuevo compañero mientras investigan unos robos a bancos donde parece que no se ha robado nada.
En “Un Zoologico en Casa” conocemos a Benjamin Mee (Matt Damon), un columnista de prensa y escritor de artículos de aventuras que, como padre viudo, se enfrenta al desafío de criar a sus dos hijos pequeños. Con la esperanza de que partir de cero y llevar una nueva vida restablecerá el espíritu familiar, Mee deja su empleo y compra una vieja casa rural situada en un terreno de unas ocho hectáreas fuera de la ciudad que incluye una irrepetible particularidad añadida: un zoológico denominado el Parque de Animales Rosemoor, residencia de docenas de animales encomendados al cuidado de la jefa de guardas Kelly Foster (Scarlett Johansson) y su entusiasta equipo. Sin experiencia, con poco tiempo y reducidísimo presupuesto, Mee se propone, con el apoyo de su familia y de la gente de la localidad, reabrir el zoo. Ahora, Benjamin ya no cuenta una historia de aventuras, sino que vive la suya propia.
Olaf Schubert no tiene tiempo para novias, pero se esfuerza para conseguir una cuando su padre le exige aumentar la descendencia de la familia.
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