César es un chef exitoso, dueño de un restaurante italo-mexicano junto con su gran amigo Paolo, un hombre alegre y optimista. César está felizmente casado con Amelia, con quien tiene un hijo de diez años llamado Enrique. Poco antes de cumplir cuarenta años, descubre repentinamente que su esposa le ha ocultado algo importante durante mucho tiempo. Deprimido y derrotado, César siente que se le cae el mundo. Pero justo en el momento de crisis, César tiene que ir con Paolo a Cancún, a concursar en un certamen para los mejores pequeños restaurantes de México. El chef recupera confianza en sí mismo gracias a Naomi, una mujer irónica y fuerte, que conoce en el hotel de playa, que le enseña a lidiar de manera equilibrada con las sorpresas que se presentan en la vida.... CuarentonesCriticA: una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Cuarentones
Para salvar el universo y su amistad, Mordecai y Rigby deberán derrotar a un maligno entrenador de voleibol.
Ricky Ricón es el niño más rico del mundo; tiene su propio parque de atracciones, un Burguer en su casa y su profesora de gimnasia es la mismísima Claudia Schiffer. Richie tiene además el amor de sus padres, pero no es feliz; echa de menos jugar al béisbol en la calle con los chicos del barrio. Cuando sus padres desaparecen en el Triángulo de las Bermudas, el muchacho sospecha que detrás de la desaparición se encuentra Laurence Van Dogh, un ejecutivo de Industrias Richie que pretende hacerse con la compañía asesinando a sus padres. Sin embargo, Richie y su nueva pandilla de chiflados amiguetes no están dispuestos a rendirse a la primera... son capaces de cualquier travesura y la fuerza de la amistad es muy poderosa. Con su ayuda intentará liberar a sus padres y salvar la compañía.
Antes de lograr el éxito, Takeshi Kitano dio sus primeros pasos como aprendiz del legendario cómico Fukami de Asakusa. Pero mientras su fama crece, la de su mentor decae....El chico de AsakusaCritica: que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.....El chico de Asakusa
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