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Una anciana inmigrante china se ve envuelta en una loca aventura, donde solo ella puede salvar lo que es importante para ella al conectarse con las vidas que podría haber llevado en otros universos.... Todo en todas partes al mismo tiempoCritica: A los directores y guionistas Dan Kwan & Daniel Scheinert los conocimos por Swiss Army Man. Una original y muy escatológica comedia fantástica con Daniel Radcliffe y Paul Dano. Ahora, seis años después, vuelven a sorprender a propios y extraños con su nueva película donde van aún más lejos en lo que a planteamiento plagado de originalidad y riesgo se refiere, presentando esta espectacular (y particular), visión del multiverso. Es curioso, y digno de elogio, que en los tiempos en que Marvel y DC se han decidido a explorar el mismo concepto, sea esta propuesta estadounidense la que, sin hacer ruido, haya conseguido ser claramente (al menos de momento), la más original en su planteamiento. A pesar de no contar, ni remotamente, con los presupuestos que se manejan en las otras compañías.Centrándonos en lo que nos atañe, la película nos cuenta la historia de Evelyn, una inmigrante china de mediana edad residente en Estados unidos que, por vicisitudes que es mejor no desvelar, se ve envuelta en una trama para salvar no sólo su mundo, sino todo el multiverso. A partir de esta premisa ya de por si llamativa (no olvidemos que este tipo de roles “heroicos” suelen darse a gente muchísimo más joven y normalmente atlética) la cinta comienza a dispararnos, sin ningún tipo de piedad, toda la munición que han ido preparando cuidadosamente sus directores y guionistas para sorprendernos.... Todo en todas partes al mismo tiempo
Joe Dirt es un feliz hombre de familia que cuando se encuentra transportado al pasado, comienza un épico viaje para intentar volver con sus seres queridos al presente. Joe GuarroCritica:Secuela quince años después (y directa para vídeo demanda) de las ¿aventuras? de Joe Dirt ("La sucia historia de Joe guarro", 2001) que tiene la virtud de ser menos graciosa aun que que la primera entrega lo cual significa que garantiza una magnífica siesta al espectador. Además, tira mucho de referentes de la América profunda con lo que la desconexión es aun mayor con cualquier espectador que no tenga una brizna de heno colgada de la boca. Una secuela solo para fans (si es que los tiene) que utiliza los tópicos como viajes en el tiempo, etc para construir una floja historia destinada tan solo a cuatro momentos de lucimiento de David Spade donde apenas brilla ya su estrella (y pensar que ha aceptado la secuela por la presión de los fans...). Mejor pasad de largo, es un buen consejo, creedme. Joe GuarroPor una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Joe GuarroEs decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. Joe Guarro
Mientras asiste al baile real con Cenicienta, Caperucita Roja se ve inmersa en un gran misterio. ¿Podrá resolver el caso antes de que llegue la medianoche?....Érase una vez un asesinatoCritica: llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia..... Érase una vez un asesinato
Fong (Jackie Chan) es un ladrón sin suerte. Tiene habilidades excepcionales para el robo, pero siempre pierde el botín en las apuestas. La gran oportunidad le llegará cuando un mafioso le pida, a él y a su socio Octopus (Louis Koo), que secuestren al bebé de una de las mujeres más poderosas de la ciudad. El problema será que Fong tendrá que ocuparse del niño durante unos días.
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