Durante una Nochevieja, en un hotel de Los Ángeles, un botones (Tim Roth) es continuamente solicitado por los ocupantes de cuatro habitaciones. En una de ellas se han reunido unas brujas, en otra un hombre apunta con un revólver a su mujer, que está atada a la cama, en la tercera un gángster y su mujer le piden que cuide a sus hijos y en la cuarta dos hombres realizan una arriesgada apuesta.
Iván (Alan Daicz) es un joven un músico desconocido de 24 años que se encuentra en el aeropuerto de Roma y recibe la noticia de que su vuelo fue cancelado por una tormenta. Por ello, vuelve al hotel para pasar la noche, donde se conoce con Michelle (Florencia Raggi), una estrella del cine argentino 20 años mayor que él, pero con quien rápidamente siente una atracción y tienen una aventura.
Ben Murphy (John Krasinski) y su novia, Sadie Jones (Mandy Moore), que se han comprometido recientemente, están deseosos de empezar su vida juntos y vivir felices para siempre. El problema es que la iglesia de la familia de Sadie, St. Augustine, está a cargo del peculiar reverendo Frank (Robin Williams), que no bendecirá la unión de la pareja hasta que los jóvenes no pasen "su" curso pre-nupcial, un patentado e "infalible" programa de preparación al matrimonio. El riguroso método del reverendo Frank, que consiste en extravagantes clases, descabellados deberes para hacer en casa y una cierta y descarada invasión de la privacidad, pone a prueba la relación de Ben y Sadie.
Mientras el SG-1 busca un artefacto antiguo con el que esperan poder derrotar a los ejércitos de los Ori, descubren que más naves Ori están a punto de ser enviadas a través del SuperStargate para lanzar un asalto final sobre la Tierra. Daniel descubre que un artefacto, el Arca de la Verdad, puede estar en la galaxia Ori, y el SG-1 se embarca a bordo del Odyssey para encontrarlo y dificultar el ataque. El IOA tiene un plan propio y el SG-1 termina en una galaxia distante luchando contra dos enemigos poderosos.
Con la determinación de lograr el éxito profesional sin comprometer su ética, Lucy se embarca en un despiadado juego de superación contra su frío y eficiente némesis Joshua, una rivalidad que se complica por su creciente atracción por él.... Cariño, cuánto te odioCritica: apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Cariño, cuánto te odio
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