Un agente de la Interpol, la Organización Internacional de Policía Criminal, tiene como misión encontrar y capturar al ladrón de piezas de arte más buscado del mundo. Alerta rojaCritica: Alerta Roja (Red Notice) se ha vendido (aparte de por tener ese trío de ases) como la película más cara de Netflix (concretamente, 200 millones de dólares, que se dice pronto), y no sé hasta que punto estamos ante una buena maniobra de marketing, aunque sí curiosa, cuanto menos. El caso es que la crítica la ha masacrado sin piedad, dejándola de blockbuster vacío, insustancial y que ya hemos visto todos. Coincido en lo último, no en el resto, ya que estamos ante un entretenimiento que no engaña a nadie (si sabes a lo que vienes) y que cumple su objetivo, destacando su espectacular reparto.El director y guionista es el mismo de otras producciones de The Rock como la simpática Un espía y medio, o la fallida El rascacielos (que no dejaba de ser un remake inconfeso de La Jungla de Cristal), y en ambas facetas sale airoso, aunque no destaque en ninguna de ellas. Su labor tras las cámaras resulta convincente, con algunas escenas loables pero no memorables, y un guion no deja de ser una combinación de buddy movie, cinta de robos y cine de aventuras (con unas referencias que no ocultan en ningún momento), juntando todos los géneros posibles en un cóctel que sabe bien, pero que no impresiona.Eso sí, esto se estrena en la década de los 80 y los 90, y seguramente estaríamos hablando de un clásico, pero hoy en día es prácticamente imposible innovar, y de ahí la pereza del guionista con una película que navega por lugares comunes y que peca de predecible. Sí, ha sido conformista, pero al menos la cinta es consciente de lo que es y no pretende ir más allá. Cine de evasión, que nunca está de más, y menos en los tiempos que corren. No obstante, cuesta asimilar que un producto de acción como el que nos ocupa, haya costado tanto dinero, cuando luce como la mitad (que tampoco es poca cosa). Es obvio que los tres protagonistas son los responsables de que el presupuesto se haya disparado, pero oye, se han ganado cada dólar, ya que son lo mejor del conjunto. Alerta rojaDwayne Johnson y Ryan Reynolds hacen de Dwayne Johnson y Ryan Reynolds, y la verdad es que para mí es maravilloso, ya que ambos actores derrochan carisma y los saben, notándose que se llevan genial (gran química) y que se lo han pasado estupendamente bien mientras cobraban el cheque. ¿Cuántos pueden decir eso? Pocos. Y lo mismo se puede decir de Gal Gadot, demostrando que hay vida después de Wonder Woman, aunque en un papel más reducido de lo esperado. Los tres conforman un elenco que eleva el nivel del film y que nos recuerda que el reparto es crucial para que una producción funcione. Las estrellas de Hollywood (ya sabéis, esas que antaño empujaban a las masas a los cines) todavía existen, y ellos son la prueba fehaciente de ello.En conclusión, estamos ante una producción de Netflix que sólo busca entretener, siendo un pastiche de géneros que funciona y divierte, en especial gracias a sus tres fabulosos actores principales. Sigo sin saber muy bien qué esperaban los críticos, pero bien que luego ensalzan y aplauden producciones horribles sin pestañear. Ellos verán. Por cierto, al final se nos plantea una secuela, y no sé hasta qué punto esto va a ser un éxito, pero en caso de que se confirme, estoy a bordo, porque para pasar un buen rato sin complicaciones siempre tengo un hueco. Ni más ni menos. Alerta roja
Rick Stevens está dispuesto a hacer lo que sea para ganar el corazón de Nina Pennington. Tratando de conquistar a la chica de sus sueños, tendrá que lidiar con la psicópata de su ex, la atractiva madre de su mejor amigo, un maníaco gerente de un club de stiptease, un director pervertido, un sacerdote lujurioso, su madre suicidio y un santo patrón con pata de camello. Nadie dijo que el amor era fácil. Mal comportamientoCritica:Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Mal comportamientoEs decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.Behaving Badly Mal comportamiento
Una pareja que no puede dejar de luchar emprende un último esfuerzo de salvar su matrimonio: convertir sus luchas en canciones y comenzar un grupo.
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