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En medio de la calle y a plena luz del día el joven Stu Shepard (Colin Farrell), un ambicioso publicista de Nueva York, se encuentra de repente atrapado en una cabina telefónica debido a las amenazas de un francotirador armado con un rifle con mira telescópica que le está apuntando: si cuelga el aparato, morirá.
Un adolescente huérfano forma una amistad con un detective. Juntos investigan el asesinato de su madre y descubren la fuerza sobrenatural que demuestra ser una amenaza para su familia. StrayCritica:Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. StrayEs decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. Stray
La tripulación de una embarcación irlandesa pierde su rumbo en alta mar. Su vida corre peligro ya que un parásito ha hecho acto de presencia en su suministro de agua....Contagio en alta marCritica: Los mares y océanos de la tierra ocupan el 71% de la tierra y desde el principio de los tiempos ha llenado volúmenes enteros ya sea con historias derivadas de estas grandes masas de agua salada como Moby Dick o el Viejo y el Mar, o con esas leyendas de monstruos marinos como el Kraken o imperios perdidos tipo Atlantis… Y siempre hay sitio para nuevas aportaciones como Sea Fever.Siobhán es una oceanógrafa que, como parte de su investigación, se une a la tripulación de un barco pesquero. Lo que debería ser un trabajo sencillo, aunque repleto de dureza, se convierte en una lucha contra reloj cuando el barco se atrapado por un extraño ser que surge de las profundidades del océano.La directora Neasa Hardiman tiene un largo recorrido en televisión, ya que ha trabajado en series tan conocidas, y con unos personajes femeninos tan memorables, como Jessica Jones o Happy Valley por poner dos ejemplos; al mismo tiempo ha dirigido documentales y, tal vez por ello, esta ópera prima de Hardiman, también autora del guion, tenga tan marcados los elementos de una fuerte protagonista femenina y un tono cuasi documental exento de emoción.Hardiman parece más interesada en hacer avanzar la historia de Siobhán que en establecer un marco adecuado; vaya por delante que nunca he estado en un barco pesquero y es más que probable que Hardiman haya hecho un trabajo de investigación pero hay falta de sentidos en Sea Fever… Vale, me refiero que las imágenes no huelen y todo resulta demasiado bonito y limpio. Para tener una historia que bebe directamente de Alien y The Thing, a veces parece más un anuncio que una película. alta mar
Tras escapar de una relación de maltrato, una joven madre encuentra trabajo como asistenta mientras lucha por cuidar de su hija y crear un futuro mejor para las dos....Las cosas por limpiarCritica: Primero que nada, la actuación de esta chica es brillante. Ya decían por ahí que siempre le gustaba robar cámara, llamar la atención. Y vaya que le dio frutos. Juro que odio continuar con lo que viene porque siempre se malinterpreta. A ver. Desde hace casi una década, se está haciendo especial énfasis en la maldad intrínseca en el hombre (sí, hombre incluye a las mujeres, pero aquí hablamos del sexo masculino). Las mujeres son ángeles venidos del paraíso, impolutos y nosotros somos ogros con dientes largos. Indignos de dirigirnos a ellas, y además, siempre nos mirarían con desconfianza. La verdad es que tengo los huevos como dos Fiat 600 de toda esta burrada Hollywoodense. Ya a principios de 2.000 (incluso en los policiales de los 80s), el hombre era un ser inútil, un borracho, un tipo con una placa que buscaba el bienestar de los demás, pero no en su propia casa. Ejemplos hay de sobra, pero baste uno: Tom Cruise en "La guerra de los mundos", es presentado como un anticuado caballuno que no se adecúa a los tiempos que corren, donde los hijos son veganos, que comen alimentos macrobióticos, cereales, y verduras, y este "idiota" es un dinosaurio que piensa en hamburguesas. Esto lo vemos continuamente, y como una obsesión desde hace mucho tiempo. El hombre es un IDIOTA, y la mujer es un ángel bendecido con una inteligencia superlativa, y sentimientos puros que al hombre le es vedado. Casi cada hombre que aparece en esta serie, o es un machirulo que hay que deconstruir, o es un bobo pagafantas. Loable actuación. Magnífico esfuerzo por parte de la protagonista por salir adelante. Mucho aguante. Pero ya dejen de tomarnos el pelo, y de rompernos los huevos...Las cosas por limpiar
Nick, un joven surfista, cree que todos sus sueños se han hecho realidad cuando va a visitar a su hermano en Colombia. Con el trasfondo idílico de lagunas azules y blancas playas, Nick se enamora perdidamente de una bella joven llamada María. Todo parece perfecto hasta que Nick conoce al tío de la joven, un tal Pablo Escobar. EscobarCritica:Resulta curioso como funciona el mundo de Hollywood. Hace unos años, cuando disfrutaba de la serie "Entourage (AKA El séquito)", el personaje de Vincent Chase, se enfrentaba al complicado rodaje de una cinta en la que encarnaba al famoso narcotraficante Pablo Escobar. Durante esos episodios, y observando la caracterización que en la serie hacían de Vincent para el papel, siempre pensaba para mis adentros: "si algún día alguien decide rodar este proyecto, el protagonista debería ser Benicio Del Toro". Cual fue mis sorpresa al descubrir la existencia del título sobre el que ahora escribo. EscobarCon esto, no quiero decir que considere al actor de origen puertorriqueño encasillado en papeles de héroe o villano relacionados con el mundo de la droga, ni mucho menos. Pero sí considero que a la hora de dar vida a personajes capaces de manipular todo aquello que está a su alrededor con una simple mirada, Benicio no tiene rival. Estamos ante un actor de raza, de mirada suspendida en el tiempo, capaz de congelar la sangre con un simple gesto, o de templar corazones con un parpadeo. Uno de esos intérpretes capaces e levantar proyectos con su sola presencia, gracias a un carisma que, además, trasciende la pantalla. EscobarY esta vez, no es menos. Poniéndose en la piel del sanguinario Pablo Escobar, esa suerte de Robin Hood nacido bajo el poderoso y denigrante mercado de la droga, Del Toro compone una de esas interpretaciones potentes que desbordan al espectador por su excelencia, a la vez que es capaz de pasar por la pantalla mostrando una economía de histrionismos que congelan la sangre ante la sobriedad de un personaje que más que con las palabras, es capaz de dominar su entorno por la enorme complejidad de su mirada. Una mirada violenta que, gracias al excelente trabajo del actor hispano-norteamericano, sienta las bases de lo que sin duda es el gran punto fuerte de "Escobar: Paraíso perdido".Pero no es cuestión de menospreciar la labor tras las cámaras en su debut del también actor Andrea Di Stefano, pese a que peque de falta de riesgo durante casi todo el metraje. En esta, su ópera prima, el italiano deja a Benicio a los mandos del barco, para que sea él el que navegue la película por las aguas del éxito. Porque si bien estamos ante un título capaz de mantener el ritmo durante sus 120 minutos, lo hace a través de un thriller tópico cargado de situaciones y puntos comunes con otros títulos ya conocidos. Sin poner nada nuevo bajo el sol, Di Stefano solventa la papeleta con una cinta que se sabe entretenida y que, además de en la interpretación de Del Toro, tiene otra de sus bazas en la excelente partitura de Max Richter, compositor que este año ha saltado a la palestra para muchos gracias a su excelente trabajo en la interesante serie "The Leftovers".Escobar: Paradise Lost Escobar
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