En el año 2067, después de que 7 mil millones de personas fallecieran a causa de la guerra, dos agentes viajan en el tiempo hasta el año 2017 para evitar el apocalipsis.
Todo lo que los Breyer han querido siempre es algo teóricamente simple: un hijo. A pesar de sus intentos, ese deseo no parece hacerse realidad. Hasta que, una noche, algo cae en la granja en la que viven: una nave que lleva a un niño dentro. Conforme este va creciendo, descubre que tiene unas habilidades especiales que no le permiten encajar, unas habilidades que acaban sacando de él lo peor de sí mismo. El hijo CriticaAsisto incrédulo a la retahila de buenas críticas dedicadas a, hablemos claro, un producto que si no es una mierda, poco le falta. Una premisa tan intersante como la de un Superman redefinido desde el mal cae en el pozo de los convencionalismos más sobados del género.Porque el principal problema de esta película es que está vertebrada alrededor de un guion pobrísimo, en el que no se desarrolla ni una sola escena que justifique el comportamiento del protagonista. Ni uno entiende porqué hace lo que hace ni porque los padres o los personajes de su alrededor se comportan como clichés andantes. Al final resulta una compilación de escenas construidas alrededor de un susto de, ahora aparezco de golpe, ahora salgo por donde menos te lo esperas y ahora hago ver que te voy a matar y no lo hago hasta la de tres. Escenas eternas de me escondo por aquí, aparezco sombreado por allá y juego a aparecer y desaparecer todo el tiempo, donde uno se pregunta porque no se mata "yendo al grano" y uno acaba resolviendo que porque había que llegar a los 90 minutos de rigor. La sensación de producto hueco, prefabricado, acartonado y amoldado a las convenciones más aburridas del género es patente a lo largo de casi todo el metraje; solo despega un poco hacia el final, cuando se arriesga a hacer algo interesante alejado de lo más previsible.El hijo se aleja de propuestas muchísimo más interesantes como It follows, Hereditary o Babadook y se acerca a Annabelles, Nunca apagues la luz o Somnia. Una pena. El hijo
Cronológicamente, la película se encuentra situada después de la huida de Sasuke con Orochimaru. La trama de la película ronda alrededor de una piedra llamada Gelel, que tiene un poder fuerte y misterioso. Había un clan que podía controlar los poderes de la piedra una vez con ese poder podían hacer madurar los árboles en un solo día y curar heridas al instante. Pero este poder llevó a la disputa y al final todo acabó en guerra.
Tras su heroico comportamiento en la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Rannulph Junuh (Matt Damon) se hace muy popular. En 1931, lo invitan a enfrentarse a dos famosos jugadores en un torneo de golf, cuyo fin es inaugurar un nuevo campo y atraer la atención del público gracias a su presencia. Pero como Junuh no está al nivel de sus adversarios, decide contratar a un caddie muy especial, Bagger Vance (Will Smith), un misterioso joven negro que parece esconder más de un as en la manga.
Dos niños viven la mayor aventura de todas a bordo de una nave espacial: un viaje en el tiempo a los dinosaurios. Tendrán que trabajar juntos, con la ayuda de un asistente virtual nervioso, para volver a casa.... Volver a los dinosauriosCritica: Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Volver a los dinosaurios
Noah Griffith (Jonah Hill), un estudiante universitario que ha suspendido el curso, regresa a casa de su madre y empieza a trabajar de canguro. Pero lo que empieza siendo un favor se transformará pronto en algo desastroso, que involucra a tres niños -nada angelicales- en una inolvidable aventura nocturna por las calles de Nueva York.
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