Año 2127. El doctor Merchant, a bordo de una estación espacial, se prepara para cumplir una misión decisiva: acabar con los cenobitas, cerrando para siempre las puertas del infierno. Desde que un antepasado suyo del siglo XVIII construyera el cubo infernal conocido como la Configuración de los Lamentos, varias generaciones de los Merchant han sufrido la maldición de los cenobitas y su diabólico enviado, Pinhead. Pero ahora, el doctor Merchant ha creado un instrumento que anula los poderes de la Configuración de los Lamentos. En las profundidades del espacio, se acerca la confrontación final con Pinhead. Película dirigida por Kevin Yagher bajo el seudónimo Alan Smithee.
Una familia joven que desconoce la oscura historia, se muda a la Mansión Heelshire. La premisa seguirá la historia del hijo menor que encuentra la muñeca de porcelana y se hace amigo de Brahms. The Boy: La maldición de BrahmsCriticaLa maldición de Brahms es la secuela de The boy, una película de terror lanzada en 2016 que consiguió recaudar unos 60 millones de dólares a partir de un presupuesto de 10 millones. Fue un éxito moderado, pero nada más. No es que el mundo estuviera esperando con ansia el regreso del muñeco de porcelana. Por eso he de reconocer que me sorprendió bastante que el director se decidiera a hacer una segunda parte. También admitiré que no tenía muchas esperanzas, porque seamos honestos, William Brent Bell no ha dirigido una película buena en su vida. Y La maldición de Brahms es, posibilemente, la peor de todas.No voy a extenderme mucho, porque la película no me lo permite. La maldición de Brahms es uno de los proyectos de terror más insustanciales que he visto en años. No porque haga nada terriblemente mal, sino porque no hace nada. No hay nada digno de mencionar. Nada en la dirección, totalmente rutinaria. Falta tensión, falta atmósfera. En ningún momento he sentido miedo. Nada en las interpretaciones, completamente desganadas e insípidas. No parece que nadie tenga interés por sacar la película adelante. Desde luego Katie Holmes no lo tiene. Nada en la banda sonora, con sonidos estridentes que no dicen nada y algún que otro golpecito de sonido aquí y allá. Nada en el guion, un guion en el que no hay ningún tipo de trayecto. No hay desarrollo temático. La premisa está gastada y la conclusión no significa nada. Los personajes son cascarones vacíos. Y aún peor, coge lo poco que resultaba interesante de la película original y lo resetea. No hay ni una escena memorable, ni una línea de diálogo que destaque. Es como si el único compromiso que tuviera Brent Bell fuera el de crear el producto más flácido e irrelevante del mundo. Si esa era la intención, objetivo cumplido.La maldición de Brahms es un trabajo derrotado, un trabajo que no tiene ningún interés por ser interesante, ni creativo, ni aterrador. Tampoco es de estas pelis tan malas que te hacen reír, porque hasta para eso es necesario un mínimo de riesgo y de voluntad de probar algo. En fin, que si quieres perder una hora y media en una película que no te va a aportar absolutamente nada, La maldición de Brahms es una opción cojonuda. Si no, lo mejor es que ni te acerques. The Boy: La maldición de Brahms
Basada en la popular serie de cómics, Dampyr sigue a Harlan Draka, un estafador. Harlan y su representante fingen librar a pequeños pueblos de los "vampiros" que los acechan, aceptando dinero por sus falsos servicios. Cuando se enfrenta a vampiros reales, Harlan descubre que es más que humano y debe utilizar sus nuevos poderes para destruir a un malvado Amo de la Noche.....DampyrCritica: esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia..... Dampyr
Un adolescente acomodado y sus amigos, alumnos de un instituto de élite, destapan una siniestra conspiración mientras investigan una serie de extraños eventos sobrenaturales...El privilegioCritica: llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... El privilegio
El deportista multimillonario Buddy King se relaja cazando cautivos humanos en su remota propiedad en las montañas. Pero su última víctima, Ava Bravo, no es un blanco fácil....Cazando a Ava BravoCritica: Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Cazando a Ava Bravo
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