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Billi es una mujer, de nacionalidad chino-americana, que regresa a su país natal cuando se entera de que su abuela padece un cáncer terminal. Las cosas no mejoran cuando esta se da cuenta de que su familia le había ocultado la enfermedad a la anciana, programando una falsa boda para reunirse antes de morir.
En un viaje a una pequeña isla volcánica Fabiola se convierte en espía de su hogar. No tiene evidencias ni certezas, pero su intuición le dice que no todo es lo que parece. Se debate entre el miedo a lo que puede encontrar y la necesidad de obtener respuestas. ¿Hasta dónde hurgar en la intimidad de los demás? ¿Hasta dónde mentir para proteger a la gente que quieres?...Las consecuenciasCritica: Al principio, se presiente que el film no funcionará. Los planos se alargan, los silencios parecen no terminar y el desarrollo es tan lento que resulta difícil de aguantar. Y uno espera pacientemente porque la fotografía hace presagiar una tormenta. El problema es que no se desata y es frustrante, pues las pausas predicen una intensidad que no llega nunca.Claudia Pinto ha elegido un tema muy delicado y su modo de abordarlo resulta confuso. Inicialmente no es un drama de lágrima fácil, sino que se dosifica tranquilamente la información –quizá demasiado, hasta aburrir– sin forzar la emoción. Pero pronto aparecen giros exagerados que por poco alcanzan el tono de una telenovela, aunque afortunadamente se mantiene equilibrado durante casi todo el metraje.Las imágenes, que emplean siempre una paleta de colores grises, son reflejo de la carga y sufrimientos de los protagonistas: plomizas, serenas, oscuras. Los cielos nublados y las olas que rompen insisten en prometer unos acontecimientos interesantes. Sin embargo, los personajes mantienen secretos que no deben ver la luz y esa contención cansa. Y cuando por fin se empieza a revelar lo que sucede, se corta de golpe, sin profundizar en Las consecuencias que anunciaba el título.De esta manera, la audiencia se encuentra frente a una propuesta que intenta hablar de una materia espinosa. No obstante, al quedarse en el “intento”, resulta una película irregular (en la que los personajes y el argumento no están acabados de definir) sobre tragedias familiares. Eso sí, el recorrido a través de La Palma y La Gomera es bucólico y las interpretaciones de Juana Acosta y Alfredo Castro son impecables.... Las consecuencias
Al aspirante a agente del FBI Eric O'Neill (Phillippe) le asignan como compañero al veterano Robert Hanssen (Cooper), del que la Agencia tiene razones para creer que está pasando información muy valiosa a los soviéticos. Para no levantar demasiadas sospechas, una de las supervisoras del caso (Linney) le dice a Eric que su misión será vigilar a Hanssen porque es un pervertido sexual.
Después de intentar engañar a alguien que ya estaba de mala suerte para ganar un concurso de su lugar de trabajo, un teleoperador con el don de la labia descubrirá si puede dialogar para salir de una situación de rehenes en la que su propia vida está en juego.
Secuela de la película "Río" (2010) dirigida por Carlos Saldanha, encargado también de esta segunda parte.. Blu, Perla y sus pequeños disfrutan de una vida cómoda, alegre y perfecta en la ciudad de Río de Janeiro, Brasil. Pero Perla tiene muy claro que sus hijos deben aprender a vivir como los pájaros libres y salvajes que son, y para ello está convencida de que lo mejor es trasladarse al Amazonas. Una vez allí, Blu tendrá que enfrentarse a sus nuevos vecinos y a la idea terrible de perder a Perla y a sus hijos porque decidan vivir en la naturaleza salvaje para siempre. RioCritica:No hace tantos años el cine de animación conformaba una porción mínima entre la avalancha de estrenos que cada temporada llegaba a las pantallas, tanto a nuestro país como al resto de este cada vez más globalizado mundo. Además, aquella pequeña parte del pastel estaba reservada en exclusiva para las periódicas entregas procedentes de la factoría creada por una especie demiurgo llamado Walt Disney, que había dejado un influyente legado casi intratable. El imparable desarrollo de las técnicas de animación digital ha provocado una eclosión de artistas, muchos de ellos surgidos de los estudios Disney, que conformaron pequeñas compañías cuyo éxito, a su vez, ocasionó que fueran fagocitadas por la gran industria, nunca dispuesta a compartir su monopolio industrial. Este fue el periplo de Blue Sky Studios, adquiridos por la Fox en el año 1997, y que le ha reportado incontestables éxitos como La Edad de Hielo, Robots y Río. Detrás de todos estos títulos figura un genio de origen brasileño llamado Carlos Saldanha, verdadero taumaturgo en la plasmación fílmica de los sueños y las fantasías más alucinantes e imaginativas. RioEl incontestable éxito de la historia de un guacamayo azul que se cree el último de su especie le permitió regresar a sus orígenes brasileños, hasta Río de Janeiro. Y de ahí a la selva amazónica en esta segunda entrega titulada miméticamente Río 2. El gran acierto de Saldanha consiste en articular un cuento pleno de colorido y ritmo con un virtuosismo narrativo al servicio de una historia no exenta de tópicos argumentales que se quedan en segundo plano. Es difícil sustraerse a las temáticas ecologistas (simplistas) más trilladas cuando se trata de la selva amazónica, y los personajes humanos son precisamente los que resultan menos sugerentes, pero el resto de fauna pajarera, por otra parte ejemplares reconocibles del carácter de las personas, destilan imaginación a raudales. Asimismo, la selva se transforma en un protagonista fascinante, monumental y de singular belleza para colorear la pantalla. RioAparte de la historia, los personajes, la riqueza visual y el ritmo narrativo, el otro pilar que sustenta y envuelve de manera relucida la segunda entrega de Río es la ambientación musical. Desde la primera escena, ambientada la fiesta de Nochevieja en Copacabana, el barrio más famoso de Rio de Janeiro, los ritmos tropicales, servidos por los compases de John Powell (quien repite tras el Óscar por la partitura de la primera entrega), Sergio Mendes y Carlinhos Brown, atrapan inevitablemente a los espectadores en un limbo de imágenes y sonido, donde no faltan las referencias más populares, como esa simpática versión del éxito I will survive, que popularizara la gran Gloria Gaynor hace treinta y cinco años. La música se completa con unas vertiginosas coreografías que beben indisimuladamente en las fuentes más clásicas del gran musical, precisamente en los orígenes del primer coreógrafo recordado por el público, Busby Berkeley, creador de unos efectos caleidoscópicos que en su momento supusieron un avance que sólo buscaba el efecto visual en la retina del espectador. Una recomendación: si es posible no dejen de ver la película en 3D; en este caso, está más que justificado recrearse en unos efectos tridimensionales convenientemente plasmados, el único peligro (virtual) es que algún pájaro picudo pueda sacarnos un ojo. Rio
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