Marcos y Ana (50) han estado casados por veinticinco años. Con la partida del único hijo a comenzar su carrera universitaria en el exterior, la pareja entra en una profunda crisis existencial. Sin disputa de por medio, casi como si se tratara de un nuevo proyecto en común, deciden separarse. Lo que sería, lisa y llanamente, una separación de común acuerdo. La vida de solteros, intensa y fascinante al principio, pronto les plantea nuevas preguntas e incertidumbres. Marcos y Ana, se interrogan a fondo sobre el amor, la naturaleza del deseo, la fidelidad, y toman una decisión que modificará sus vidas para siempre.
Derek Zoolander (Stiller) ha sido el modelo masculino más cotizado durante los últimos 3 años. La noche de la gala que podría suponer su cuarta corona, el galardón se lo lleva un nuevo modelo llamado Hansel (Wilson). Derek queda en entredicho y como un idiota, y decide retirarse. Sin embargo, un prestigioso diseñador le pide que desfile para él. ZoolanderCritica: Esta gamberrada de película no puede ser tomada en serio, es un mero entretenimiento y una crítica absolutamente mordaz y despiadada al mundo de la moda: modelitos que siempre quieren ser también actores, que ensayan miraditas y morritos ante las cámaras, que no son capaces de mantener una conversación coherente, que se pelean desfilando e intentando quitarse los calzoncillos sin quitarse los pantalones, que solo piensan en lo guapos que son...es absolutamente demoledora en su crítica y equivale a decir que ser modelo es ser rematadamente imbécil. ZoolanderLos que la han tomado por algo medianamente serio se han equivocado totalmente. Tiene escenas geniales, como la de los chicos en la gasolinera -emulando los típicos vídeos de chicas con camisetas mojadas de Playboy-, la de los protagonistas intentando encender un ordenador -más que obvio homenaje a la odisea espacial de Kubrick-, o la de la orgía sexual de los protagonistas. Una gansada para pasar el rato. Zoolander
Continúan las aventuras en la tierra mágica de Equestria, habitada por ponis mágicos. Allí, volveremos a vivir nuevos y emocionantes desafíos junto a la Princesa Twilight Sparkle y a sus compañeras ponis Pinkie Pie, Rainbow Dash, Rarity, Applejack y Fluttershy.
Una intrépida banda de pollos sale aleteando al rescate de su especie cuando surge una nueva amenaza en una granja cercana, donde se están cocinando negocios turbios.
Lauren quiere reconstruir su comunidad, incluida la casa de su familia, después de una tormenta devastadoramente desastrosa....After the StormCritica: sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia....After the Storm
Un grupo disuelto de superhéroes se reúne después de que su padre adoptivo, quien los entrenó para salvar el mundo, muere. The Umbrella AcademyCritica: The Umbrella Academy cuenta con una curiosa premisa que, sin dejar de ser entretenida, se desmorona cada vez más a cada capítulo que pasa. Es el alto nivel de producción el que sostiene el castillo de naipes, pero intentando apuntalar un guion y una puesta en escena que, por otra parte, parecen estorbarse entre sí.La serie, a la hora de decidir qué contar y cómo contarlo, parece tan perdida como sus protagonistas. A veces te ponen Radiohead de fondo y parece haber ciertas pretensiones dramáticas, pero éstas no tardan en desentonar con la posterior escena de acción con música canallita que te incita a despreocuparte y dejarte llevar por la gamberrada.Pero la mayor disonancia la encontramos en el guion y en esa aparente voluntad de sorprender al público a cada capítulo. Porque la serie dura diez capítulos, y eso son diez cliffhangers, y eso es mucha información que ocultar al espectador y, por extensión, a los protagonistas. Y al final son demasiados protagonistas divagando como pollo sin cabeza entre los flashbacks explicativos de una trama que, además de resultar previsible, puede acabar cargándose la suspensión de incredulidad de cualquiera.
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