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Tanto Gi Taek como su familia están sin trabajo. Cuando su hijo mayor, Gi Woo, empieza a recibir clases particulares en casa de Park, las dos familias, que tienen mucho en común pese a pertenecer a dos mundos totalmente distintos, comienzan una interrelación de resultados imprevisibles. ParásitosCritica: Pues mirad por dónde, así lo tonto, despacito pero con buena letra, de forma constante pero sin hacer mucho ruido, Bong Joon-ho se está labrando una de las carreras cinematográficas más sólidas del siglo. Desde su debut en el año 2000 ha dirigido siete películas, todas interesantes y algunas realmente buenas. Parasite es su séptimo trabajo, y ha sido el que le ha hecho ganar la Palma de Oro en el Festival de Cannes, siendo el primer director coreano en conseguir dicho galardón.Parasite, como la mayoría de trabajos de Joon-ho, es una obra en constante metamorfosis, una criatura híbrida de pulso impredecible que muta de forma hipnótica, que es una cosa en una escena y en la siguiente es otra. Es comedia negra, drama familiar, thriller psicológico y comentario social, pero en muy raras ocasiones es todo eso al mismo tiempo. La habilidad de Joon-ho reside en cómo transita los cambios tonales, en cómo enhebra los hilos con la precisión de un reloj suizo. Parasite, como Memories of murder y The host, es una película divertida hasta que deja de serlo, una que, en cuanto ve que te relajas en la comodidad que te proporcionan las convenciones de un género, te agarra con violencia y te lleva a otro, confundiéndote, sorprendiéndote y preguntándote en qué momento ha sucedido la transformación. Y de alguna forma, por una suerte de alquimia a la que solo este director parece tener acceso, la película nunca se tambalea.Creo que lo mejor es verla sin saber absolutamente nada de ella, que es como la vi yo, así que voy a ser lo más vago posible a la hora de hablar de su historia. Solo diré que, como ya sucedía en Snowpiercer, la lucha de clases y la estratificación social conforman el núcleo temático de Parasite, pero este es, diría, un trabajo mucho más rabioso. El mundo de Parasite está enraizado en el ahora, en la pobreza, en la ambición, la desesperación y las deudas. Para el Sr. Park, hay una línea que no debe cruzarse, y esa línea es la esencia de toda la película. El guion está lleno de pequeñas sutilezas que enriquecen a los personajes y los enfrentan constantemente. Joon-ho empatiza con la familia Kim, lamenta sus tribulaciones y celebra sus triunfos, los humaniza pero nunca los encumbra. ¿Cómo podría? Tampoco cae en el error de demonizar a la familia Park. Los Park son ingenuos y amables, pero también clasistas y egocéntricos. Ellos viven en su burbuja.Song Kang-ho es el actor que más elogios se está llevando, y se entiende, es el actor más veterano y no es la primera gran actuación que nos regala en una película de Bong Joon-ho, pero la verdad es que todo el elenco está fantástico (pocos directores trabajan las dinámicas de grupo tan bien como él). Visualmente, la película también funciona. Destaco el inteligente diseño de la mansión, metálica y acristalada, fría, casi esquelética.Algo que merece la pena destacar por encima de todo es el uso simbólico de la verticalidad, una manera tremendamente inteligente de distanciar a ambas familias. El director sitúa a la familia Park arriba. Siempre arriba. De camino a la entrevista, vemos a Ki-Woo subir una cuesta de camino a la mansión. Luego, una escalera. Subir significa escalar la pirámide, codearse con la clase alta. Más adelante, el camino inverso. Bajar. Cuánto más bajas, más te acercas al pobre, al desamparado. La familia Kim vive por debajo del nivel del suelo, como bien nos enseña el primer* plano de la pelicula. No son nada. Y qué consecuencias tan diferentes trae la lluvia para unos y para otros.Para mí, lo peor de la película son los últimos diez minutos. En ellos, Joon-ho corre, acelera el desarrollo, recurre a una voz en off barata e innecesaria, y por primera vez en toda la película, peca de impaciente y nos cuenta el desenlace un poco a trompicones. Todo esto hace que los remiendos del guion sean demasiado evidentes, por desgracia.De todos modos, estos diez minutos me parecen algo debiluchos solo en comparación con el resto de la película y ni por asomo echan por tierra todo lo logrado, que es mucho, muchísimo. Parasite está destinada a convertirse en una de las películas del año. Aún no sé si me parece lo mejor que ha hecho Bong Joon-ho (Memories of murder está al nivel), pero es desde luego un trabajo genial, complejo, lleno de lecturas, sorpresas y giros que funcionan, con interpretaciones notables y mucha calidad visual. De obligado visionado.Puntuación: 8,6.
Cargo nos lleva hasta un mundo azotado por un apocalipsis zombi. Un hombre que es mordido e infectado por la epidemia zombi trata de poner a salvo a su hija de unos meses de vida antes de convertirse en un muerto viviente. Cargo CriticaUbicada en el semidesértico paisaje que nos brinda Australia, "Cargo" es un largometraje que lleva a este formato el brillante cortometraje del año 2003 con el que comparte nombre (y dirección).La vi anoche con cierto interés tras la agradable sorpresa que me llevé con el corto arriba mencionado. He de deciros que esta apuesta de Netflix no me resultó gran cosa...El inicio de la película es bueno: cuando se hallan en ese barco y navegan por el río todo va bien pero, cuando los protagonistas toman tierra, al poco rato, el guión hace aguas.Las decisiones que toma el padre de la criatura, como su forma de reaccionar en algunos momentos, (véase cuando está dentro de cierto vehículo siniestrado -minuto 26 aprox.-, o como cuando lidia con cierto obstáculo al final de un túnel de tren -1h y 20min aprox-), hace que la película pierda realismo.Obviamente tampoco me esperaba encontrar al superviviente definitivo, un Rick Grimes australiano pero vamos... me llevé decepción con él, no es nada convincente su personaje.Tampoco la forma en la que trataron la infección del virus fue, a mi parecer, para tirar cohetes: Me refiero a las fases en la transformación en un no muerto, con esos ataques repentinos que luego, con una "cabezadita" remiten, para luego volver y que uno sea ya un zombi, pero bueno, se duerme de nuevo y se soluciona ésto.En la película no todo es negativo: Hay alguna que otra escena interesante, luego la ambientación está trabajada, toda en el campo eso sí. (No esperéis ver Sídney tampoco).En definitva: no es un bodrio pero tampoco es gran cosa. Cargo
Maureen, una joven estadounidense en París, se hace cargo del guardarropa de una celebridad. Aunque no le gusta su trabajo, es lo único que encontró para pagar su estancia mientras espera una manifestación del espíritu de Lewis, su hermano gemelo desaparecido hace poco. Maureen comienza entonces a recibir en su móvil extraños mensajes anónimos. Personal ShopperCriticaVer Personal shopper supone tal enganche que es casi imposible despegarse de la pantalla. Es la misma sensación que nos invade al no poder apartar la vista de un accidente de carretera: la atracción por el desastre, la adrenalina por el horror, el morbo por lo siniestro: en definitiva, la dirección de Olivier Assayas.El argumento y el comienzo son maravillosos. La asistenta personal de una superestrella de la moda tiene el poder de contactar con los fantasmas atrapados entre los dos mundos. Stewart viene como anillo al dedo al relato gracias a su aura cool, a su ya icónica apatía y también a la credibilidad con la que equilibra su languidez con la inquietud en las escenas de tensión. En las primeras escenas la vemos recorrer a oscuras una mansión vacía buscando señales del más allá. El sosiego con el que se desarrolla este pasaje recuerda ligeramente a la obra maestra de Guerín, Tren de sombras e incluso a la póstuma Visita, memorias o confesiones de Oliveira. Pero el globo se desinfla enseguida.Assayas de repente nos planta ante tres historias sin llegar ninguna de ellas a profundizar lo suficiente como para ofrecernos una trama sólida. Al principio, la historia de fantasmas logra atrapar nuestra curiosidad con sus modestos efectos especiales en pos de una mayor carga dramática, en la línea de La fille de nulle part de Brisseau. Desgraciadamente, su desenlace resulta ridículo e innecesario. Tras ello, el peso del thriller se limita a dos escenas tensas y a unas interminables conversaciones por Whatsapp mediante las que el director intenta que el mundo espectral confluya con el terrenal, pero fallando estrepitosamente. Utiliza para ello un coqueteo con el riesgo y el peligro que en ningún momento pone al espectador en aprietos.Por último, la historia de la vida laboral de la protagonista. Utilizar como excusa a una asistente personal para lanzar dardos contra la industria de la moda resulta demasiado fácil, pero ya que se empeña uno en llevarlo a cabo, al menos esos dardos deberían lanzarse con más ganas. Una jefa déspota y rácana y un viaje express a Londres no son suficientes para sostener la que se supone que es la trama principal, la que da título a la película. Pero además, Assayas tiene la osadía de criticar la falta de libertad de los fotógrafos de moda respecto a las marcas cuando él mismo, en un ejercicio de esquizofrenia o de petición subliminal de auxilio, vayamos a saber, publicita descaradamente a Chanel y Cartier. Incluso va más lejos situando el confuso epílogo en el sultanato de Omán, coproductor de la película, notándose a la legua la imposición de los mecenas.Personal shopper podría engrosar la lista de clásicos del cine tan malos que se vuelven de culto. Probablemente lo consiga, siendo el principal responsable el propio director debido al abuso de sus recursos habituales. El cine dentro del cine, en un pasaje con el cantante de moda encarnando a Victor Hugo - episodio que recuerda al estilo de Albert Serra y, desde luego, mucho más interesante que la propia película. Pero el espectador también ha de sufrir sus ya característicos fundidos a negro que dificultan la cohesión de las ya de por sí deshilachadas tramas. Por no hablar de la distancia que el director toma de los códigos del cine de terror o del thriller, probablemente para huír de cualquier atisbo de cine comercial, pero brindándonos en cambio una película vacía, hueca, mal construída y mal rematada.Un horror. Disfrutable, claro que sí. Pero un horror. Personal Shopper
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