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Cinco monjas se proponen ganar el premio en efectivo en una importante carrera ciclista para recaudar fondos para renovar un hospicio en ruinas. El único problema es que ninguna de ellas sabe andar en bicicleta.
Una versión musical de la historia clásica de Charles Dickens, 'A Christmas Carol', de un misántropo avaro que es llevado a un viaje mágico. Cada víspera de Navidad, el fantasma del espíritu de la Navidad selecciona un alma oscura para ser reformada por una visita de tres espíritus. Pero esta temporada, ha elegido al Scrooge equivocado... Por primera vez, el clásico clásico "A Christmas Carol" se cuenta desde la perspectiva de los fantasmas en este musical sobre el cuento de Dickens....SpiritedCritica: está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Spirited
Peter Bretter es un músico desconocido que ha pasado seis años de su vida idolatrando a su novia, la estrella televisiva Sarah Marshall. Es el típico chico que le guarda el bolso mientras la fotografían los paparazzi y al que ella olvida mencionar en sus discursos de agradecimiento. Pero el mundo de Peter se derrumba cuando Sarah le deja y se encuentra solo. Después de intentar, con más bien poco éxito, convertirse en un donjuán y de tener una crisis de histerismo en el trabajo, se convence de que no tener a Sarah en su vida es el equivalente a no tener vida. En un intento de aclararse las ideas, decide irse a Oahu, Hawái, donde el azar quiere enfrentarle a su peor pesadilla: su ex y su modernísimo nuevo novio británico, el roquero Aldous Snow, se hospedan en el mismo hotel de lujo.
¿Qué podría ocurrir si una joven soltera, al morir su madre, vuelve al pequeño pueblo de Andalucía del que huyó siendo una adolescente, y se encuentra que para poder acceder a la herencia tiene un mes para casarse y quedarse embarazada? Pues eso es lo que le sucede a María (Estefanía de los Santos) una mujer que ronda los 40 años, siempre distanciada de su madre, y que regresa a su pueblo natal tras la muerte de ésta. Allí descubrirá las peculiares intenciones de su excéntrica madre reflejadas en su testamento. Segundo (Secun de la Rosa), primo de María y cojo, aparece para ayudarla.
Milo es un barman que vive una vida de fiestas y noches interminables. Cierto día, una serie de coincidencias lo llevan a conocer a Sunny, la mujer de sus sueños, y ambos acuerdan una cita. Pero la noche que tenía todo para ser romántica se convierte en un caos cuando el amigo de Milo, Renzo, aparece de la nada con todo el submundo de Berlín a sus espaldas.... Vidas nocturnasCritica: ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Vidas nocturnas
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