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Hace poco más de cinco años, un apacible informático mutiló, asesino y devoró a un hombre tras supuestamente alcanzar un acuerdo mutuo a través de internet. El caso del llamado “caníbal de Rohtenburg”, uno de los que más polémica han generado en la última década, ha servido ahora de inspiración para la primera película del director de videoclips Martin Weisz. Un truculento thriller protagonizado con solidez por Thomas Ketschmann en el papel de asesino caníbal y Thomas Hubber en el papel de víctima, cuya abrupta narrativa se entrecruza con la investigación que del suceso se haya efectuando una joven psicóloga americana (Keri Russell). Prohibida en Alemania pocos días antes de su estreno.
Verano de 1954. Los agentes judiciales Teddy Daniels y Chuck Aule son destinados a una remota isla del puerto de Boston para investigar la desaparición de una peligrosa asesina recluida en el hospital psiquiátrico Ashecliffe, un centro penitenciario para criminales perturbados dirigido por el siniestro doctor John Cawley. Pronto descubrirán que el centro guarda muchos secretos, y que la isla esconde algo más peligroso que los pacientes. Shutter Island La isla siniestraScorsese juguetea con los géneros como un niño travieso y convierte la novela de Dennis Lehane en un material explosivo e inquietante a partes iguales, dándole al espectador una serie de pistas para que vaya resolviendo, en paralelo a los protagonistas, el enigma que se oculta tras Shutter Island. Una secuencia en la que Edward Daniels (Leonardo Dicaprio) y Chuck Aule (Mark Ruffalo) son transportados la isla donde se encuentra la institución mental abre lo que poco a poco va a ir convirtiéndose en una pesadilla. Sorprende que Scorsese aborde esta historia no desde su sobriedad habitual sino desde una especie de mezcla entre el clasicismo (relativo, pues el director italo-americano nunca ha sido muy amigo de las convenciones) y lo moderno, aportando una dosis exacta de ambos factores para dar lugar a un thriller que no sorprende por su sobria dirección, dado que ya se partía de esa base, pero sí desde el empleo de la música*, a todas luces efectista, sin cortarse un pelo en exagerar o intentar dar presencia a secuencias no demasiado épicas a través de una partitura que sí remite a esta condición. La isla siniestraShutter Island, como toda pesadilla, es además incoherente en sus formas. No presenta una narración lineal sino que alterna flashbacks con sueños y el presente, mezclándose todo de forma, eso sí, perfectamente clara, como una pesadilla lúcida (que son las más aterradoras). Esto nos lleva a estar pendientes en cada secuencia de hacia dónde se va a dirigir la historia, qué salto va a pegar para darnos una información que quizá parezca innecesaria pero que en algún momento va a formar parte de este gran puzzle, para dar lugar con el único epílogo posible, un poco previsible si se van siguiendo todas las pistas que el realizador de Toro salvaje, pero no por ello menos efectivo. Con unas interpretaciones realmente notables, especialmente por parte de los secundarios (Jackie Earle Haley, Michelle Williams, Ben Kingsley) y sobrias de Dicaprio y Ruffalo, que son quienes de alguna forma levantan el peso de la función, estamos sin duda ante un thriller psicológico que inquieta y deja con ganas de más, crudo, además de entretenido, que no por ser algo efectista se desvirtúa y se pierde en el camino. Por el contrario Scorsese, un realizador maestro, sabe cómo sacar provecho de estos recursos y les da forma sin esfuerzo en un epílogo realmente notable. Paso a spoiler para comentarlo. La isla siniestra
Chris Pierzynski ha cumplido una condena de varios años en prisión por haber participado en un ajuste de cuentas. Su hermano pequeño Frank, agente de policía con un prometedor futuro por delante, lo espera con reticencia a la salida de la cárcel. Chris y Frank siempre han tenido sus más y sus menos. Su padre, única persona que los crió, siempre ha estado más del lado de Chris, a pesar de los problemas y de Frank. Sin embargo, sus lazos de sangre los unen y, por ello, Frank da una oportunidad a su hermano: lo aloja, le encuentra un trabajo, le ayuda a retomar el contacto con sus hijos y su ex mujer. Chris conoce a Natalie, que encarna la esperanza de emprender una nueva vida, pero pronto su pasado llamará otra vez a su puerta y Chris volverá a tomar la senda del crimen. Remake del largometraje francés "Liens de sang" de Jacques Maillot. Blood Ties Lazos de sangreCritica:Lazos de sangre nos introduce en la historia de dos hermanos. Frank es un policía muy noble, “de gran corazón” como dicen sus compañeros, aunque sigue turbándole el haber abandonado a Vanessa, su ex novia. Chris acaba de salir de la cárcel; siempre había sido un tipo violento por culpa de su turbia infancia y el estar entre rejas no ha hecho sino empeorar tal situación. Los años perdidos con su mujer Mónica y sus dos hijos son una losa demasiado grande para su carácter, que se ve golpeado nuevamente cuando intenta volver a hacerse un hueco en el terreno laboral. La ya de por sí difícil convivencia entre un agente de la ley y un ex convicto se ve recrudecida por un oscuro pasado, que descubriremos mediante las palabras de su padre y un flash-back colocado a mitad de película. Lazos de sangrePrecisamente ésta es una tónica muy habitual en Lazos de sangre: tratar de contar lo máximo en el menor tiempo posible. El primer cuarto de hora es un desfile de historias, personajes, encuentros y reencuentros; una puesta al día para el espectador, que lógicamente se acaba de incorporar en medio del relato. Canet sale airoso de tan farragoso escenario y consigue sintetizar todo lo necesario para que aquel logre introducirse de lleno en el filme, pero lo consigue a costa de sacrificar el aspecto emocional de sus personajes, confiando en que sea la virtud puramente actoral la que conecte con la audiencia. Algo que se consigue con casi todos los actores secundarios, que están como mínimo notables: desde una sorprendente Zoe Saldana hasta la siempre estupenda Marion Cotillard, pasando por un Matthias Schoenaerts que seguramente se hubiera merecido uno de los dos papeles protagonistas. Éstos recaen en el gélido Billy Crudup y un muy apático Clive Owen, que mejoran cuando aparecen juntos en pantalla. En cualquier caso, el desliz en sala de montaje es evidente: demasiada tijera en algunos momentos, mientras que escenas puntuales terminan alargándose en exceso. Algo similar sucede con el uso de la BSO. La selección de temas es muy buena, pero no posee todo el peso dramático que debería. Lazos de sangreTodo ello provoca que la película destile mayor grandeza de la que realmente se oculta entre sus fotogramas. La evolución de la historia es creíble, pero también previsible por momentos. Sólo un muy buen desenlace logra crear una sensación de verdadero clímax en los 128 minutos de cinta, entre los cuales se alternan episodios de puro thriller (la escena del furgón) y de noir (a través del restaurante), pero es el drama, mediante la falta de confianza de Chris en su entorno y la búsqueda de redención por parte de Frank, lo que ocupa la mayor parte del filme y en lo que más se centra su realizador. Ello provoca que realmente la ambientación setentera y el presunto homenaje a los thrillers de la época resida más en el aspecto visual que en el puramente argumental. Lazos de sangre
Seo-joon, un antiguo detective que ahora trabaja en el sector de la construcción, es víctima, junto a su entorno cercano, de un ataque de pishing de voz que tendrá graves consecuencias. Decidido a resolver la situación, comienza a rastrear la organización de estafadores.
Frank Cordell, un asesino a sueldo, se deja llevar por la corriente río abajo esposado a un jefe de policía moribundo, cuando unos excursionistas los sacan del agua. A punto de expirar, el agente les dice a Ray (John Cusack) y a su hijo adolescente que deben entregar a Cordell a la justicia por sus crímenes atroces.Pero Cordell también es un profesional que siempre cumple con su contrato y nunca deja a su objetivo con vida. En esta ocasión le han interrumpido a medio trabajo y no tiene intención de dejarlo a medias. Con el jefe de policía muerto y Cordell acechado por sus propios hombres por haber huido sin cumplir con su último trabajo, Ray no tiene elección.
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