En las profundidades del océano Ártico, permanece un laboratorio abandonado en el que los nazis desarrollaron una increíble y brutal arma secreta durante los últimos meses de la II Guerra Mundial. Una expedición despierta accidentalmente un ejército letal de tiburones zombis voladores manipulados genéticamente, así como superhombres, que surcarán los cielos buscando venganza de cualquier avión que se encuentren en su camino. Un comando de élite es enviado para detener esta amenaza y acabar con los tiburones voladores que quieren conquistar los cielos.
El trabajo de verano de Nick Daley como vigilante nocturno del Museo de Historia Natural supone todo un reto para un estudiante de instituto. Afortunadamente, está siguiendo los pasos de su padre y está familiarizado con la antigua tabla que lo dota todo de vida cuando se pone el sol. Nick se alegra de ver a sus viejos amigos, entre los que se incluyen Teddy, Sacagawea y Rex. Pero cuando el malvado Kahmunrah escapa con un plan para abrir el inframundo egipcio y liberar a su Ejército de los Muertos, será Nick el que tenga que detener al demente gobernador y salvar el museo de una vez por todas.....Una noche en el museo: El regreso de KahmunrahCritica: Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, .... Una noche en el museo: El regreso de Kahmunrah
En un pueblo de Oregón, el profesor y escritor local Harry Stevenson (Morgan Freeman) percibe los problemas que causa el amor entre los vecinos: entre los jóvenes y entre los viejos, entre los parientes y entre los amantes; incluso entre los animales. Harry contempla sobrecogido cómo el amor distorsiona la percepción del otro, cómo ata y devasta, cómo inspira, cómo exige sin razón y, en definitiva, cómo modela la vida de todos, incluida la suya.
10 años después de los eventos de la primera película, Victor Crowley es resucitado por error y procede a matar una vez más.
No volver a mostrar