Parodia de las películas de bailes de adolescentes en la que un joven bailarín de street dance, Thomas Uncles (Damon Wayans Jr.), con tendencia a ir por el mal camino, y una joven muy hermosa, Megan White (Shoshana Bush), se unen gracias a su pasión hacia el baile y son puestos a prueba en la competición de baile más divertida.
Jennifer Walters navega por la complicada vida de una abogada soltera de 30 y tantos años que también resulta ser un armatoste superpoderoso verde de 6 pies y 7 pulgadas.
La historia se centra en Mio, una chica que está preocupada porque su amigo de la infancia no corresponde a sus sentimientos. Después de una pelea trivial entre los dos y durante un día lluvioso, Mio sufre un accidente de tráfico y cae inconsciente. Al despertar se encuentra con un misterioso mundo del que nunca había escuchado o leído…..Kimi wa KanataCritica: llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia... Kimi wa Kanata
El enfermero Greg Focker conoce a los padres de su novia antes de proponerle matrimonio, pero el desconfiado padre de su novia es la peor pesadilla de cualquier cita.
Un perro San Bernardo escapa milagrosamente una banda de ladrones de la tienda mascotas donde estaba, después de pasar la noche oculto en un frío y húmedo cubo de basura despierta en el hogar de sus sueños: una casa maravillosa con un enorme jardín y niños de la familia Newton.
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