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En la película ,un apacible profesor de Inglés (Day) se pone a prueba cuando un colega de profesión (Cube) que intenta conseguir que le despidan , le desafía a una pelea a puñetazo limpio después de clase. Pelea de maestrosCritica: De más está decir: Pelea...no busca, ni por asomo, ser tomada en serio. Aclaro esto porque muchas críticas especializadas razonan fuera del recipiente con interpretaciones del tipo social, formal y demases. Encaran sus críticas como si estuvieran delante de un intento de cine. Y ésto no lo es.Pelea... es una peli deliberadamente exagerada, Cada uno de sus actores actúa como un Jim Carrey contenido (pero de talento discutible). Como toda obra de comedia ligera fluctúa entre la bobada, el ingenio y un condimento aparte: cierta...crítica social apañada en la irracionalidad pura. Aquí es donde me vuelvo más quisquilloso. Hay una notoria búsqueda por justificar todo ese universo delirante bajo el aura de "es que me cansaron, me hartaron" y un largo etc.Todos los personajes, escudados bajo el género de la comedia, se ponen del lado del alumno (y curioso: porque el alumnado siempre cumple un rol de mera comparsa en el guión). Sí, va a haber una pelea entre dos maestros y nadie, absolutamente nadie, repara en la impulsividad desbordante de todos los hechos.Aquí es donde la comedia cumple bien su rol de camuflar una cierta visión del mundo...o quizás ni tanto; quizás ni eso. Aunque las repetidas críticas a la educación pública dan para sospechar que hay algo más ahí que mero cachondeo.De una forma u de otra: si hubiera un tono más comprometido para dejar un mensaje, entonces vale. Pero Pelea de maestros no parece ir por esos derroteros. Si hasta parece más preocupada por hacer encajar bien los gags y los chistes fáciles que por andar simulando tesis sociales post modernas.
Annie está atrapada en una relación a largo plazo con Duncan, un fanático obsesivo del oscuro rockero Tucker Crowe. Cuando surge la demostración acústica del exitoso disco de Tucker de hace 25 años, su descubrimiento lleva a un encuentro que cambiará su vida con el esquivo rockero. Juliet, desnudaCriticaSi hay una modalidad del género de la comedia romántica que merece ser rescatado del exilio en el que parece estar sumido, o al menos ser revisitado de vez en cuando, es el de la rom-com británica que nos dio tantas alegrías con títulos como 'Love Actually' (2003), 'Notting Hill' (1999), 'Cuatro bodas y un funeral' (1994) o 'Una cuestión de tiempo' (2013). Sin dar la espalda al formato del gran romance hollywoodiense, los británicos aportan un toque especial a la par de terrenal, no tan infantil, que prefiere encontrar la complicidad del espectador antes que seducirlo con un idealismo vacío, y con personajes maduros en busca del amor en vez de los jóvenes aspirantes a estrella de turno. Por todo ello, es necesario celebrar el estreno de 'Juliet, Naked', que además está basada en una novela de Nick Hornby, que siempre es un plus aunque a estas alturas ya sea prácticamente seguro que nada va a superar a 'Alta fidelidad' (2000).Al igual que en aquel film, en 'Juliet, Naked', nos encontramos con un hombre, Duncan, un tanto inmaduro y al que le apasiona la música, aunque aquí la obsesión se centra en el único álbum lanzado por Tucker Crowe, un músico que, al igual que Sixto Rodríguez, el protagonista de la fantástica 'Searching for Sugar Man' (2012), desapareció hace décadas de la escena musical sin dejar rastro. Pero por azares de la vida, la novia de Duncan, Annie, termina intercambiándose correos con el desaparecido músico a lo 'Tienes un e-mail' (1998). Así, un vínculo especial se establece entre Annie y Tucker cuando estos descubren que comparten el mismo sentimiento amargo: la sospecha de no haber aprovechado buena parte de sus vidas como adultos y de que sea demasiado tarde para enmendar errores y tomar riesgos.'Juliet, Naked' nunca llega a ser una gran comedia ni un gran romance, pero hay una ternura auténtica en la forma en la que se construye la relación entre Annie y Tucker, por la torpeza de ambos a la hora de acercarse el uno al otro, y porque Rose Byrne y Ethan Hawke son actores de primera infalibles, y ambos están fantásticos. Buena parte de la película se ambienta en uno de esos pueblecitos costeros de los que te aburres al segundo día pero que albergan un encanto peculiar, mientras que la trama aborda conflictos propios de la madurez como crisis vitales, expectativas incumplidas, asunción de errores del pasado y responsabilidades familiares con honestidad y ligereza, aunque el personaje al que da vida Chris O’Dowd está un tanto desdibujado. El desenlace es de perfil bajo, pero la experiencia global es positiva, agradable, porque sientes haber sido testigo de un romance discreto pero significativo de dos personas que se inspiran la una a la otra para sobreponerse a lo que la vida les tenía preparado. Juliet, desnuda
Lo que busca del viaje es conectar con su hijo y que este mate un ciervo. Ah, y que todo quede filmado.
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