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Remake de la película "La última casa a la izquierda", dirigida por Wes Craven en 1972. Mari Collingwood llega con sus padres a la casa que tienen junto al lago para pasar unos días. Esa misma tarde, saliendo por la zona con su amiga Paige, ambas son secuestradas por Krug, un psicópata que ha escapado de la cárcel, y sus compañeros, su perturbada novia Sadie, su sádico hermano Francis, y su anulado hijo Justin. The Last House on the Left La venganza de la casa del lagoCritica:Entre esa casa de invitados añadida para la ocasión, un personaje que no pinta absolutamente nada (el del hijo) y una conclusión que da mil vueltas sin aportar, si quiera, un ápice de lucidez o reflexión, "La última casa a la izquierda" se convierte en el enésimo paso en falso de un realizador europeo al cruzar el charco. En este caso, se trataba ni más ni menos que del griego Iliadis, autor de la fantástica "Hardcore" y que, una vez visto su debut, parecía que aportaría algo más que unos leves tintes de identidad propia y alguna que otra secuencia tan incómoda como malsana. Claro que la palabra "parecía" se le antojará utópica a más de uno sabiendo que tras todo el trabajo están los de siempre, metiendo la zarpa. La venganzaEn primer lugar, y si buscamos su referencia más inmediata (es decir, el film original sobre el que se sustenta, que no es otro que la infravalorada peli de Craven de mismo título), cabría decir que esa referencia, por infravalorada e interesante que pudiese resultar en su día, pedía un remake a voces. No... no porque la película del autor de "Scream" sea mala o parezca menor en su filmografía, sino porque tras todos estos años ha quedado un tanto desfasada, y tanto su estética como el pequeño ejercicio de reflexión que suponía pasaría por alto visto a día de hoy por cualquier espectador desacostumbrado a las películas con el presupuesto que debió tener aquella. La venganzaSi continuamos analizando el material que nos regala en el film actual Iliadis, nos topamos con una cinta en la que el griego sabe agarrar muy bien el timón y, sin demasiada complicación, trenzar una presentación de personajes nada estereotipada o estúpida, así como un arranque de lo más esperanzador, que invita a contemplar la obra gracias a su buena factura y una labor actoral que no parece, para nada, desentonada. La venganza
Hassan Haji conoce el mundo de la restauración desde muy pequeño, cuando su abuelo regentaba el restaurante justo debajo de su casa en la ciudad de Bombay. Cada día el olor a curry y a especias subía para llenar toda la casa de ese aroma tan peculiar y agradable. Ahora es su nieto, Hassan, quien dirige el restaurante, pero una inesperada tragedia le empuja a él y a su familia a buscar un nuevo local para el negocio y una casa en un pueblo de los Alpes franceses. The Hundred-Foot Journey Un viaje de diez metrosCritica:Es una película amable, acogedora, simpática, llena de colorido, sensual, expansiva y encantadora, un vistoso suflé atiborrado de sabor, olor, sugerencias y buenas vibraciones. Casi demasiado bonita para ser creíble, simple como el mecanismo de un chupete y de una superficialidad algo automática y sin alma. Tiene la virtud de hacer del paladar y el disfrute de los sentidos su centro narrativo y temático, pero tan loable punto de partida – por lo general postergado tanto en el cine como en la vida – se queda en buenos propósitos llenos de bonhomía, buen rollo y cortedad de miras y bastante famélicos logros más allá de la estampita florida, jacarandosa y preciosista. Un viaje de diez metrosResulta campechana, nada ofensiva y se me hace difícil de criticar porque no hay nada que no funcione bien ni cumpla su propósito de entretener con decoro, equilibrio y buen gusto. Consigue lo que se propone y entretiene durante toda su proyección, con ritmo y fluidez, sin sobresaltos ni sorpresas, de una afabilidad contagiosa y positiva, estudiada sencillez y benevolencia ecuménica digna de elogio. Pero todo resulta demasiado estudiado, prefabricado, como una receta en que nada sobra ni falta pero que sabe a poco, se queda corta, acaba uno con hambre, no va a ninguna parte, apenas levanta el vuelo y se queda exangüe, sin nervio, mordiente o intensidad. Falta ingenio y los personajes son planos y sin densidad ni interés. Los buenos propósitos es lo que tienen: se alcanzan y ya está. Un viaje de diez metrosHelen Mirren está en su papel de dama estirada con corazón, pero como todo lo demás, carece de verdad o intensidad. Es un cliché andante. Y la familia protagonista lleva con solvencia el peso de una tenue trama de superación, dificultades y oprobios – y poco más. Tentado estoy de alabar la bella fotografía de Linus Sandgren (porque realmente lo merece) que saca partido a la comida, los paisajes y los interiores, o de resaltar de nuevo el eficaz chorro sonoro de A.R. Rahman (sí, la bullangera alma oscarizada de ‘Slumdog Millionaire’), pero produce tristeza que los apartados más reseñables sean los técnicos. Un viaje de diez metros
Aunque a Marty McFly todavía le falta tiempo para asimilar el hecho de estar viviendo dentro de la familia perfecta gracias a su anterior viaje en el tiempo, no le queda ni espacio para respirar cuando su amigo Doc aparece de improviso con la máquina del tiempo (mucho más modernizada), e insta a que le acompañen él y su novia a viajar al futuro para solucionar un problema con la ley que tendrá uno de sus futuros hijos. En la tremenda vorágine futurista, con todo lo que ello conlleva, del Hill Valley de 2015, la presencia de tales viajeros temporales causará un efecto mayor que el que iban a arreglar. Un almanaque deportivo y la posesión del secreto de la existencia de la máquina del tiempo por parte del siempre villano Biff Bannett, serán los ingredientes que conjugarán una causa-efecto en el pasado, en el presente y en el propio futuro, que hará que Marty y Doc se tengan que emplear a fondo para poner fin a la catástrofe a la que les lleva el destino. VolverCritica: Tampoco es plan de ir enumerando las segundas partes que son mejores, iguales o peores que la original pero yo, que soy defensor de las continuaciones por regla general, no tengo dudas en admitir que las hay de todos los tipos, como es lógico. En este caso, "Regreso al futuro II" puede que sea unas décimas inferior a la de 1985 pero en el fondo es una película equiparable a la primera, fresca, familiar, con mucho encanto, menos divertida pero con más acción e intriga. Y puestos a viajar en el tiempo, qué mejor que hacerlo por lo grande multiplicando los escenarios y las líneas temporales, que por cierto, explica muy bien, pizarra en mano, el bueno de Doc (Christopher Lloyd) a un aturdido Marty McFly (Michael J. Fox). Eso sí, alterar el pasado con un viaje al pasado doble sí podría producir una superparadoja temporal que destruyera el universo. Aunque es tan lioso que prefiero no pensarlo. VolverEste ejercicio que consiste en rizar el rizo, incluso hasta la autorreferencia, volvió a cautivar al público, no tanto como la original, pero sí lo suficiente como alzar a "Regreso al futuro II" como la tercera película más taquillera del mundo en 1989, sólo por detrás de "Batman" y, por supuesto, la mítica "Indiana Jones y la Última Cruzada", número uno indiscutible. Qué tiempos en los que podrían encontrarse verdaderas obras maestras en el top ten en cuanto a recaudación, o incluso en el uno, como es el caso. Pero volviendo al futuro, hay que ver lo que vamos a adelantar en poco más de un año. 2015 es dibujado no sólo de forma estrafalaria en cuanto a la moda sino con una tecnología muy por encima de la actual y sobre todo, distinta. Lo raro es que puestos a imaginar, aquellas gentes no supieron ver que los avances vendrían de la informática, tipo internet, o las comunicaciones y no de la robótica o la mecánica. Volver
El Tigre Verón, un líder sindical del gremio de la carne, deberá arriesgarlo todo contra sus enemigos del mundo patronal y la justicia. El Tigre Verón Ceitica:Tarde 15 días en decidirme a ver El Tigre Veron, un poco por que lo que ví en cine de Julio Chávez no me convenció, reconozco que es un actorazo, pero es como que siempre elige obras donde él y únicamente él es la vedette.Cuando comencé a verla, pensé que no pasaba del 2do Episodio, tenía muchos preconceptos por que el guión fuera muy político, muy para este año electoral, que se elige Presidente en la Argentina y con solo ver los primeros 20’ de la serie, se darán cuenta que los Secretarios Generales de los distintos Gremios de la Argentina, que en su mayoría, apoyan al Cristinismo, tienen muchas cosas en común al Tigre Verón. Todo esto siendo que es una Serie coproducida por el Grupo oficialista Clarín. VerónPero me sorprendió, que a partir del 3er Episodio hay un vuelco hacia lo delictivo-policial-judicial. despegándose de la coyuntura política argentina. VerónEstá muy bien filmada, como las vistas aéreas de los escenarios naturales que toman los drones, cosa que nos tienen acostumbrados las series nuevas.Julio Chávez no es santo de mi devoción, pero su interpretación es excepcional. Otra actuación que quiero destacar es la de Manuel Callau, en el papel de Antonio Eduardo Morán “El Chaqueño”, un empresario de la carne, que le pone “equilibrio” a la lacra gremialista. Verón
La historia semiautobiográfica de la mayoría de edad de Fabietto Schisa, un niño del Nápoles de la década de 1980 cuyos años de adolescencia están marcados por alegrías inesperadas como la llegada de la leyenda del fútbol Diego Maradona, y una tragedia igualmente inesperada. El destino juega su papel, la alegría y la tragedia se entrelazan, y el futuro de Fabietto se pone en marcha en una historia de familia, deportes y cine, amor y pérdida...Fue la mano de DiosCritica: Promocionando su última obra, aseguraba a un periodista Paolo Sorrentino que, tras 35 años hablando de la muerte de sus padres, necesitaba dejar de hacerlo. Es la premisa sobre la que se asienta ‘Fue la mano de Dios’. Sorprende que buscando enterrar de una vez -disculpen el humor sorrentiniano– el dolor más personalísimo, el que entraña quedarse huérfano cuando él era solo un iniciado en la vida adulta -que es cuando la palabra presenta más sentido aunque todos vayamos a acabar siéndolo, porque es sin duda el peor momento posible para que a alguien le suceda algo de tales características- y resarcirse así de una deuda contraída únicamente con él mismo, ha creído conveniente invitar a miles de personas a la intimidad de una sala de cine para hacerles partícipes, haciendo uso de su habitual estridencia, de la historia que le pedía a gritos que contase Capuano, su mentor en el arte que domina, a orillas del Tirreno; su historia.No es ninguna estupidez; contar un extracto de una vida -no digamos ya una entera- es un vasto ejercicio primero de autoconsciencia y después de expresión en el que, como en la película, suele ser más fácil encontrarse de cara con lo absurdo que con la seriedad de lo terrible que puede tener el vivir. No lo digo yo, lo dice su álter ego en la ficción. Un joven Fabietto que, sentado a las faldas del Vesubio, ya consciente de su sino, espeta: “la realtà non mi piaze più, è patetica / no me gusta la realidad, es patética”. Bien sabe Sorrentino, sin embargo, que en lo menos dramático de la vida está la esencia y de que Fabiè está equivocado. Por eso en su película apenas se masca lo trágico. Al contrario, es un ensayo sobre cómo fijar la mirada en el futuro a través de las más extravagantes experiencias. Tanto es así que, incluso a las puertas de un tanatorio, seguirá sirviendo la risa como burla frente a la implacable ridiculez de la vida. O quizás porque, al advertir la pinta que tiene el abismo, reír con tus hermanos es la única cuerda que queda a la que poder agarrarse.... Fue la mano de Dios
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