Courtney Withmore es una estudiante de instituto que ayuda a un grupo de jóvenes héroes a acabar con los villanos del pasado. La serie se centra en Stargirl y el primer grupo de superhéroes: la Sociedad de la Justicia de América...StargirlCritica: Les voy a contar un secreto que tal vez conozcan: el primer súper equipo de la historia del cómic no fue ni los Vengadores ni la Liga de la Justicia: fue la Sociedad de la Justicia, y tuvo su época de gloria durante la Segunda Guerra Mundial. Se trataba de un cómic facilón y primitivo, con dibujos un tanto toscos, donde primaba el garrotazo y tentetieso y la ciencia ficción de saldo, pero tenían algo... para los lectores de la época, críos en su totalidad, claro está, resultaba irresistiblemente seductor contemplar reunidos en una sola colección a los grandes ases de la época: Superman, Batman, Wonder Woman, el primer Linterna Verde, el primer Flash, Wildcat, Hourman, el Espectro, el Dr. Fate, el Dr. Midnight (y su búho... ejem... eran otros tiempos), Sandman, Johnny Thunder, el primer Átomo... y, por supuesto, Starman.Starman era un científico así como apolíneo a la par que genial que había inventado una quisicosa llamada «vara cósmica» que le permitía, pues... hacer muchas cosas chulas, como volar, lanzar rayos y tal. Vamos, que no se habían gastado muchas neuronas en crearlo. Pero, como todos sus compañeros, tenía ese algo al que hemos hecho referencia antes.Y, bueno, para hacer corta una historia larga, llegó el crepúsculo de los súper héroes y la Sociedad de la Justicia cayó en el olvido. Luego, a mediados de los años cincuenta, se logró un cierto revival del género (que nunca llegaría a ser tan exitoso...Stargirl
Arthur Kipps es un joven abogado cuya empresa lo envía a un lugar remoto para vender la casa de un cliente que acaba de fallecer. La gestión, aparentemente rutinaria, tropieza con ciertas dificultades: los vecinos se muestran reacios a hablar sobre la casa o a acercarse a ella; además, nadie está dispuesto a admitir la existencia de una mujer de negro que él está seguro de haber visto. The Woman in Black La dama de negroCritica:Hay una razón principal por la que Daniel Radcliffe ha sido el que se ha encargado de encarnar al personaje protagonista de esta cinta, Arthur Kipps : Para darle mayor atractivo a la película y provocar que más gente vaya a verla, un acto de publicidad y promoción hacia la misma, pero para el mismo Radcliffe ha sido una oportunidad para demostrar que puede hacer algo más que darle vida a Harry Potter, ha demostrado, para sí mismo y para el público que posee talento, más registros y que le hecha ganas y brío a sus interpretaciones, yo sinceramente no he visto en sus ojos a aquel mago que se crió en aquella alacena bajo las escaleras viviendo con la sombra de su pasado y de un futuro que estaba por llegar. La dama de negroLa película, a pesar de su corta duración, no ha necesitado de más para estar a la altura de lo que pretende alcanzar: Una buena película de suspense, bien ambientada, y que nos regalará escenas de un extremos suspense, que nos proporcionará miedo en ciertas ocasiones, lo bueno que tiene es que no pretende dar sustos a diestro y siniestro como hacen otras muchas cintas que por desgracia es el reclamo comercial de la gente que gasta el dinero tontamente en burdas historias que se hacen secundarias, no es el caso de esta película. La dama de negroEl final puedes llegar a no esperartelo, puede darte a pensar un par de cosas, pero el fotograma de la cinta te puede comprender cual de esas dos es la cierta, ya depende del criterio y punto de vista del espectador. La dama de negro
Después de que los amigos de un adolescente mueren en un accidente, descubre que correr le permite recordarlos perfectamente. Correr, sin embargo, también le da notoriedad. Está atrapado entre mantener vivo el pasado y hacer nuevos recuerdos en el presente. Corazón de un CorredorCritica: Se centra en un joven corredor que tras perder a su novia y su amigo comienza a reconstruir su vida en una nueva escuela. Una historia de auto superación que no logra conmover del todo. Se pierde en carreras y entrenamientos explotando muy poco la tragedia y secuelas del protagonista. Se puede ver, pese a que no hace la diferencia.Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado.Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.
Rachel Chu es profesora de economía en la Universidad de Nueva York, allí conoce a Nick Young -profesor de historia- y se enamoran. Ambos tienen que viajar a la ciudad natal de Nick, Singapur, para asistir a la boda de su mejor amigo. Es allí cuando Rachel descubre que su novio pertenece a una de las familias más ricas de Asia y que todas las solteras de clase alta están increíblemente celosas de ella. La joven tendrá que enfrentarse a todas ellas y demostrar a la familia de su novio que ella también es digna de estar con él.
Hassan Haji conoce el mundo de la restauración desde muy pequeño, cuando su abuelo regentaba el restaurante justo debajo de su casa en la ciudad de Bombay. Cada día el olor a curry y a especias subía para llenar toda la casa de ese aroma tan peculiar y agradable. Ahora es su nieto, Hassan, quien dirige el restaurante, pero una inesperada tragedia le empuja a él y a su familia a buscar un nuevo local para el negocio y una casa en un pueblo de los Alpes franceses. The Hundred-Foot Journey Un viaje de diez metrosCritica:Es una película amable, acogedora, simpática, llena de colorido, sensual, expansiva y encantadora, un vistoso suflé atiborrado de sabor, olor, sugerencias y buenas vibraciones. Casi demasiado bonita para ser creíble, simple como el mecanismo de un chupete y de una superficialidad algo automática y sin alma. Tiene la virtud de hacer del paladar y el disfrute de los sentidos su centro narrativo y temático, pero tan loable punto de partida – por lo general postergado tanto en el cine como en la vida – se queda en buenos propósitos llenos de bonhomía, buen rollo y cortedad de miras y bastante famélicos logros más allá de la estampita florida, jacarandosa y preciosista. Un viaje de diez metrosResulta campechana, nada ofensiva y se me hace difícil de criticar porque no hay nada que no funcione bien ni cumpla su propósito de entretener con decoro, equilibrio y buen gusto. Consigue lo que se propone y entretiene durante toda su proyección, con ritmo y fluidez, sin sobresaltos ni sorpresas, de una afabilidad contagiosa y positiva, estudiada sencillez y benevolencia ecuménica digna de elogio. Pero todo resulta demasiado estudiado, prefabricado, como una receta en que nada sobra ni falta pero que sabe a poco, se queda corta, acaba uno con hambre, no va a ninguna parte, apenas levanta el vuelo y se queda exangüe, sin nervio, mordiente o intensidad. Falta ingenio y los personajes son planos y sin densidad ni interés. Los buenos propósitos es lo que tienen: se alcanzan y ya está. Un viaje de diez metrosHelen Mirren está en su papel de dama estirada con corazón, pero como todo lo demás, carece de verdad o intensidad. Es un cliché andante. Y la familia protagonista lleva con solvencia el peso de una tenue trama de superación, dificultades y oprobios – y poco más. Tentado estoy de alabar la bella fotografía de Linus Sandgren (porque realmente lo merece) que saca partido a la comida, los paisajes y los interiores, o de resaltar de nuevo el eficaz chorro sonoro de A.R. Rahman (sí, la bullangera alma oscarizada de ‘Slumdog Millionaire’), pero produce tristeza que los apartados más reseñables sean los técnicos. Un viaje de diez metros
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