Ted Morgan (Seann William Scott) es un hombre deprimido que regresa a su ciudad natal para corregir ciertos errores del pasado antes de suicidarse. Antes de partir JustCritica:Extraño melodrama que ofrece momentos conseguidos en la comedia pero que en el campo del drama se queda en la parte mas superficial del lago. Cuando pretendes construir un melodrama sobre un suicida has de cargar las tintas porque si no lo único que consigues es que el espectador se quede con la sensación que es una mas de esas comedias amables que tanto gustan a los norteamericanos (o peor aun, que le estas tomando el pelo). La película no es mala (todo lo contrario) aunque la apática interpretación de Seann William Scott no ayuda demasiado a entender el conflicto interno del suicida y la directora prefiere escoger el camino de la redención a través de historias paralelas que no tienen la suficiente entidad para construir un drama. A pesar de ello hay que reconocerle a la debutante Courteney Cox honestidad y ganas de hacer las cosas bien. Pero "Just before I go" es irregular para que te quedes con la sensación de haber visto una gran película, todo es demasiado ligero y personajes como el policía (hermano del protagonista) no ayudan a que el espectador se tome en serio la película. Mi recomendación es que os acerquéis a "Just before I go" como una comedia de tono ligero que con toda seguridad os satisfará y os hará pasar un buen rato (ademas de arrancaros algunas sonrisas). JustPor una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. JustUn metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. Just
Alana Kane y Gary Valentine se conocen, pasan el tiempo juntos y acaban enamorándose en el Valle de San Fernando en 1973...Licorice PizzaCritica: Licorice Pizza me ha hecho reflexionar sobre todo aquello que encontramos en las buenas historias y de lo que esta película carece. En el arte de contar historias nada es arbitrario. Hay razones que explican por qué las narraciones que nos gustan tienen ciertos ingredientes: Unos protagonistas complejos, bien construidos, hacen que nos interesemos por lo que ocurre. Porque los conocemos nos preocupan sus asuntos. Una trama principal alimenta el relato y por ello cada escena nos importa, porque tiene relevancia en la urdimbre que se está tejiendo, porque afecta a los personajes y los vemos evolucionar. Los conflictos hacen que nos preocupe el devenir de los personajes y que nos impliquemos en la trama. Los personajes secundarios a menudo aportan otros puntos de vista y le dan profundidad a la historia. Con ellos intuimos que en ese universo hay mucho más, más allá del reducido mundo de los protagonistas. A veces un elemento es más prominente que los demás. A veces lo fundamental es la historia y los personajes están a su servicio. Otras veces la trama sirve para acompañar a los personajes en su viaje personal mientras asistimos a un momento crucial de sus vidas. En muchos casos con acierto se encuentra un justo medio, resultando una historia emocionante con personajes complejos que nos importan y que nos seguirán acompañando cuando se enciendan las luces de la sala. La última cinta de Paul Thomas Anderson carece de todo lo anterior. Veamos. ¿Los protagonistas están bien construidos? Yo diría que no. Acaba la película y no sé qué los conmueve, qué quieren, qué necesitan, cómo les afecta y afectan a su entorno. En definitiva, no sé quiénes son. ¿Y qué decir de los secundarios? Se diría que sólo están para hacer bulto, siendo en su mayoría vainas huecas sin alma. ¿Hay una trama principal que se va desarrollando durante el film? Pues no, no existe o es tan débil que no se sostiene. Leo con estupefacción críticas que destacan esta característica como si fuera algo positivo per se.... Licorice Pizza
Unas extrañas luces planean sobre el cielo del tranquilo Mossingham anunciando la llegada de visitantes de una lejana galaxia, pero en la granja Mossy Bottom la oveja Shaun y el resto del rebaño siguen haciendo de las suyas…muy a pesar de Bitzer, su perro pastor. Tras esta incursión, una adorable extraterrestre de asombrosos poderes se queda en tierra, y... ¡Shaun ve en ella una oportunidad de diversión alienígena! Pero antes ha de evitar que su nueva amiga sea capturada por una siniestra organización. ¿Estará preparado el rebaño para afrontar una misión de dimensiones… astronómicas?
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