El mejor de los guerreros de un grupo organizado debe luchar contra un ejército de sicarios liderados por el capo de la mayor familia mafiosa de Turquía para proteger un secreto ancestral.
Pasando el verano en un centro turístico de Catskills con su familia, Frances «Baby» Houseman se enamora del instructor de baile del campamento, Johnny Castle.
Cuenta la historia de Cosmo, un niño de 14 años que crece en el Dublín de los 80 y tiene la intención de huir de su complicado hogar. Compone canciones con su banda, como una forma de lucha y publica controvertidos vídeos musicales. Sing Street SingCritica: El amor por la música que destila esta obra me resulta seductor. Así como la primorosa recreación de los años ochenta, con sus peinados imposibles y sus ropajes eclécticos y estrafalarios, llenos de colorido y provocación. Y nos viene desde Irlanda, un país ultra católico y conservador, impregnado de religión rampante y colegios de curas que nos remite a nuestro propio pasado carpetovetónico – más remoto que real – donde los bailes agarrados y el deseo sexual estuvieron proscritos por ser fuente de pecado y origen de todo mal. No fuimos los únicos que padecimos una educación rancia y mojigata, llena de censuras y excomuniones, de anatemas y sinsentidos… pero nos faltó quizás la música como vía de escape, como compuerta liberadora. Y otra similitud con la apolillada piel de toro es que la emigración fue durante mucho tiempo la única salida para huir de una sociedad empobrecida, sin una oportunidad laboral real y estancada en el atraso social y económico. SingAquí tenemos una propuesta atractiva y simpática, algo ñoña y simplista, pero llena de energía y encanto, que se centra en la génesis de una banda musical adolescente que tiene como propósito manifiesto – y casi exclusivo – de ganarse a la chica deseada, seduciéndola con las maquetas musicales que iban improvisando y con desaliñados videos caseros con los que ilustraban las primerizas canciones que elaboraban entre sus más diestros componentes. Poco original ni del otro mundo, pero contado con garra y pasión, con desinhibida pericia y diestra mezcolanza entre rebeldía y ensoñación, entre ensimismamiento y ansias de libertad. Atinada coctelera llena de luz, ilusión, frenesí y avidez. SingLas muchas canciones – y su impetuosa y caótica germinación – están muy bien engarzadas en la trama y encandilan por el entusiasmo con que se presentan. A ratos parece un detallado documental sobre el nacimiento de un grupo musical de éxito (su origen, sus primeros pasos, su primer concierto,…) y a ratos se antoja un tópico encadenado de lugares comunes y bobadas de patio de colegio, más efectista que sincero, demasiado fingido y dulcificado como para acabar de creérselo. Carece de profundidad, los personajes apenas cobran vida autónoma y resulta por ello algo insatisfactorio. Porque contiene el embrión de una gran película, pero se queda a medio camino entre la ficción atolondrada y el cuento de hadas gazmoño con final feliz predecible. Sing
¿En qué sueñas cuándo tienes 16 y llegas a un resort al lado del mar en Normadía en los 80? ¿En un mejor amigo? ¿En un pacto adolescente de por vida? ¿En ir de aventuras en bote o motocicleta? ¿En vivir la vida al máximo? No. Sueñas con la muerte. Porque no hay nada más grande e importante que morir. Y por eso lo guardas para el final. Las vacaciones de verano recién comienzan, y esta historia narra como Alexis creció y maduró en esos meses.
No volver a mostrar