Carlo (Michele Riondino) y Margherita (Lucrezia Guidone) están enamoradísimos, pero algo interfiere en su relación que les hace dudar de todo, hasta de ellos mismos. ¿Podrán gestionar las consecuencias de sus decisiones?...FidelidadCritica: Esta historia romántica es absolutamente convencional y rebosa clichés por doquier. Quizás debiera haber ofrecido algún valor añadido a su trama, como interpretaciones más creíbles y algo más de erotismo. La dirección se antoja errática por momentos, sobre todo hacia el final. Fedeltà es exactamente como esos telefilmes de media tarde, aquí en seis entregas, en los que una mirada demasiado conservadora y poco atrevida de la vida en pareja te permite reunir a la familia en el sofá frente al televisor, después de ir a misa y tras un almuerzo pantagruélico dominical con los suegros.están muy bien interpretados. No así con los secundarios que adolescen absolutamente de matices y profundidad, lo cual siento que es un gran punto negativo en la historia (Sofía/ quinesiólogo/ amigas de Marghe). La banda de sonido es lo que menos me gustó por lejos, nada tiene que ver con nivel fotográfico de la serie, un pop anodino que le resta brillo y prestancia (salvando al Tchaikovsky del episodio final); la música no está al nivel. El guión para muchos podría resultar soso, a mí me pareció más que suficiente, sin olvidar que la trama es un historia dramática de la vida cotidiana y requiere de sobriedad; está embellecido por pasajes poéticos de libros que le suman arte a la obra. El ritmo es perfecto. En conclusión interesante novela que he disfrutado visionar..... Fidelidad
Jo, una niña de nueve años, está loca por las películas de acción y sueña con ser una superheroína. Su mayor deseo es rodar una película y protagonizarla. Gracias a su imaginación olvida que está en la fase terminal de una grave enfermedad. Su hermana ya no aguanta ver a la risueña Jo pasar el tiempo que le queda en una cama y la anima a usar sus poderes mágicos. De paso, convence a todo el pueblo para que haga realidad el sueño de la niña.
Segunda Guerra Mundial. Durante la ocupación de Francia por los alemanes, Shosanna Dreyfus presencia la ejecución de su familia por orden del coronel nazi Hans Landa. Ella consigue huir a París, donde adopta una nueva identidad como propietaria de un cine. En otro lugar de Europa, el teniente Aldo Raine adiestra a un grupo de soldados judíos "Los bastardos" para atacar objetivos concretos. Los hombres de Raine y una actriz alemana, que trabaja para los aliados, deben llevar a cabo una misión que hará caer a los jefes del Tercer Reich. El destino quiere que todos se encuentren bajo la marquesina de un cine donde Shosanna espera para vengarse.....Bastardos sin gloriaCritica: 1. El triunfo de la voluntadMás un cineasta maldito que bastardo, Quentin Tarantino tiene innumerables padres cinematográficos que tejen, sobre diferentes tonos y géneros, un compendio fílmico cuya individualidad supera el conjunto que ofrece el mosaico de referencias. No se trata de una conexión directa con el género o el filme que origina el título de la cinta, “Aquel maldito tren blindado”, sino que el talento y estilo propio del cineasta se impone creando una nueva visión dimensionada del autor. Es así un filme puramente tarantiniano cuyos orígenes quedan borrados y ametrallados por la cinefilia y genialidad.La secuencia que abre la película es simplemente monumental: aparece el título «Capítulo 1: Érase una vez… En una Francia ocupada por los nazis». Se abre como un western con tono clásico a lo Ford o Eastwood con la banda sonora de “El álamo” en los créditos, pero alude también al spaghetti western con vistas a Leone y a su fiereza. La planificación es maravillosa y se sostiene con referencias propias: diálogos continuos rellenado una larga secuencia hasta que la violencia encumbra el clímax. Esa lucha constante entre el cine clásico y la serie B hace erigir el triunfo de aunar la elegancia, precisión y monumentalidad clásica con la originalidad, provocación y radicalidad del cine alternativo. Tarantino es el único cineasta que ha alcanzado el equilibrio perfecto entre ambas corrientes creando un estilo propio.2. Teléfono negro, hoy volamos hacía Paris“Malditos bastardos” presenta a uno de los villanos más maquiavélicos de la historia del cine, el coronel Hans Landa, que construye en la apertura el leitmotiv de toda la cinta: un simple disparo puede cambiar toda una guerra como si de un efecto mariposa se tratase. No sólo es una representación conocida del concepto del azar sino del conocimiento personal y las vivencias. Es importantísimo el juego de idiomas en el guión y el pasado que arrastran los personajes como los actos que desencadenan.....Bastardos sin gloria
Una exprostituta que no oculta su pasado empieza a trabajar en un puesto de comida en una pequeña ciudad costera y a consolar a las almas solitarias que pasan por allí...Me llamo ChihiroCritica:esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia..... Me llamo Chihiro
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