Bri, una joven rapera e hija de una leyenda del hip hop underground que murió justo antes de triunfar. La leyenda de su padre lo convierte en un acto difícil de seguir, pero entre el acoso de Bri y ver a su madre luchar después de perder su trabajo, ella vuelca su frustración en canciones que se convierten en grandes éxitos virales.....On the Come UpCritica: Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... On the Come Up
Milán, 2030: Diana Cavalieri es una doble agente de la agencia Citadel infiltrada en Manticore, la agencia rival que los destruyó ocho años antes. Atrapada en las líneas enemigas, Diana tiene la oportunidad de abandonar la agencia para siempre, pero debe confiar en un sorpresivo aliado: el heredero de Manticore Italia, Edo Zani.
El sargento Charles Monroe King, antes de caer en combate en Bagdad, escribe un diario para su hijo con la intención de decirle cómo vivir una vida decente si crece sin un padre....Un diario para JordanCritica: llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia..... Un diario para Jordan
Jojo "Rabbit" Betzler (Roman Griffin Davis) es un solitario niño alemán perteneciente a las Juventudes Hitlerianas que ve su mundo puesto patas arriba cuando descubre que su joven madre Rosie (Scarlett Johansson) esconde en su ático a una niña judía (Thomasin McKenzie). Con la única ayuda de su mejor amigo imaginario, el mismísimo Adolf Hitler (Taika Waititi), Jojo deberá afrontar su ciego nacionalismo con las contradicciones de una guerra absurda. Jojo RabbitCritica: Taika Waititi ha tenido una década muy interesante. Su estupendo mockumentary Lo que hacemos en las sombras vio la luz en 2014 y se ha ido convirtiendo poco a poco en una de las películas de culto de la década. En 2016 enamoró al público de Sundance con la comedia de aventuras Hunt for the wilderpeople, y tan solo un año después plantó su sello en Marvel, la propiedad cinematográfica más valiosa del momento, con una Thor: Ragnarok que revitalizó al personaje de Thor y que es probablemente una de las mejores películas de la saga. Dos años después nos trae Jojo Rabbit, una comedia sobre la Segunda Guerra Mundial que le hizo ganar el People's Choice en Toronto, el premio más importante de todo el Festival. La anterior ganadora de este premio fue Green book en su camino al Oscar a mejor película el año pasado. Jojo Rabbit¿Que por qué menciono Green book? Pues porque una vez vista Jojo Rabbit, se entiende que ambas ganaran el mismo premio, ya que comparten muchas similitudes. Ambas cogen un tema delicado (el racismo en la década de los 60 en Estados Unidos vs el antisemitismo nazi durante el Tercer Reich) y lo convierten en una comedia dramática bastante accesible para el gran público. He leído en varias ocasiones que Jojo es una película irreverente, y no puedo estar más en desacuerdo. De hecho, creo que aborda el asunto con muy poco riesgo. Parodiar a los nazis no es algo novedoso, y el tratamiento en esta película es bastante inocuo. La interpretación de Hitler que hace Taika Waititi es moderadamente divertida, y su función de contrapunto es efectiva a la hora de retratar el conflicto psicológico de Jojo, pero el humor de la película es bastante blanco, le falta mala leche. Que oye, tampoco me parece mal. El resultado es simpático, y la progresión temática de la relación entre Jojo y Elsa es tierna, previsible, a menudo sensible y ocasionalmente sentimentaloide. Funciona. Ahora bien, ¿irreverente? Vamos, no me jodas. Irreverente es Ser o no ser. Jojo Rabbit
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