Nueve australianos, en diferentes momentos de su vida, asisten a un costoso "retiro de transformación total de mente y cuerpo" de 10 días en un lugar llamado Tranquillum House, dirigido por una misteriosa mujer rusa llamada Masha.....Nueve perfectos desconocidosCritica: En su época pre-Vaquerizo, dijo una por entonces muy sabia Alaska que lo único que le molestaba reconocer de sus operaciones de cirugía plástica es que todas las que lo hacían pasaban a ser directamente "las operadas", cuando había muchas personas que no las reconocían y estaban muchísimo más operadas que ella.Algo así pasa con Nicole Kidman y otras actrices. La Kidman, pese a ser la mejor de su generación y a ofrecernos varias de las mejores interpretaciones de la década parece que, pese a tener su talento actoral intacto, últimamente ya no interesa como actriz. Lo que ahora interesa, y para mal, son sus retoques faciales, parcialmente confesados por ella misma. Con "The Undoing" y "Nine Perfect Strangers" han sido especialmente crueles con ella en ese aspecto, con una mala baba que en nada tiene que envidiar a la que aguanta, por ejemplo, Renée Zellweger pese a estar reciente y muy merecidamente oscarizada.Da igual que en "Nine Perfect Strangers" la Kidman nos haya ofrecido un impagable acento ruso-USA, necesario de ver en la versión original, o que nos haya regalado unos primeros planos de infarto con esos ojos azules que miran al cielo y que en este caso tienen un puntazo de locura al estilo de la más homófoba hija de Putin. Lo que ha importado, y para mal, es el bótox que le paraliza la zona superior de la frente, sus implantes de pómulos o los rellenos que borran las arrugas de alrededor de sus labios. Unas operaciones, por cierto, a las que se han sometido más del 80% de las actrices que frecuentan Hollywood.....Nueve perfectos desconocidos
Malena es la belleza más encantadora e irresistible de Castelcuto, un aburrido pueblo de la soleada costa siciliana. Es nueva en la población y estando su marido en la guerra, cada paseo que da por el pueblo se convierte en un espectáculo, acompañado por las lujuriosas miradas de los hombres de la localidad y de los resentidos cotilleos de sus envidiosas esposas. Un ejército de flacos adolescentes en bicicleta la sigue allí donde vaya, con la única intención de observar su exquisita y arquetípica belleza. Entre ellos se encuentra Renato Amoroso, un chico de trece años con mucha imaginación que lleva su deseo a unos límites inesperados de obsesiva fantasía....MalènaCritica: Giuseppe Tornatore, sabe como conmover con sus historias, es como volverse a reencontrar, con el viejo cine italiano de De Sica, Pietro Germi, Risi, etc. Después de cautivarnos con “Cinema Paradiso”, “La leyenda del pianista en el océano “, “El hombre de las estrellas”. Nos vuelve a cautivar con una dulce historia de melancolía, enmarcada en la Sicilia de la Segunda Guerra Mundial, basada en un relato de Luciano Vincenzoni, un autor cuyas obras han sido llevados con cierto éxito al cine, con una fotografía estupenda de Lajos Koltai, y una magnífica banda musical del gran Ennio Morricone.Es una historia sencilla, de una hermosísima mujer “Malena Scordia”, cuyo marido ha tenido que partir hacia el frente, y la de un muchacho de unos catorce años “Renato Amoroso”. Estos dos seres, interpretados por una espléndida Monica Bellucci en un estado de suma gracia y un debutante convincente Giuseppe Sulfaro, no necesitan de diálogos ni de encuentros para entrecruzar sus historias y cambiar sus vidas para siempre.Los devaneos de Malena con algunos hombres de la aburrida vida de Castelcuto, quedan disculpados tanto por el espectador como por Renato, el joven actor tiene en la cinta un interesante debut. El muchacho plasma con unos exquisitos toques de ternura y humor su despertar sexual adolescente.Quizás el relato adolece de una importante carencia de diálogos, pero, ¿para qué se necesitan cuando Monica Belluci expresa más con sus dulces ojos que lo que podría decirse en cien páginas de guión?. Cabe también destacar la cómica interpretación de Luciano Federico como padre de Renato, un antifascista que al principio parece muy estricto, pero que al final acaba convirtiéndose en el amigo más comprensivo de su hijo...... Malèna
Una madre comprende que ni médicos, ni psicólogos, encuentran la causa de los padecimientos de uno de sus hijos mellizos. Desesperada recorre y busca soluciones hasta que descubre que todo se debe a que Manuel no se identifica con el sexo que le asignaron al nacer. Emprende así una lucha interminable para que sea respetada su identidad de género, ya que es una niña trans. Basado en el libro "Yo nena, yo princesa", sobre la historia de Luana.... Yo nena, yo princesaCritica: claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Yo nena, yo princesa
El Sr. Gustave H., un legendario conserje de un famoso hotel europeo de entreguerras, entabla amistad con Zero Moustafa, un joven empleado al que convierte en su protegido. La historia trata sobre el robo y la recuperación de una pintura renacentista de valor incalculable y sobre la batalla que enfrenta a los miembros de una familia por una inmensa fortuna. Como telón de fondo, los levantamientos que transformaron Europa durante la primera mitad del siglo XX. BudapestCritica:El inicio de Gran Hotel Budapest es ejemplar, como bien nos tiene acostumbrados el director, pero la historia del conserje seductor de octogenarias y su inefable ayudante Zero Moustafa, se acaba deshilachando entre tanta licencia estética y parentésis narrativo. El robo del cuadro renacentista que llevan a cabo ambos es un mcguffin para realizar un modélico ejercicio de dirección y estilo. Y, ya de paso, encadenar un carrusel de cameos planos, incluido el de Bill Murray, que aparece los 30 segundos de rigor para poder poner su cara en el cartel. BudapestWes Anderson es un preciosista como hay pocos eso sí. Cada plano del film compone un lienzo que bien podría adornar cualquier chimenea. La disposición de los elementos es matemática y refleja un gusto por la estética a la vez que reafirma un universo muy personal. Sin embargo Anderson, a parte de preciosista es manierista, y acaba esforzándose tanto en mantener la pose que se acaba olvidando lo que quería contar. Hace presos a los actores y los avoca a la mueca y el esperpento, obligándolos a mantenerse siempre en la superficie del personaje, sin apenas matiz ni cambio de registro. ¿Para qué? La cámara ya hará el resto. Pero en esta ocasión la cámara trata igual las secuencias emocionales que las de acción, donde el director se desgañita gritando referencias y tributos, anteponiendo siempre su gusto personal a la coherencia de la historia. Y cada vez que lo hace, se aleja un poco más de su tesis inicial, de sus personajes y del espectador, creando un tète a tète en el que, o estás en su onda, o estás perdido. Soy consciente que estoy en inferioridad, que formo parte de esa repudiada minoría que estaría más a gusto viendo a Anderson pintando bodegones que expresando emociones. Y disfrutaría de verdad, porque al director de Fantastic Mr.Fox talento no le falta.Después de tantas películas ya me ha quedado claro el universo del director, conozco sus fetiches y sus fobias, tengo su estilo bien asimilado. Pero sigo esperando a que algún día trascienda, que vaya más allá y que, por una vez, se acerque a la verdad de lo que quiere contar.The Grand Budapest Hotel Budapest
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