Se centra en Augusto Pinochet, que no está muerto sino que es un vampiro envejecido. Tras vivir 250 años en este mundo, ha decidido morir de una vez por todas.....El CondeCritica: "...vamos por partes...", dijo El Descuartizador de Barracas, mientras despojaba de extremidades un torso tibio. Siguiendo esa inteligencia, hago la primera y más importante división: esto es cine de autor, arte y ensayo; y para nada pueden suponer que la temática vampírica o el tono satírico hacen de ésta una película de género, sea comedia o terror.Más cerca de Buñuel que de William Lusting o Larry Cohen, El Conde plantea un absurdo con tintes metafóricos (Pinochet no muere, sigue vivo vampirizando a Chile a través de sus desfalcos), a partir del cual se plantean divagues filosófico sobre la historia reciente de Chile. Un absurdo, al mismo tiempo horroroso y tragicómico, para abordar las heridas sangrantes de la post dictadura o transición democrática. Y perdonen que le encuentre el pelo al huevo (de la serpiente), pero me parece que este dictador como un monstruo aislado de la sociedad, es una narrativa que sirve de tapadera para todos sus secuaces y beneficiarios: básicamente, la clase alta chilena, el empresariado, la oligarquía, la clase dirigente de aquellos años oscuros... en otras palabras, a la propia familia Larraín, allegados y amigos. Acá tenemos al talentoso Pablito, rasgándose las vestiduras: "¡pero qué monstruo ese Pinochet!, ¿cómo pudo hacernos esto?"En fin, como dice El Chavo en referencia a su jugo de limón, que en realidad es de jamaica pero sabe a tamarindo: esto parece una denuncia o sátira política, pero está hecho de tapadera cómplice y sabe a trasgresión módica.Lo más sorprendente es que, aún con esas imágenes muy resultonas del dictador sobrevolando Santiago de Chile en busca de corazones frescos para comer; el hermoso y sombrío blanco y negro; o la divertida aparición de personajes históricos que no sería justo espoilear, la película entusiasma cinco minutos y aburre una hora.... El Conde
Larry es un escritor a quien su ex esposa le ha robado la novela en la que había invertido toda una vida, logrando con ella un éxito que ni él había llegado a soñar. Owen es un aspirante a novelista de misterio, totalmente dominado por su insufrible madre, que solicita su consejo para mejorar sus creaciones. Larry sugiere a Owen que estudie la obra de Alfred Hitchcock, su técnica para desarrollar un argumento de misterio. Pero lo que Owen entiende es que, al igual que en "Extraños en un tren", intercambiarán crímenes. Owen deberá asesinar a la ex esposa de Larry y éste a la madre de Owen.
Marta puede ser huérfana y estar afectada por una enfermedad letal, pero es la persona más positiva que se puede conocer. Quiere que un chico se enamore de ella. No cualquier chico: el más guapo de todos. Un día, puede que haya encontrado a su media naranja....Siempre en el mejor momentoCritica: esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia...... Siempre en el mejor momento
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