Desde que su mujer murió quemada en un accidente de coche, el Dr.Ledgard (Antonio Banderas), eminente cirujano plástico, se interesa por la creación de una nueva piel con la que hubiera podido salvarla. Doce años después consigue cultivarla en su laboratorio, aprovechando los avances de la terapia celular. Para ello no dudará en traspasar una puerta hasta ahora terminantemente vedada: la transgénesis con seres humanos. Pero ese no será el único crimen que cometerá...La piel que habitoCritica: La última película de Almodóvar permite al espectador cambiar y mutar su propia piel a convicción, distinción y predisposición. La epidermis en la que se mueve es tan fina y sensible que puede producir sopor, dolor, indiferencia o absoluto placer a discreción. No hay que engañarse tampoco: no es una nueva piel del cineasta ya que vuelve a vestirse sobre membranas que habitaban en sus cintas anteriores. No faltan sus continuados deslices, sus desvaríos y mezcolanza en cuanto al género, referencias y los detalles y recursos del guión que pondrán la piel de gallina a sus detractores e incluso a bastantes de sus seguidores. Pero por encima de todo habita el melodrama aldomovariano tradicional que empapa de sangre vital todas las pieles que la componen.Si en “Los abrazos rotos” el mosaico quedaba dibujado en esas fotografías partidas, desgarradas y destrozadas en cuerpo y alma, invitando a componer el puzle que formaban, aquí los retales de tela succionados por un aspirador nos dan respuestas aunque no conozcamos realmente las preguntas. Porque “La piel que habito” forma una película con un primer acto oculto y velado en el interior de unos torturados personajes. Unas breves imágenes residuales en un televisor dan completa forma a la historia: un guepardo devorando a una pequeña gacela ante la impotencia de los vencidos y el yoga como salvación interior mediante la calma y paciencia ante la destrucción exterior.... La piel que habito
Después de eludir la muerte el mismo día, los distanciados gemelos Milo y Maggie se reúnen para encontrar una explicación razonable del negativo rumbo de sus vidas. Skeleton TwinsCritica:'The Skeleton Twins' (2014) es la segunda película como director (y guionista) de Craig Johnson tras la aquí desconocida 'True Adolescents' (2009). Ahora luce como apadrinado de los hermanos Duplass, adalides del actual cine independiente norteamericano con productora propia, y debido a ello parece que su segunda obra cinematográfica ha logrado un mayor reconocimiento no sólo mediático, sino también artístico, pues ganó el premio a mejor guión en el Festival de Sundance, la fiesta de lo indie por excelencia. Un servidor, antes que nada, confiesa que le hubiera gustado disfrutar más de esta película de lo que lo ha hecho, pues irradia cierto encanto y buen hacer, y pese a no haberse sentido en absoluto conquistado en (casi) ningún momento del escueto metraje, sí que reconoce (quizá) a un pequeño talento del que poder esperar buenos trabajos en el futuro. Skeleton TwinsDe momento, en el que nos ocupa, narra la historia de dos hermanos que, tras muchos años sin saber nada el uno del otro, vuelven a reunirse por el intento de suicidio de él (que evita el suicidio de ella). Lo que sigue a tan peliagudo planteamiento es una tragicomedia sobre la vida, el amor, la infidelidad y los traumas de la infancia que, si bien es cierto que no engola la voz en ningún momento, tampoco parece esforzarse por dejar mella en el espectador, algo narcotizado por la sobreexplotación de los dramas de corte independiente venidos de más allá del charco que hablan de la familia disfuncional en similares (cuando no idénticos) términos. No hay duda de que Craig Johnson sabe colocar y mover una cámara y, ayudado por Mark Heyman, ha trenzado una historia muy bien narrada con inteligentes y apropiadas dosis de humor, pero se echa en falta garra, magia, algo más que una simpatía de ágil sonrisa y efímera complicidad, un brillo, en definitiva, que brota sólo en contadísimas ocasiones (la secuencia durante Halloween o los hermanos cantando a dúo el imborrable 'Nothing’s gonna stop us now' de Jefferson Starship). Skeleton TwinsTampoco colaboran en el levantamiento de la ficción un final anticlimático y un tanto abrupto e inverosímil, que cierra la cinta con un regusto amargo por lo torpe del encadenado de acontecimientos, y el trato algo injusto (aunque quizá sea una apreciación muy personal) que recibe el personaje interpretado por Luke Wilson, un desfalco similar al que sufría el padre al que daba vida Mark Ruffalo en la discutible 'Los chicos están bien' (Lisa Cholodenko, 2009). La cinta sí levanta el vuelo gracias a un soberbio plantel de intérpretes, desde los inspirados Wilson y Ty Burrell hasta, por supuesto, los amos de la función, los gemelos que dan nombre a la película, interpretados por Kristen Wiig y Bill Hader, cuya química (ya disfrutada en la estupenda 'Adventureland' -Greg Mottola, 2009-) se muestra irrefutable en este film. No sorprende el talento de Wiig, que a muchos les (nos) tiene enamorados desde hace tiempo, pero sí que supone la gran revelación del hasta ahora “sólo” buen secundario Bill Hader. Una pareja, sin duda, con un gran futuro por delante (juntos o por separado). Skeleton Twins
Un hombre que encubra un crimen asume que un vecino entrometido pudo haber visto lo que hizo. Le da la vuelta a la vida del vecino para mantener su secreto. Pero, ¿hay algo más en su motivo?
La escapada de una familia a una lujosa casa de alquiler da un giro siniestro cuando un ciberataque los deja incomunicados... y dos extraños llaman a la puerta.
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