Un peluquero anciano escapa de su hogar de ancianos para embarcarse en una odisea por su pequeña ciudad para peinar el cabello de una mujer muerta para su funeral, redescubriendo su brillo en el camino....Swan SongCritica: *Una mirada diferenteLa estética, la estética, la estética. En la residencia de ancianos, vestido con chándal gris y zapatillas blancas, Pat recibe la inesperada visita del abogado de Rita Parker Sloan (Linda Evans). Éste le pide que cumpla la última voluntad de la que fue su mejor clienta y amiga: que sea él quien la peine para su funeral. Algo renace en el interior de Pat ante esta oferta: la vocación por su antiguo trabajo, los recuerdos de sus pasiones de juventud, y la satisfacción de sentirse útil y necesitado, aunque sea por última vez.Se coloca sus anillos y se escapa del asilo con un cartón de cigarrillos para cumplir su cometido. Comienza entonces a construirse el relato de toda una vida y de toda una generación que, durante el siglo pasado, se sirvió de la estética como principal arma para reivindicar lo que aún era necesario maquillar: la homosexualidad.*Necesaria reconciliación con el pasadoEn busca de productos de peluquería para llevar a cabo su encargo, y sin un centavo con el que comprarlos, Pat se reencuentra con personajes de su pasado por las calles de Sandusky. Los tiempos han cambiado y parece haberse avanzado en muchos sentidos, pero él no puede evitar añorar el complejo mundo en el que tuvo que abrirse camino.La visita a la tumba de David, su pareja, que falleció a causa del VIH, a la peluquería de una de sus empleadas (Jennifer Coolidge), quien terminó por hacerle competencia, o al bar en el que solía actuar y que ahora está a punto de cerrar: este periplo prepara a Pat para su cita con Rita. Rita, que no asistió al funeral de David; Rita, quien como muchos otros, creía que para salvarse de los prejuicios heredados bastaba con tener un amigo gay. Ambos tendrán que tener una última conversación antes de despedirse para siempre.... Swan Song
Film inspirado en el documental "Marwencol" (2010), que narraba la historia real de Mark Hogancamp, un hombre que tras sufrir un terrible asalto estuvo en coma nueve días, tras el cual se despertó con una amnesia completa. Su única terapia fue construir en su jardín unas maquetas con figuras de soldados de II Guerra Mundial... Bienvenidos a Marwen CriticaHombre, por fin. Ya se hacía raro tantas películas seguidas de Robert Zemeckis con actores de carne y hueso, sin elementos de animación. Con lo que es este hombre, que parece que trabaja mejor con dibujos animados que con actores reales. La excusa se la pone Marwen, el pueblo de juguete creado por un artista famoso en Norteamérica por sus fotoreportajes de muñecos que fue víctima de un crimen de odio y que encuentra terapéutico proyectar sus miedos, sus anhelos y, en general, sus fantasías, en maquetas que cobran vida por obra de unos efectos digitales a los que Zemeckis estaba deseando echar mano.La película es arriesgada. No tanto por el peculiar estilo de narración, tan del agrado de su director, avanzando a base de respuestas a preguntas que nadie ha hecho pero que están ahí, provocando en el espectador sensación de desasosiego porque algo no encaja y se pregunta si se ha perdido algo o si ha llegado tarde, sino por la ambición de llevar a la pantalla el subconsciente de alguien. No es la primera vez que se intenta algo así, aunque generalmente se había venido optando por trabajar con elementos psicológicos ya sea en forma de juego de planos y contraplanos, de voces interiores o de crear atmósferas de irrealidad. Por contra, “Bienvenidos a Marwen” va en la línea de “Sucker Punch”, creando un universo alternativo de ficción disociado de la realidad en la que vive el protagonista donde, curiosamente, en ambos casos se otorga bastante protagonismo a una componente onírico-fetichista de chicas, armas y lencería que me hace pensar si todos llevamos un sátiro dentro o si es simple casualidad. En cierto, que en el caso de Snyder su mezcla de violencia y erotismo era puro placer visual sin más pretensiones mientras que Zemeckis lo integra dentro de una historia en la que, como decía antes, las respuestas van apareciendo como por arte de magia cuando el espectador está al borde del desquicie: ¿Qué estoy viendo? ¿Son hechos reales o ficticios? ¿Qué le ha pasado al protagonista? ¿Cómo ha llegado a esa situación? ¿Por qué… etc etc?Cada intervalo entre dos preguntas es una respuesta alegórica en forma de aventuras de marionetas digitalizadas que, de alguna manera, simboliza la forma que tiene la mente del artista de encajar la realidad sin revivir el dolor. Y, como también es habitual, muchas veces nos vemos sorprendidos porque la respuesta no es la obvia, que es la forma que tiene Zemeckis de concebir los giros argumentales un director siempre mucho más preocupado de la técnica que de la lírica. Precisamente ahí es donde creo que “Bienvenidos a Marwen” patina un poco. La película tiene su punto de interés, pero yo diría que no donde Zemeckis ha hecho su apuesta (en las escenas animadas, en las marionetas con las caras digitalizadas de los protagonistas, en la acción exagerada) sino en el lado humano, en una historia de resistencia ante la adversidad, de superación de miedos, de no avergonzarse de lo que uno es. Hay un buen trabajo del reparto, aunque inevitablemente, todas las miradas están puestas en sus ‘yo’ digitales que acaparan todo el protagonismo.Buena en lo técnico y, en general, interesante, aunque echo en falta algo de consistencia, un rumbo que cohesione los cuatro aspectos en la vida de Mark Hogancamp seleccionados para ser llevado a la pantalla más allá de ser la excusa para exhibir músculo digital. Bienvenidos a Marwen
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