Anna es una chica solitaria, sin amigos, que vive con sus padres adoptivos. Un día es enviada con el señor y la señora Pegg. Allí, donde se extienden las dunas de arena, conoce a una chica llamada Marnie, quien pronto se convertirá en su mejor amiga. Habiendo aprendido muchas cosas sobre la amistad, Anna se dará cuenta de que Marnie no es quien parece... El recuerdo de MarnieCritica:Nada más devastador que una depresión. Y en raras ocasiones se ha mostrado tan bien, con tanta delicadeza y sensibilidad como en esta película de animación japonesa, que si bien está dirigida a un público infantil, será quizás mejor apreciada por aquellos adultos que tengan la suerte de visionarla. Es un relato poético, lleno de encanto e inventiva, un prodigio de sencillez, que comienza con el devastador llanto de la niña protagonista que se siente inadecuada, torpe, ajena al entorno, extraña entre sus compañeras e indiferente hacia su familia adoptiva. Su desolación es inmensa y además rechaza que nadie se acerque a ella para confortarla. Rehúye cualquier cercanía como si fuera anatema o solo recrudeciera la remota herida que ella atesora como una joya preciada. El recuerdo de MarnieArranque poco halagüeño y, sin embargo, la cinta se desarrolla en un idílico paisaje costero lleno de luz, colores, de una sensualidad exacerbada, de una exuberancia sensorial primorosa que contrasta aún más con la ofuscación de su protagonista. Ella se siente desterrada, maldita, mohína, mustia y taciturna. Ha quemado todos los puentes que la unen a sus semejantes y al espacio y parece querer enterrarse en vida, inmolarse ante un altar pagano como justa expiación por haber perdido en un pasado remoto la presencia y atención de sus padres biológicos, como si su porfiado sacrificio fuera su única forma de subsistencia. El recuerdo de MarnieY, sin embargo, algo ocurre que trastoca su visión del mundo. Conoce a una chica audaz e indómita y entabla con ella una relación ambigua, ambivalente, entre la amistad y la fascinación, entre el embeleso y la ilusión. Quizás sea una ensoñación o una fantasía, quizás sea que sus emociones se han desbocado y claman por hacer acto de presencia en el proceloso devenir que ha rechazado hasta entonces. Esa turbadora Marnie, que da título al filme, parece que la llena de ardor, la hechiza, la deslumbra, la subyuga, la hace crecer y comprender que hay más de lo que ella sospechaba en esta vida, que existen también las emociones positivas, reconfortantes y cautivadoras, que es posible ilusionarse y recobrar la fe en la realidad. El recuerdo de Marnie
Zhou Zenong (Hu Ge) es un gángster que, recién salido de la cárcel, se convierte en fugitivo tras una reunión de bandas que acaba con la muerte de un policía. Tratando de esconderse mientras se recupera de sus heridas, Zhou se encuentra con Liu Aiai (Gwei Lun Mei), una prostituta que puede haber sido enviada para ayudarle, o bien para entregarlo al capitán de la policía (Liao Fan) a cambio de una cuantiosa suma. Perseguido por las bandas y por un dispositivo policial que parece abarcar toda la ciudad, Zhou deberá enfrentarse a los límites de lo que está dispuesto a sacrificar tanto por esta extraña como para la familia que dejó atrás.
Jill Johnson (Camilla Belle), una estudiante de bachillerato, se prepara para trabajar de cuidadora una noche más en una casa situada en una lejana colina. Una vez dormidos los niños, Jill asegura la puerta y conecta la alarma. Pero la tranquilidad de la joven se transforma en miedo cuando unas misteriosas llamadas telefónicas insisten en que compruebe si los niños se encuentran bien. Su miedo se convierte en terror cuando, gracias a la policía, localiza las llamadas y comprueba que proceden del interior de de la casa.
Relato biográfico de una etapa de la vida de la reina María Estuardo de Escocia, que se enfrentó a su prima Isabel I cuando, al volver de Francia tras haber enviudado, reclamaba su derecho a la corona de Inglaterra. María, reina de EscociaCriticaEste remake de la película de 1971 (porque sí, es un remake) trata de contarnos la historia de María Estuardo, reina de Escocia, desde una perspectiva moderna, demasiado moderna, que diluye la Historia y el conflicto político en un puré de amores, desamores, celos y sexo. Pero empecemos con los puntos positivos:el vestuario (no en vano está nominado al Oscar), la fotografía y, sobre todo, las actuaciones de Saoirse Ronan y de Margot Robbie (a la cual, por desgracia, no le dan mucho con lo que trabajar) son de sobresaliente.Por desgracia, todo ello queda diluido en un guión que oscila entre lo decente y lo ridículo (ya profundizaremos en ello), y que, además, prefiere reescribir la Historia desde una perspectiva de corrección política actual que choca profundamente con la época que pretende retratar. Sin duda, el elemento de esta corrección política más evidente es la introducción de personajes afroamericanos, asiáticos y latinoamericanos en la alta sociedad de la época. Habrá quien encuentre esto baladí, pero yo no. El cine, como es obvio, posee una fuerza inmensa para crear imágenes que calen y permanezcan en las mentes de los espectadores, y cuando dicha capacidad se pone al servicio de la reconstrucción histórica se convierte en un arma peligrosísima, ya que puede desvirtuar el pasado, haciéndonos creer que resultaba algo habitual encontrar ocupando altos cargos de las Cortes europeas a personas de un variado espectro étnico (cuando, evidentemente, no era así), pero, sobre todo, y esto es lo verdaderamente peligroso, puede desvirtuar el presente, puesto que el espectador medio, que no suele tener un amplio bagaje de conocimiento histórico precisamente, puede creerse que esta multiculturalidad lleva existiendo desde hace siglos y, por tanto, no ser capaz de valorar el enorme esfuerzo que se ha realizado para llegar a la situación actual y el que se sigue haciendo para mejorarla.Sin embargo, esta multiculturalidad impostada en una película sobre el siglo XVI (a ver si entendemos que colocar en el papel del duque X de una corte medieval europea a un hombre blanco y no a un japonés no es racismo) es sólo la punta del iceberg de la corrección política. Para el resto de los aspectos, es necesario entrar en terreno de spoilers, así que avisados quedáis. María, reina de Escocia
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