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Agente Cooper, una crispada y estricta policía, es tratando de proteger a una sexy y extrovertida viuda, Daniella Riva, de un capo de la droga. A medida que los dos polos opuestos huyen apresuradamente de Texas, se encuentran perseguidas por policías corruptos y sanguinarios pistoleros. Dos locas en fugaCritica:Lo que se presenta es una parodia ligera de las películas policíacas de compañeros, o de policía y preso, pero esta vez con mujeres, lo que puede despistar a algunos. Hay buenas actuaciones y buena química entre las dos protagonistas, y de la relación entre ellas, la policía blanca, cumplidora y cuadriculada, y la colombiana despampanante, esposa de narco, se derivan un buen surtido de bromas y situaciones divertidas, con cliches atribuidos a las mujeres, que resultan sin embargo menos ridículos y descalificadores que los de muchos de sus equivalentes masculinos. En fin, que yo me lo he pasado bien. No me explico unas críticas tan malas. Dos locas en fugaPor una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Dos locas en fugaEs decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. Hot Pursuit
Sofia es una terapeuta de parejas que no es capaz de alcanzar el clímax a pesar de los esfuerzos de su amoroso marido. La pareja de homosexuales formada por James y Jamie deciden abrir las puertas de su relación al invitar a un tercer participante. Los tres asisten a una reunión en la que los participantes toman parte de un banquete sexual.
La historia real de Mildred y Richard Loving, una pareja que se casó en Virginia en 1958. Debido a la naturaleza interracial de su matrimonio, fueron arrestados, encarcelados y exiliados. Durante una década la pareja luchó por su derecho a regresar a casa. LovingCritica:Existe algo más romántico que alguien esté dispuesto a construirte una casa en el lugar de tus sueños? Para que Richard pudiera hacer realidad la promesa que un buen día le hizo a su prometida tuvieron que pasar diez años. No fue por problemas económicos o por falta de empeño. El pecado que impidió a una pareja cimentar su propio hogar consistió en ser blanco y negra en pleno auge racista de la América profunda, hace poco más de 60 años. El matrimonio, que tuvo que sellarse a las afueras de Virginia, fue detenido y condenado a su regreso. El destino, siempre bromista y cruel, quiso que se apellidaran Loving. LovingEl amor es precisamente el que prevalece en esta historia basada en hechos reales que ha querido transgredir en cierta forma los cauces habituales con los que Hollywood tiende a expiar sus pecados xenófobos. Un año después de la polémica por la ausencia de candidatos negros en los galardones más importantes de la industria, llega una película que parecía diseñada para apaciguar el ruido. Si lo hace, esta vez, es por méritos propios. Porque Loving efectivamente denuncia el pasado histórico que sigue sonrojando a buena parte de los estadounidenses, y que reverbera con fuerza en la era Trump, pero lo hace sin los artilugios a los que nos tienen acostumbrados los filmes contra el racismo. Loving
Georgia, 1861. En la elegante mansión sureña de Tara, vive Scarlett O'Hara, la joven más bella, caprichosa y egoísta de la región. Ella suspira por el amor de Ashley, pero él está prometido con su prima, la dulce y bondadosa Melanie. En la última fiesta antes del estallido de la Guerra de Secesión (1861-1865), Scarlett conoce al cínico y apuesto Rhett Butler, un vividor arrogante y aventurero, que sólo piensa en sí mismo y que no tiene ninguna intención de participar en la contienda. Lo único que él desea es hacerse rico y conquistar el corazón de la hermosa Scarlett.
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