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Cocó, de 8 años, no encaja en las expectativas del resto. Todos insisten en llamarle Aitor pero no se reconoce en ese nombre ni en la mirada de los demás. Su madre Ane, sumida en una crisis profesional y sentimental, viaja con sus hijos a la casa materna, donde reside su madre y su tía. El verano cambiará la vida de estas mujeres de tres generaciones distintas a enfrentarse a sus dudas y temores....20.000 especies de abejasCritica: El tema principal de la película, la búsqueda de la identidad, y, dentro de la misma, la identidad de género, es complicado de tratar, sobre todo en la actualidad, o, quizás, siempre. Probablemente, todo espectador antes de sentarse en la butaca tiene su opinión formada sobre el asunto, incluso, para algunos, la misma sea impedimento o condicionante para ver el film, o no.Sin embargo, la manera como tiene la directora de afrontar el asunto es inteligente. Primero, al elegir hacerlo desde la mirada "inocente" de alguien menor de edad, persona que en su descubrimiento del mundo y de sí misma, no para de hacerse cuestiones. Segundo, porque frente a este cuestionamiento infantil, antepone el adulto, principalmente la madre y sus dudas.Mucho se debate si la "elección" o, mejor dicho, el sentimiento sobre la propia identidad de género es genético o no, si es cultural. En este debate, constantemente, se presentan casos de gente menor de edad que sienten y perciben que la identidad con la que los otros les identifican, no es la misma que ellos sienten. En las discusiones y debates escuchados, oímos si quien duda así o quien tiene tal certeza a tan temprana edad, lo hace por las influencias externas, o por el contexto donde habita y se desenvuelve. Otros, argumentan que, simplemente, nació así, es genético y ahora se manifiesta.Lo bueno de la directora es que, como buena realizadora que es, no entra de lleno sobre ello, planea sobre el asunto planteándonos a nosotros las preguntas, obligando a que sea el espectador quien, tras reflexionar sobre lo que ha visto, responda. Evidentemente, Urresola Solaguren, tiene su propia opinión, no es del todo imparcial, pero no impone la misma, la deja caer sutilmente, como una posibilidad más..... 20.000 especies de abejas
Historia de tres hermanos italoamericanos, los Carboni, que viven en un barrio marginal de Nueva York en 1946. Su único sueño es abandonar este conflictivo lugar para siempre. Cosmo (Sylvester Stallone) es un timador callejero de poca monta, pero lleno de extravagantes ideas para convertirse rápidamente en millonario. Su plan es convertir a su tosco pero bondadoso hermano, Víctor, repartidor de bloques de hielo, en un luchador profesional. Lenny, el tercer hermano, es un cínico veterano de guerra, herido en combate, que trabaja en una funeraria
Un chico con autismo y poco deportista se esfuerza por convertirse en un improbable campeón de maratón, lo que le da a su padre una segunda oportunidad de poner a su familia en primer lugar....El milagro de TysonCritica Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... El milagro de Tyson
Alana Kane y Gary Valentine se conocen, pasan el tiempo juntos y acaban enamorándose en el Valle de San Fernando en 1973. Licorice PizzaCriticaLicorice Pizza me ha hecho reflexionar sobre todo aquello que encontramos en las buenas historias y de lo que esta película carece. En el arte de contar historias nada es arbitrario. Hay razones que explican por qué las narraciones que nos gustan tienen ciertos ingredientes: Unos protagonistas complejos, bien construidos, hacen que nos interesemos por lo que ocurre. Porque los conocemos nos preocupan sus asuntos. Una trama principal alimenta el relato y por ello cada escena nos importa, porque tiene relevancia en la urdimbre que se está tejiendo, porque afecta a los personajes y los vemos evolucionar. Los conflictos hacen que nos preocupe el devenir de los personajes y que nos impliquemos en la trama. Los personajes secundarios a menudo aportan otros puntos de vista y le dan profundidad a la historia. Con ellos intuimos que en ese universo hay mucho más, más allá del reducido mundo de los protagonistas. A veces un elemento es más prominente que los demás. A veces lo fundamental es la historia y los personajes están a su servicio. Otras veces la trama sirve para acompañar a los personajes en su viaje personal mientras asistimos a un momento crucial de sus vidas. En muchos casos con acierto se encuentra un justo medio, resultando una historia emocionante con personajes complejos que nos importan y que nos seguirán acompañando cuando se enciendan las luces de la sala. La última cinta de Paul Thomas Anderson carece de todo lo anterior.Veamos. ¿Los protagonistas están bien construidos? Yo diría que no. Acaba la película y no sé qué los conmueve, qué quieren, qué necesitan, cómo les afecta y afectan a su entorno. En definitiva, no sé quiénes son. ¿Y qué decir de los secundarios? Se diría que sólo están para hacer bulto, siendo en su mayoría vainas huecas sin alma. ¿Hay una trama principal que se va desarrollando durante el film? Pues no, no existe o es tan débil que no se sostiene. Leo con estupefacción críticas que destacan esta característica como si fuera algo positivo per se. Por el contrario, mi percepción es que solo vemos una sucesión de anodinas historias inconclusas que no conducen a ninguna parte. ¿Entonces cómo se pretende conseguir que lo que estamos viendo en la pantalla nos resulte interesante? Buena pregunta. Ya sé, seguro que son historias extravagantes, delirantes, emocionantes, divertidas, excepcionales, sugerentes... Pues no, nada de eso. Entonces debe ser que acompañamos a los protagonistas en su viaje personal, vemos como las pequeñas historias cotidianas que se suceden afectan a sus vidas, cómo evolucionan y descubren el mundo que les rodea, igual que en Boyhood o Verano 1993, cómo me gustan esas películas... Pues en realidad tampoco. No hay evolución en los personajes. Al final de la proyección son los mismos que al principio. Por tanto, no hay tal viaje. Entonces debe ser que es un lienzo costumbrista, retrato de un tiempo y un lugar... Bueno, algo de eso hay, no voy a emitir un no rotundo. Licorice Pizza transcurre en un tiempo y un lugar, y ese tiempo y ese lugar están representados en el vestuario, los peinados, el attrezzo y las canciones, en todo lo accesorio. Sin embargo, los personajes, los acontecimientos, los escenarios no son tan singulares como para percibir que sintetizan lo esencial de un tiempo y un lugar. No, esto no es American Graffiti (que mientras escribo tiene una puntuación 6 décimas menor que este film).Capítulo aparte merece lo llamativo de que no exista un tratamiento del paso del tiempo. Durante el visionado varias veces me pregunté si habían pasado días, semanas, meses, o años. Algunas reseñas mencionan que la película transcurre durante un verano en la vida de los protagonistas. Sin embargo, eso lo habrán leído en la sinopsis, porque en la película no está. Y si no está en la película no es cierto.Leo críticas muy favorables y no puedo esquivar la sospecha de que en ellas ha tenido mucho peso el nombre "Paul Thomas Anderson" y que si ese nombre no apareciera en los créditos, leeríamos otras opiniones muy diferentes. Las leo, las analizo y sigo buscando qué hace a Licorice Pizza merecedora de tan alta estima. Y lo que me gustaría ahora es que alguien la viera, disfrutara de sus bondades y consiguiera transmitirme qué fue aquello tan maravilloso que experimentó esa vez mientras se proyectaban imágenes en movimiento sobre una pantalla en una sala oscura. Así que, por favor, vayan a verla, disfrútenla, y, sobre todo, explíquenmelo después. Licorice Pizza
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