Blanca, una mujer que ha perdido la memoria, recibe la ayuda de Sean, un cazador de serpientes junto al que intentará conocer su identidad. Por el camino, tendrán que superar diversos obstáculos, a la vez que el afecto va creciendo entre ellos. Justo cuando están a punto de descubrir quién es Blanca, se produce el desastre…
El día de su quinto aniversario de boda, Nick Dunne informa que su esposa Amy ha desaparecido misteriosamente. Pero pronto la presión policial y mediática hace que el retrato de felicidad doméstica que ofrece Nick empiece a tambalearse. Además, su extraña conducta lo convierte en sospechoso, y todo el mundo comienza a preguntase si Nick mató a su esposa... Adaptación del best-seller "Perdida", de Gillian Flynn. PerdidaCritica:Perdida" es una película de Alfred Hitchcock desarrollada en pleno siglo XXI, con todo lo bueno que eso conlleva y las pocas pegas que se le puede poner a una película anacrónica, en cierta medida, si bien se las ingenia para ser actual y rabiosamente moderna. Para poder explicar todo esto tendré que entrar en ligeros spoilers, por lo que si no habéis visto el film os recomendaría dejar de leer aquí. Tampoco serán muy graves, porque no es una película 'con sorpresa': lo importante es el desarrollo y lo que se puede leer entre líneas. Dicho lo cual, partimos de la base de que tenemos a un hombre que tras anunciar a la policía la desaparición de su mujer termina siendo acusado de su asesinato. La serie de pistas dispuestas por el escenario apuntan a este giro, pero todo cambia al ponerse fin al primer acto de la película. En éste, habíamos visto cómo día tras día el personaje de Affleck (Nick Dunne) se iba desmoronando, y en paralelo, siempre en momentos de sueño o reposo, los huecos se rellenaban con flashbacks del diario de su mujer Amy (excelentemente interpretada por Rosamund Pike). Terminado el primer acto se sucede el milagro: ni desaparecida ni muerta, está vivita y coleando. Fincher desmonta el cine de Hitchcock y su "Psicosis" no matando a la protagonista, sino resucitándola. Al mismo tiempo, establece a un falso culpable. Tenemos una película 'hitchcockiana' sobre la mesa. Pero la cosa sigue. PerdidaEl film evoluciona, como hasta entonces, mostrando en paralelo las andanzas de Nick y de Amy. Vemos en el pasado cómo el matrimonio a priori perfecto es una manzana llena de gusanos, nunca podemos distinguir entre lo real y lo ficticio desde que conocemos el perfil de la mujer, manipuladora y calculadora, pero no importa: lo llamativo es el proceso. Cómo las normas se trasgreden en favor del espectáculo, de crear un castillo de naipes que sabemos que acabará cayendo pero no en qué circunstancias. Inteligentemente la película había dispuesto las pistas, como Amy hace con Nick, y fuera de la pantalla el juego de ir enlazando unas cosas y otras se sucede con total naturalidad. No es un film laberíntico pero sí uno juguetón, que se regodea en su capacidad para generar tensión con detalles mínimos. Es una delicia, dicho de otra forma. Independientemente de lo bien que esté realizado (que lo está, Fincher es uno de los más grandes realizadores en activo, y se nota), musicalizado (ídem) y en general facturado, lo que me intriga de la película es su guión. Cómo apunta a tantas cosas (el matrimonio, el relato criminal, la investigación, etc.) sin que la cosa parezca forzada. Todo respira, todo interesa, incluso cuando conocemos el misterio y lo verdaderamente interesante es descubrir, ahora sí, cómo acabará la cosa.Gone Girl Perdida
Podría parecer que esta es la última película sobre las aventuras de dos compañeros policía, pero hay un problema, ninguno de los dos lo es. Cuando los dos amigos se disfrazan de agentes de la ley para una fiesta de disfraces se convierten en la sensación del barrio. Al ver el inmenso poder que les ofrecen estos uniformes los dos compañeros deciden aprovecharse al máximo de esta nueva situación de autoridad. Pero cuando estos dos héroes de nuevo cuño se ven enredados en una trama mafiosa de la vida real deberán decidir si poner sus placas falsas en acción o faltar a su deber como falsos policías. Let's Be Cops Agentes del desordenCritica:Arranca como una trivial introducción en el mundo del capitalismo; dos mindundis son repelidos por el sistema y están condenados al desprecio y a la marginación social, son ninguneados en sus puestos de trabajo, de baja autoestima y con una propensión a salir mal parados de todo tipo de situaciones vitales que se les presenta por delante: dos fracasados en toda regla. Hasta que de repente les da por usar dos disfraces de policía muy reales, para hacerse pasar por agentes de la ley e ir por la ciudad en busca de aventuras. Agentes del desordenLo que puede dar lugar a un entretenimiento verdaderamente hilarante en la mente de uno, es en realidad una agonía camuflada tras una idea que convence por mera inercia, pero que no se sostiene por puro patetismo que presenta la realización. Desarrollo lamentable, ineptitud en la dirección. El resultado es un descafeinado divertimiento que dejará a muchos insatisfechos debido a la renuncia del empleo de un humor más gamberro y desmedido, y por consiguiente (aunque no lo parezca) unas cinco veces más inteligente. Agentes del desordenEl personaje de Damon Wayans Jr., simplemente me irrita, no para de cortarle el rollo al otro, comiéndole el tarro sin para un solo instante, convirtiéndose en una verdadera pesadilla. Apreciar sus esquizofrénicos brotes... me saca de quicio. Pero no, que eso es lo que supuestamente es divertido. El feeling entre los protagonistas es nulo, todos los secundarios están mil veces mejor (algo bueno tenía que tener la película, sí sí, es curioso), y en líneas generales, la película en sí es una idiotez de dimensiones desproporcionadas. Pero no en el buen sentido, el que uno asocia a una diversión disparatada, sino en el del frikismo yanki más absoluto. Agentes del desordenEl final, como no, made in Hollywood, moralina hipertrofiada en medio de un desenlace patético y cobarde, sin sentido alguno y blando e insulso como la película sola. Por un momento hasta parece bueno, ya sabéis, esa fórmula con la que se les da tan bien agitar las conciencias de la peña y esta salga contentos del cine después de haber presenciado hora y cuarenta y cinco minutos de mierda, pero aquí no. En otra película de mayor criterio y que presente un mayor grado de amor propio que evite, al menos, de incurrir en ser objeto de vergüenza ajena, hubiera quedado bien; si la película me hubiese pareciedo buena a mí también me convencería ese tipo de final, pero aquí sí que se han columpiado. De tal modo que lo único que aciertas a decir es: "Vaya mierda. Venga, ¿y qué más? Jajajaja, que puta mierda" Luego, como de costumbre están los créditos, que son los que encierran el material gracioso de la película. Asi que esa es la estrategia, ¿no? Hacer una mierda de película, con un final repleto de falsa moral y hacer unos créditos en teoría graciosos, pero que en realidad sean objeto de puro estúpido, una vez más. Así ahorramos en dinero y en ingenio, no pensamos, le damos al piloto au tomático y emitimos la bazofia que salga. Joder, yo con 15 años concebiría una película mejor, más divertida. Inútiles... Ponen a retrasados a cargo y pasa lo que pasa. Dadle un boli a un mono y ya tenemos la secuela. Agentes del desorden
Dejando atrás la seguridad de su casa, Wendy, Michael y John siguen a Peter Pan a un mundo mágico donde la infancia dura para siempre. Pero en Nunca Jamas, los niños deben hacer frente al capitán Garfio y frustrar sus planes de deshacerse de Peter Pan para siempre.
Las mujeres de una pequeña localidad rural acuciada por la despoblación viven entre la abulia de su día a día donde nada extraordinario ocurre y un profundo deseo de experiencias liberadoras que les haga reencontrarse con el lugar donde creen fueron felices o soñaron serlo....Destello bravíoCritica: Avalada por el genial título de “Destello bravío”, la película de Ainhoa Rodríguez ha sido comparada con Fellini, reconocible en la escena de autofetichismo de la mujer rural que representa el núcleo del mensaje de la cinta; también con Buñuel, por el enfoque surrealista de esa temática noventayochista pero inmortal que es “El problema de España”, más difícil de resolver que el último teorema de Fermat y aquí centrado en la muy de actualidad España vaciada. Entre estas muy citadas fuentes de inspiración no se suele mencionar a Juan Rulfo y su Pedro Páramo, a pesar de que a quien esto escribe ambas obras le resultan semejantes, cuando menos emparentadas. No parece tratarse, con estos andamiajes, de una cinta social. De todos modos lo es.Puestos a buscar referentes, esta película es el reverso contemporáneo de “Las Hurdes (Tierra sin pan)” (Luis Buñuel,1933). Si en aquella el de Calanda componía una genial y tramposa ficción que nos hacía pasar por realidad para acercarla más aún a la verdad si cabe, aquí la directora nos disfraza de exótica ficción una seca, descarnada y próxima realidad, también logrando una mayor honestidad que la que se consigue con la mera filmación de unas costumbres presentadas como escombros pintorescos, o un desfile de entrevistas con cocinas de carbón al fondo. Aquí se prefiere el monólogo espontáneo, el diálogo vivo y casual.Rodríguez, que vivió durante casi un año en el pueblo donde se rueda "Destello bravío", contaba en las entrevistas de promoción que para ella esa había sido una dura, agotadora e intensa experiencia. Esto se manifiesta claramente en la pantalla, la autora admira a estas mujeres del ardiente campo extremeño que tienen el valor de enfrentar la vida. Porque en nuestra existencia más urbanita, la vida con mayúsculas queda escondida convenientemente entre horarios, compromisos, redes sociales… nos resguardamos en ellos para no enfrentarnos al abismo y misterio que son el pan duro de cada día para los protagonistas del presente filme.... Destello bravío
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