Continúa contando las hilarantes aventuras de uno de los mamíferos favoritos de la prehistoria. Tras un distanciamiento con su hermana mayor, Ellie, los hermanos Crash y Eddie parten a la búsqueda de un lugar propio, pero rápidamente acaban atrapados en una caverna subterránea. El aventurero Buck Wild acudirá a su rescate y juntos, tendrán que enfrentarse a los dinosaurios del Mundo Perdido..La era de hielo: Las aventuras de BuckCritica: llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... La era de hielo: Las aventuras de Buck
Un grupo juvenil se prepara para lo que será el verano de su vida, incluso secretos, está, sexo, confusión, tardes y vacaciones.
En un futuro cercano, Norteamérica se ha convertido en un páramo asolado por la radiactividad. Una única y gran megalópolis se extiende a lo largo de la costa este: Mega City 1. Esta inmensa y violenta urbe cuenta con una población de más de 800 millones de personas, cada una de las cuales es un infractor en potencia. Los encargados de acabar con el caos e imponer el orden son unos individuos que actúan a la vez como agentes de la ley, jueces, jurados y verdugos. Al frente de ellos está Dredd (Karl Urban), una leyenda viva de la justicia que vive entregado por entero a hacer cumplir la ley. En una misión aparentemente rutinaria junto a Cassandra Anderson (Olivia Thrilby), una juez novata dotada de grandes habilidades psíquicas, se disponen a investigar un homicidio en un peligroso rascacielos de 200 pisos de altura, controlado por el clan de la despiadada Ma-Ma (Lena Headley).DreddCritica:Dredd” empieza con un prólogo sublime que nos describe a la perfección qué es Mega City Uno: Una megalópolis que ocupa toda la Costa Este de Estados Unidos con alrededor de 800 millones de habitantes y una tasa de paro del 90%, en la que los criminales mandan y los jueces son la única fuerza del orden. Los llamados “Jueces” poseen los poderes de juez, jurado y verdugo. DreddSin tiempo de asumir lo escuchado, el film no escatima ni un segundo en pasar a la acción, mostrándonos brutalidad y crueldad en una breve persecución. Unos primeros minutos para dejar claro al espectador que “Dredd” no va a andarse con chiquitas, y que la violencia lícita va a ser lo que va a predominar y que sobretodo, nada tiene que ver con aquel film protagonizado por Sylvester Stallone en 1995. DreddEl Juez Dredd (Karl Urban) es el último hombre capaz de desafiar a los criminales e impartir la ley, haciendo que ésta se cumpla. Tras ser informado de un crimen atroz en el barrio marginal vertical controlado por Ma-Ma (Lena Headey), se dirigirá hacia allí con Cassandra Anderson (Olivia Thirlby), una novata que ha sido asignada con Dredd para ser evaluada. Pocos jueces son los que se atreven a adentrarse en ese recinto de 200 pisos, controlados en su totalidad por Ma-Ma, dueña y señora de la nueva droga que se está extendiendo en la ciudad: el “Slo-Mo”, una sustancia que hace experimentar la realidad alterándola una fracción de su velocidad normal. En otras palabras, se tiene la sensación de ver las cosas a cámara lenta. Ma-Ma que no permitirá que su imperio sea destruido, emprenderá una brutal guerra contra Dredd y su acompañante novata. Dredd
En el año 2054 los viajes en el tiempo son una realidad. La patente de la nueva tecnología la tiene una empresa al frente de la cual está Charles Hatton (Ben Kingsley), que ha organizado safaris para cazar dinosaurios prehistóricos. Travis Ryan (Edward Burns), como jefe de la expedición, es el encargado de la seguridad de los viajeros. Sin embargo, jugar con el tiempo es muy peligroso y el más mínimo error puede tener consecuencias devastadoras en el presente. Ryan y la doctora Sonia Rand (Catherine McCormack) tendrán que enfrentarse a toda suerte de peligros para sobrevivir y para evitar alteraciones del presente.
Un hombre que está sufriendo una crisis de mediana edad encuentra un nuevo significado en su vida como parte de un equipo de natación sincronizada aficionado, de hombres, de mediana edad.
Badru espera que su colérico marido cambie si deja de beber. Pero cuando su rabia provoca una tragedia, su madre y ella ponen en marcha una audaz (aunque torpe) venganza....DarlingsCritica: pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Darlings
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