Michael (Interpretado por Zach Braff) tiene una vida aparentemente perfecta, un trabajo estable y una novia encantadora (Interpretado por Jacinda Barrett). Pero cuando esta se queda embarazada y él conoce a la irresistible Kim (Interpretado por Rachel Bilson), su relación se deteriorará. Michael tendrá entonces que tomar importantes decisiones.
En un pequeño pueblo de la Inglaterra de 1959, una mujer decide, en contra de la educada pero implacable oposición vecinal, abrir la primera librería que haya habido nunca en esa zona. De libros, amores y otros malesCritica: Así lo sentí nada más salir de la sala de cine.A priori, una película con elementos que me gustan: la temática, la ambientación, los actores y las actrices. Lamentablemente, bastan cinco minutos para que la decepción empiece a asomar la colita. Quieres pensar que no, que todo va a remontar según avance la trama y la relación entre los personajes se afiance, pero es un aspecto que nunca llega a producirse.Desde mi punto de vista, la película fracasa en el montaje, en la dirección de actores, en la interpretación, en el guion y por un abuso constante de la voz en off. Todo ello da como resultado lo peor que puede ocurrir en el cine: que nada te emocione, que nada te conmueva.El montaje se siente deslabazado sin que haya un sensación de conexión entres escenas y cambios de escena. La falta de ritmo es constante y la estupenda fotografía se queda en eso, en bellas estampas sin solución de continuidad. A esto se le suman las continuas, innecesarias e idénticas gesticulaciones faciales de Mortimer que utiliza en todo momento para toda clase de emociones a quien se le suma un James Lance sobreactuadísimo (el nihilista Mr Thorne) que produce extrañeza y sonrojo en cada escena por su aparatosidad gestual más que ser seña de personalidad. La niña, Honor Kneafsey, sientes en todo momento que está desaprovechada, al igual que Bill Nighy y Patricia Clarkson, dos estupendos profesionales. De los más secundarios y terciarios mejor no hablar.Porque el guion también va a saltos en ese afán de soltar frases lapidarias. No funcionan en casi ninguna ocasión entre casi ningún personaje, y así poco se puede hacer. Al no tener un montaje adecuado ni un guion que defina personajes (además de la cargante voz en off), las interpretaciones fracasan, los sentimientos no llegan. Y el problema es que quieres emocionarte, empatizar, pero es imposible. No entiendes por qué adjudican a la protagonista el adjetivo "coraje" (tienes que adivinar que simplemente por el hecho de abrir una tienda y no hacer caso de la rica del pueblo que está acostumbrada a hacer lo que le viene en gana ya es muy valiente, aunque no haga nada más y luego el coraje brille por su ausencia cuando tiene que luchar de verdad), por qué la mala es tan mala (sí, hace lo que quiere... pero para abrir un centro cultural, carajo, que no va a abrir una tienda de ropa. Además, apenas aparece en la película), por qué se llevan tan bien Nighy y Mortimer hasta el punto del enamoramiento si la relación no está construida bajo ese prisma.Termina la película de una forma incendiaria pero la apatía se ha instalado en mí y ya ni siquiera ese último gesto de resistencia llega al corazón, porque de nuevo ahí está esa voz en off que te dice lo que tienes que sentir, la moraleja.Resoplas, te pones la chaqueta, sales del cine y sientes tanto, tanto, tanto que la película no te haya gustado...
Jessie (Carla Gugino) y Gerald (Bruce Greenwood) son un matrimonio maduro que viaja a una remota cabaña con la esperanza de revitalizar su deteriorada relación en un sitio apartado y tranquilo. Allí Gerald propone a su mujer un juego sexual: esposarla a la cama para incrementar las sensaciones. Pero cuando éste muere de un infarto, Jessie tendrá que luchar por su supervivencia. Gerald's Game GeraldCritica:Combinando retales de Cujo y Eclipse total (Dolores Clairbone) -puede que hasta de Cadena Perpetua (o La redención de Shawshank) con la idea de juguetear con los flashbacks y flashforwards así como en el lado de sobrevivir y penetrar en la psique de los personajes-, El juego de Gerald es la mejor adaptación de Stephen King en términos de pura tensión humana desde los tiempos de Misery.No es sólo la estupenda tensión (y una imaginería de puro terror que puede inducir a pesadillas fácilmente), ni tampoco unas interpretaciones magistrales de Carla Gugino y Bruce Greenwood. Ni siquiera una premisa llena de suspense, con perro hambriento incluido y puntuales jirones de gore. Son los momentos -por suerte, muchos- en los cuales los diálogos y el corazón de la historia laten muy por encima de todo eso lo que la convierten en todo un pelotazo en sus propios términos. Gerald Que esté sólo en Netflix se me antojo hasta de un tanto injusto, pues aún con una factura un tanto televisiva, está rodada y presentada con la suficiente elegancia como para ser estrenada en salas comerciales (aún teniendo una vida comercial justita). Es una gran película, una genuina sorpresa y otro paso adelante en el rejuvenecimiento actual de Stephen King en el cine. Cuánto menos se sepa, mejor. Haz caso de las críticas positivas, pues esta es una de las ocasiones en las cuales el hype es real. Debe ser vista. Gerald
La historia de uno de los dúos cómicos más famosos de la historia del cine. El estadounidense Oliver Hardy y el británico Stan Laurel, más conocidos como El Gordo y el Flaco, protagonizaron un triunfante tour de despedida a principios de los años 1950, en un momento en el que sus carreras estaban de capa caída. Lejos ya de su etapa dorada e ignorados por el público, la pareja se embarca en un tour por Gran Bretaña e Irlanda. Con el apoyo de sus mujeres, Lucille e Ida, y gracias al amor por su trabajo y por sus años de colaboración, Stan y Ollie logran superar un exigente calendario y se aseguran un lugar en el corazón de su público.
Un recluta tiene que demostrar su valor cuando el ejército australiano se prepara a incursionar en la II Guerra Mundial.
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