Tercera entrega de la saga basada en los famosos videojuegos. En esta ocasión, nuestra heroína, Milla Jovovich, junto con los supervivientes de la catástrofe acontecida en la ciudad de Raccoon deben atravesar el desierto de Nevada con la esperanza de llegar a Alaska, antes de que los de la Corporación Umbrella les alcancen. Resident Evil 3: La extinción Resident Evil 3Critica: Lo confieso: considero la primera película de Resident Evil ya no una digna adaptación -algo libre- de una de las mejores sagas de videojuegos de la historia, sino además una buena película de zombies. La vi en el cine en su momento y me encantó, tanto como para repetir con la segunda. Esa ya era más serie B, sí, y tenía momentos bochornosos... ¿pero qué me decís de todos esos guiños, escenas o diálogos calcados a los de varios videojuegos de la serie? ¿Esa escena de las cristaleras a lo Code Verónica? ¿O el equipo de Carlos? También era la mar de entretenida siempre que no se buscase una Obra Maestra. Y con el final abierto de aquella, era de esperar esta "Extinción" que nos lleva años en el futuro de "Apocalipsis": La raza humana ha sido casi reducida, los zombies copan la mayor parte de la tierra, los recursos escasean... vaya, la cosa pinta muy mal. ResidentBajo este marco post-apocalíptico que hemos visto en mil millones de películas, Mulcahy levanta una cinta que, como las dos anteriores, no pasará a formar parte del Top10 anual de ningún crítico de cine, pero sin duda entretiene y mucho. El primer acierto de la película es mantener la base original: es decir, tenemos una muy, muy leve adaptación del videojuego, en forma de algún tipo de criaturas y varios personajes. El segundo acierto es admitir sus inspiraciones: si bien Capcom declaró abiertamente que Resident Evil había sido creado bajo la mirada que George A. Romero le quiso dar a los zombies, este último también ha admitido en más de una ocasión que Resident Evil ha pasado a formar parte de su micro-universo. Vaya, que una fuente se nutre de la otra, y todo fluye. Resident
Brian era un niño cuando vio morir a su padre en acto de servicio durante un incendio. Veinte años después, tiene que someterse a un duro periodo de pruebas en la compañía que manda su exigente hermano Stephen, para ser bombero en Chicago. Superado el escollo, su trabajo consistirá en investigar incendios para descubrir si han sido provocados. Mientras un pirómano se dedica a provocar incendios, los dos hermanos intentan superar las rencillas del pasado.
Un padre vive una crisis personal cuando descubre que su hijo está huyendo de un mal negocio relacionado con las drogas. Los dos hombres se embarcan en una odisea de violencia.
Cuando unos viejos enemigos matan a su familia, un antiguo sicario de la mafia huye a Milán con su intrépida hija para esconderse mientras planean su venganza....Me llamo VenganzaCritica: ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Me llamo Venganza
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